Cuando se inició el proceso de promover la importancia de la educación para niñas y niños, sin distinción, el punto focal fue la inclusión. Lograr que en las escuelas ingresaran y se mantuvieran tanta cantidad de niño como de niñas era un aspecto primordial
Hace algunas semanas se conoció que, en la Universidad de Medicina de Tokio, las autoridades habían estado alterando las calificaciones de los exámenes de admisión para privilegiar el ingreso de los hombres, por encima de las mujeres desde 2006. ¿La razón?: consideraban que las mujeres no ejercerían la medicina al graduarse, dado que se enfocarían en formar una familia, tener hijos y atenderlos.
Esta situación no es más que el reflejo de lo que la sociedad continúa asumiendo como verdad: invertir en la formación de las mujeres no es rentable, porque nosotras tenemos “otras” responsabilidades que cumplir.
El hecho de que haya ocurrido en una de las universidades más prestigiosas de Japón, y en este período de tiempo donde pareciera que la igualdad es casi un hecho, nos lleva a enfrentarnos a una realidad dolorosa: seguimos atrasadas en la tarea de cambiar las creencias y paradigmas que sostienen la desigualdad. Y eso no lo vamos a lograr sin incluir el enfoque de género en la educación.
Creencias que deben ocuparnos
El Informe de Oxfam: “Rompiendo Moldes: transformar imaginarios y normas sociales para eliminar la violencia contra la mujer” (julio, 2018), presenta el resultado de 4731 encuestas aplicadas a jóvenes de 15 a 25 años, entre marzo y abril de 2017, en Bolivia, Colombia, Cuba, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y República Dominicana. Asimismo, participaron 47 grupos focales y se efectuaron 49 entrevistas a profundidad.
Algunos resultados:
La normalización de la violencia, y los mitos relacionados con la hipersexualidad masculina y la “provocación” de las mujeres en este sentido, continúan transmitiéndose de generación a generación. Creer que los hombres son el sustento del hogar y las mujeres tienen la exclusividad de las labores de cuidado, son justo el tipo de ideas que fundamentan acciones como las comentadas al inicio del presente artículo. Algo nos está faltando, en algo estamos fallando garrafalmente, porque aún en esta era, llamada de la información, cuando todas y todos podemos acceder a datos e ideas sobre casi todos los temas posibles, nuestras/os jóvenes mantienen intactas las creencias ¡de los años 50¡, cuando se trata de los roles del hombre y la mujer en la sociedad.
Enfoque de género en la educación: más allá de la inclusión
Cuando se inició el proceso de promover la importancia de la educación para niñas y niños, sin distinción, el punto focal fue la inclusión. Lograr que en las escuelas ingresaran y se mantuvieran tanta cantidad de niño como de niñas era (y sigue siendo) un aspecto primordial. Por eso continúa presente en la Agenda de Desarrollo 2030.
La UNESCO considera “al contexto educativo un reflejo de la sociedad” por tal razón, los Estados deben actuar en función de “apoyar la igualdad y combatir la discriminación derivada de prácticas sociales y malas condiciones económicas”. En el Marco de Acción de Dakar, adoptado en el Foro Mundial sobre la Educación en el año 2000, uno de los Objetivos contenidos en el numeral 8 es: “aplicar estrategias integradas para lograr la igualdad entre los géneros en materia de educación, basadas en el reconocimiento de la necesidad de cambiar las actitudes, los valores y las prácticas”.
Los resultados de la encuesta aplicada por Oxfam nos revelan que esos valores y prácticas no han sido cambiados. No debe ser suficiente decirles a las niñas: “Tienes las mismas oportunidades que los niños para estudiar” pero…, seguimos transmitiendo enseñanzas donde los hombres son los héroes, los vanguardistas, los descubridores y conquistadores. Seguimos enseñando que, aunque tengas la misma oportunidad, probablemente eso no cambie tu rol en la sociedad, porque bueno, eres mujer. Enseñamos que las mujeres deben ser buenas madres y los hombres sustento…ahhh, pero si no es así, para eso eres una mujer empoderada que puedes trabajar y cuidar a tu familia como debe ser, y sin quejarte, porque ¿quién te mandó a parir?
Esas ideas añejas que siguen incrustadas en el imaginario de nuestros jóvenes deben transformarse en el impulso necesario para exigir, como lo hicieron activistas de Amnistía Perú recientemente, la inclusión del enfoque de género en la educación, ¡aquí y ahora!
Foto: ShutterStock/ Monkey Business Images
Fuentes:
http://www.unesco.org/new/es/quito/education/gender-and-education/
http://unesdoc.unesco.org/images/0012/001211/121147s.pdf
Tags: Educación, Enfoque de género, violencia contra las mujeres, mujer empoderada, Agenda de Desarrollo 2030.
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