Jueves, 19 de enero, 2017
Molina, Víctor

La justicia italiana condenó esta semana a cadena perpetua a ocho ex militares latinoamericanos por el caso Plan Cóndor , acusados de haber implementado una represión contra opositores.


La justicia italiana condenó esta semana a cadena perpetua a ocho ex militares latinoamericanos por el caso Plan Cóndor. Los militares provienen de Bolivia, Chile, Perú y Uruguay. Los condenados fueron: los chilenos Hernán Jerónimo Ramírez y Rafael Ahumada Valderrama; el uruguayo Juan Carlos Blanco; los bolivianos Luis García Meza y Luis Arce Gómez y los peruanos Franciso Morales Bermúdez, Pedro Richter Prada y Germán Ruiz Figueroa, acusados de haber implementado una represión contra los opositores.

En la década de los 60, 70 y 80, la mayoría de los países latinoamericanos eran gobernados por dictaduras militares. Durante estos años, las desapariciones forzosas de opositores políticos y las detenciones arbitrarias, así como la tortura, eran el pan nuestro de cada día patrocinado por la CIA, que entregaba verdugos en la tristemente célebre Escuela de las Américas (hoy Instituto del Hemisferio Occidental para la Cooperación en Seguridad) para lucha contra el comunismo a costa de rebajar la integridad de los cuerpos de seguridad occidentales.

Los regímenes de turno en Chile, Argentina, Brasil (Emílio Garrastazu Médici), Uruguay, Bolivia y Paraguay coordinaron entre sí poner en marcha un operativo que recibió el nombre de «Operación Cóndor», para coordinar entre sí la manera cómo se desembarazaban de las personas "indeseables"

Los casos más graves se produjeron en Argentina, donde hubo 30 mil desaparecidos y 10 mil presos políticos, y en Chile, con 3 mil desaparecidos y una cantidad de presos políticos similar.

Al descubierto

Hace 10 años, el gobierno norteamericano desclasificó informes que daban cuenta de la Operación Cóndor, que dan fe de la elaboración de listados y el ejercicio permanente de control sobre los más destacados activistas y opositores. Fue la CIA la que facilitó las coordinaciones entre los militares uruguayos y sus similares de Chile y Argentina, dando lugar a las ya analizadas operaciones conjugadas entre ellos que estaban previstas en la Operación Cóndor. Sin la ayuda de Estados Unidos, ningún país de la región habría conseguido organizar el sistema de la Operación Cóndor. Aparte de la coordinación, fue la agencia norteamericana la que proporcionó la tecnología puntera usada en la producción y utilización de una base de datos común a todos los países miembros.

Las luchas por aclarar y desmantelar todas las atrocidades cometidas en el marco del Plan Cóndor reflejan que la lucha por la justicia internacional está activa y son una luz de esperanza para tantas personas que merecen una reparación adecuada por violaciones a los derechos humanos que podrían estarse cometiendo en la actualidad. Cada vez existen más instrumentos para lograrlo. La condena por parte de la Corte Penal Internacional a 18 años de prisión dictaminada contra Jean-Pierre Bemba el año pasado, antiguo vicepresidente congoleño, y que el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia haya declarado culpable a Radovan Karadžić, ex presidente de la República Srpska, por dirigir y comandar a las fuerzas serbobosnias para crear una "situación insoportable de inseguridad total sin esperanza de vida futura" en Bosnia y Herzegovina en los años noventa, son una prueba de ello.

La justicia puede tardar, pero tarde o temprano, llega.

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