Lunes, 26 de junio, 2017
Damiano, Daniela

Amnistía Internacional ha declarado que las autoridades venezolanas no garantizan a las y los periodistas nacionales ni extranjeros condiciones mínimas para que ellos puedan realizar su labor. Más bien, existen decenas de denuncias copiladas en el capítulo Venezuela de su más reciente informe global donde se pone de manifiesto que el denominador común de las y los periodistas que mantienen posturas críticas contra el gobierno y cubren protestas son víctimas de robos de sus equipos, agresiones físicas y en algunos casos hasta han sido encarcelados.


Ejercer el periodismo se ha convertido en un desafío digno de héroes y heroínas dado a que la censura y la criminalización han aumentado a niveles exponenciales. Venezuela, es uno de esos países dónde llevar una cámara, un micrófono o una credencial de prensa no asegura que el o la periodista pueda llevar a cabo libremente y de forma segura el milenario trabajo de informar, más bien la y lo convierte en blanco fácil de múltiples agresiones.

Amnistía Internacional ha declarado que las autoridades venezolanas no garantizan a las y los periodistas nacionales ni extranjeros condiciones mínimas para que puedan realizar su labor. Más bien, existen decenas de denuncias copiladas en el capítulo Venezuela de su más reciente informe global donde se pone de manifiesto que el denominador común de las y los periodistas que mantienen posturas críticas contra el gobierno y cubren protestas son víctimas de robos de sus equipos, agresiones físicas y en algunos casos hasta han sido encarcelados.

Para Carlos Correa, director de la ONG Espacio Público, en los últimos cinco meses del 2017 se han registrado más agresiones contra profesionales de la comunicación que las denunciadas en lapsos completos de años anteriores. “Los periodistas, reporteros y camarógrafos son más atacados durante la cobertura de manifestaciones disidentes al gobierno venezolano. Hasta el momento hemos registrado 367 casos y 417 víctimas, cifra inédita que representa un alarmante repunte en contra de la garantía del ejercicio del periodismo, la libertad de expresión y el derecho a la información en el país”.

Estadísticas publicadas por esta organización muestran que los principales agresores de las y los periodistas que ejercen su profesión en Venezuela son los agentes de cuerpos de seguridad del Estado, funcionarios del gobierno y hasta el mismo Presidente de la República. Entre los maltratos más denunciados por los profesionales de la comunicación se encuentran la censura, la agresión física y verbal, la intimidación y la amenaza. [1]

Correa denunció que no ha habido declaraciones claras por parte de funcionarios del Estado que condenen los ataques que han sufrido periodistas, situación que desencadena el aumento de la impunidad y, por ende, la normalización y multiplicación de la ejecución de malos tratos contra este gremio.

Amnistía Internacional también ha revelado que muchas de las denuncias sobre agresiones contra periodistas han llegado hasta las instancias de la Fiscalía General de la República, pero no han obtenido ningún tipo de respuesta que determine responsabilidades e imponga sanciones. “En junio, 17 periodistas y profesionales de los medios de comunicación que cubrían las protestas en Caracas por la escasez de alimentos sufrieron agresiones y el robo de sus equipos. El caso fue denunciado ante el Ministerio Público, sin resultado alguno”.

La cobertura del conflicto venezolano representa para las y los periodistas de hoy un franco riesgo para su integridad física por eso es que deben prepararse tal y como lo hacen sus colegas en Europa u Oriente Medio al cubrir guerras oficialmente declaradas. La realidad es tal que para las coberturas de protestas en Venezuela las agencias de noticias envían a sus corresponsales con un equipamiento especial para evitar lesiones que incluye cascos, máscaras antigases y chalecos antibalas, explicó el representante de Espacio Público.

En algunos casos la censura es tan asfixiante en los medios de comunicación tradicionales que las y los periodistas han tenido que migrar con más frecuencia a medios alternativos que les proporcionan las redes sociales para mantener informado a su público. Correa afirmó que esta dualidad en el flujo de información tiene dos caras: la positiva es que se combate de alguna manera el silencio existente en las televisoras, radios y periódicos vigilados; mientras que la negativa es que a través de las redes sociales es mucho más difícil comprobar la veracidad de la información que se difunde.

 

Garantías urgentes para las y los periodistas

Las condiciones para el ejercicio del periodismo en Venezuela evidentemente no son normales y por ello es vital exigirle a las autoridades que se les garanticen sus derechos como personas y como prestadores de uno de los más importantes servicios públicos: la información.

El director de Espacio Público aseguró que para que se comiencen a fraguar esas condiciones favorables es urgente que los funcionarios que ocupan altos cargos en el gobierno realicen expresiones públicas, claras y contundentes en rechazo a la violencia que sufren hoy estos profesionales, acompañado por un sistema de justicia que no permita la impunidad de ningún tipo.

Ademas, es necesario incentivar políticas y directrices claras dentro de los cuerpos de seguridad del Estado que capaciten a sus funcionarios sobre la manera correcta de tratar y proteger a las personas que asisten a manifestaciones o cualquier otro evento público en calidad de prensa.

Aseguró que los atropellos que reciben las y los periodistas por parte de agentes de seguridad no deben ser subvalorados, más bien deben ser revisados para determinar responsabilidades. Policías y Guardias Nacionales a menudo abusan de su poder y arremeten contra periodistas, claramente identificados, confiscándoles y destruyéndoles sus equipos de trabajo y obligándolos a borrar videos y declaraciones; también han sido golpeados, privados de libertad y sido víctimas de los mecanismos de represión ejercidos para disolver protestas.

Indicó que muchas veces el aparato del Estado intenta imponer y visibilizar a través de la fuerza una versión de los sucesos ocurridos amoldados a su propio beneficio que, posteriormente, es desmontada por trabajos periodísticos independientes. “Con más frecuencia vemos declaraciones de voceros oficiales afirmando que en Venezuela se respetan totalmente los derechos humanos contrapuesta por cientos de imágenes que muestran infraganti a los transgresores”.

Dentro del gremio periodístico y las organizaciones que entienden y defienden la esencia de este trabajo, deben empoderarse mucho más para visibilizar y resaltar la importancia de su labor. “Muchas veces la información y la libertad de expresión son derechos que no le damos tanta importancia cuando los tenemos, pero cuando dejamos de gozar de los beneficios del flujo natural, respetuoso y equilibrado de la información y la comunicación en general comenzamos a darnos cuenta que es importante exigir la garantía de estos derechos”.

Correa insistió en que es muy importante darle a entender a la población que cuando se ataca o censura al periodista no solo se afecta a esta persona, sino a la colectividad entera porque se cierra automáticamente una ventana más de información y, por consiguiente, las personas tendrán menos alternativas para tomar las decisiones que más les conviene en su día a día.

A pesar de todas las limitaciones, el trabajo de las y los periodistas ha cobrado un valioso sentido para el esclarecimiento de la verdad hoy tan difusa y polarizada en Venezuela. Gracias a su labor, los victimarios y represores tienen menos caminos para evadir la justicia y tienen menos alternativas para continuar violando derechos humanos bajo al excusa de que nadie los ve.

 

Por Daniela Damiano @amnistia
Foto: @LicLauraRangel

 


[1] Espacio Público. Datos sobre Libertad de Expresión en Venezuela. Disponible en: http://espaciopublico.ong/datos-sobre-lex/#1456368836039-dbe74a57-77e1