Viernes, 14 de julio, 2017
Red de jóvenes, Red de jóvenes

¿Hemos hecho suficiente? Muchas personas creen que la discriminación por razones de género es un tema superado pero la verdad es que eso está lejos de ser realidad, por ejemplo, en Túnez, la legislación permite a los violadores eludir el castigo si se casan con sus víctimas menores de edad; en Burkina Faso, muchas niñas no tienen más remedio que abandonar la escuela al verse obligadas a contraer matrimonios prematuros; existen países donde a una mujer no se le proporcionan anticonceptivos porque no tiene el permiso de su marido; en la mayoría de los Estados, a la mujer se le niega una interrupción del embarazo que podría salvarle la vida porque el aborto es ilegal, entre otros ejemplos que podríamos citar. Lo cierto es que son muchísimas las acciones que en nuestras sociedades denotan desigualdad con respecto al trato de las mujeres en comparación con los hombres.


Históricamente las mujeres han sido desplazadas y menospreciadas por una sola razón, pertenecer al género femenino. Elegir a sus representantes políticos, a qué dedicarse, con quien casarse, la forma en que tratan su cuerpo, entre otros; todas estas fueron elecciones que en un mismo contexto los hombres pudieron hacer pero las mujeres no. En contraste podemos destacar que hoy en día es innegable que la consciencia sobre el rol de la mujer en la sociedad ha adquirido mayor relevancia, lo cual ha dado paso a numerosas acciones que promueven reivindicaciones sociales, políticas y económicas en pro de establecer normativas, leyes y acciones que emparejen el gran desequilibrio con el cual se han venido desarrollando nuestras sociedades en lo que a derechos igualitarios y discriminación por razones de género concierne. 

¿Hemos hecho suficiente? Muchas personas creen que la discriminación por razones de género es un tema superado pero la verdad es que eso está lejos de ser realidad, por ejemplo, en Túnez, la legislación permite a los violadores eludir el castigo si se casan con sus víctimas menores de edad; en Burkina Faso, muchas niñas no tienen más remedio que abandonar la escuela al verse obligadas a contraer matrimonios prematuros; existen países donde a una mujer no se le proporcionan anticonceptivos porque no tiene el permiso de su marido; en la mayoría de los Estados, a la mujer se le niega una interrupción del embarazo que podría salvarle la vida porque el aborto es ilegal, entre otros ejemplos que podríamos citar. Lo cierto es que son muchísimas las acciones que en nuestras sociedades denotan desigualdad con respecto al trato de las mujeres en comparación con los hombres.

Lo más preocupante de este asunto es la tendencia a la “normalización” de la violencia, muchas personas tienden a creer que estas situaciones son corrientes, que en algún momento se van a detener, o lo que es peor, que son manifestaciones normales del amor cuando, por ejemplo, una mujer mantiene una relación violenta por dependencia de tipo económico o afectiva. Este fenómeno debe ser detenido, si queremos avanzar hacia la construcción de un mundo donde no se menosprecie a la mujer, debemos comenzar por exigir a los Estados que no normalicen ni omitan los constantes ataques a los que son sometidas las niñas y mujeres.

Las y los activistas de Amnistía Internacional estamos convencidos de que aún queda mucho por hacer para detener el injusto trato al cual son sometidas las mujeres día a día; es por esto que se han adoptado en la organización proyectos y campañas para enfrentar esta enorme problemática.

Podemos destacar iniciativas como la dirigida a terminar con el matrimonio precoz y forzado en Burkina Faso, enfocado en eliminar los obstáculos que impiden a mujeres y niñas acceder a métodos anticonceptivos; existen también iniciativas más transversales como la campaña “Mi cuerpo, mis derechos”¹, que busca reivindicar como un derecho humano básico de las mujeres y niñas el poder de decidir sobre su salud, su cuerpo y su vida sexual; tenemos también la campaña “Tarjeta Roja a la violencia de género”, una iniciativa de la sección venezolana de Amnistía Internacional, que busca sensibilizar a las personas sobre dicho delito, que las mujeres que son víctimas de violencia de género denuncien a tiempo y que el Estado asuma su responsabilidad garantizando la igualdad en la ley y en la práctica.

Particularmente en Irlanda, el artículo noveno de su constitución criminaliza a las mujeres que practican el aborto mediante una prohibición al acceso a este procedimiento ya que dicho artículo reafirma el derecho de los niños nonatos a la vida. “She is not a criminal”² (Ella no es una criminal en español) nace en Irlanda como una campaña que busca destacar el hecho de que este artículo de la constitución viola los derechos humanos de las mujeres y niñas cada día.

Son muchas las iniciativas que a lo largo de los años han buscado reivindicar los derechos de las mujeres y niñas en el mundo, miles de mujeres se han movilizado y siguen luchando por sus derechos; de igual modo, debemos entender que esta lucha es de todos, partiendo del entendimiento real de la situación en la que se encuentran las mujeres en el mundo es necesario que juntos, como sociedad, elevemos la conciencia y hagamos un llamado a la acción en pro de todas las mujeres empoderadas y conscientes, pero sobre todo en pro de todas las niñas y mujeres que sufren delitos y violaciones a derechos humanos diariamente en todos los rincones del mundo.

 

Fuentes:

¹https://www.amnesty.org/es/get-involved/my-body-my-rights/

²https://www.amnesty.ie/she-is-not-a-criminal/