Jueves, 07 de diciembre, 2017
Franco, Quiteria

La ausencia de legislación en algunos países que proteja y reconozca los derechos de las personas LGBTI, son un desafío para las empresas que se comprometen a respetar  y apoyar los derechos humanos. No obstante, esto no debe utilizarse como una excusa para no actuar.


En el mes de octubre se dio a conocer un documento contentivo de  cinco normas de conducta  para las empresas de todo el mundo sobre cómo tratar a empleados, proveedores y clientes LGBTI, el colectivo formado por personas lesbianas, gays, bisexuales, transgénero e intersex publicado por la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas y presentadas por el propio Comisionado Zeid Ra'ad Al Hussein.

Estándares de conducta empresarial contra la discriminación a personas LGBTI. (2017)

Respeto a los derechos humanos

Las empresas deben desarrollar políticas, ejercer la debida diligencia y remediar los impactos adversos para garantizar que respeten los derechos humanos de las personas LGBTI. Las empresas también deben establecer mecanismos para monitorear y comunicar su cumplimiento de las normas de derechos humanos.

Eliminar la discriminación

Las empresas deben asegurarse de que no haya discriminación en su contratación, empleo, condiciones laborales, beneficios, respeto a la privacidad o tratamiento del acoso.

3. Dar apoyo

Las empresas deben proporcionar un ambiente positivo y afirmativo para que los empleados LGBTI puedan trabajar con dignidad y sin estigma.

4. Prevenir otras violaciones de DDHH

Las empresas no deben discriminar a los proveedores, distribuidores o clientes LGBTI, y deben usar su influencia para evitar la discriminación y los abusos relacionados.

5. Actuar en la esfera pública

Se alienta a las empresas a contribuir a detener los abusos contra los derechos humanos en los países en los que operan. Al hacerlo, deberían consultar con las comunidades locales para identificar los pasos que podrían tomar, incluida la defensa pública, la acción colectiva, el diálogo social, el apoyo a las organizaciones LGBTI y desafiar las acciones abusivas del gobierno.

Ante estas recomendaciones algunas personas me han preguntado ¿son realmente necesarias estas medidas? Mi respuesta es sí, sin lugar a dudas. 

Para muchos puede ser inconcebible la subjetividad con la que se puede decidir a quién contratar en las empresas e inclusive descartar a alguien con un excelente currículo debido a una característica contraria a quien al final toma la decisión. 

Y muchos dirán, si bueno, pero eso también sucede a personas heterosexuales. Cierto, eso no lo hace aceptable. También sucede a mujeres, quienes muchas veces son rechazadas de un trabajo debido al temor de los empleadores a que éstas salgan embarazadas, o que falten por dolores menstruales. Esto tampoco es aceptable y, definitivamente, no debería suceder.

En el caso de las personas homosexuales la discriminación en el ambiente laboral puede verse agravado por sus características particulares y, precisamente, por ser un grupo vulnerable los países han de promover acciones afirmativas para subsanar esas desigualdades. En vista de que muchos países no lo hacen, Naciones Unidas ha emprendido esta cruzada para proteger y prevenir situaciones de desigualdad y discriminación a las personas lesbianas, gays, bisexuales y trans. Estás medidas deberían ser adoptadas por todos los países miembros de Naciones Unidas.

¿Cómo han respondido las empresas privadas a estas medidas? Parte de la buena noticia es que estas normas no son una imposición de Naciones Unidas sino que han sido elaboradas con el apoyo del Instituto de Derechos Humanos y Empresas (IHRB) y estos se basan en los Principios Rectores de Empresas y Derechos Humanos y en el Pacto Mundial de las Naciones Unidas. Son, en esencia, una respuesta a las dudas de empresarios sobre cómo superar la discriminación hacia las personas LGBTI en las empresas.

Por su parte, el índice de igualdad corporativa de Human Rights Campaign, que desde 2002, se usa para medir anualmente la equidad hacia las personas LGBTI, este año ha calificado a las 10 empresas más comprometidas con la inclusión de personas LGBTI, estas son:  Accenture, Baker McKenzie, Google, IBM, grupo Ikea, Microsoft, PayPal,  Simmons & Simmons LLP, Coca-Cola, y Gap Inc.

Vale la pena aclarar que la ausencia de legislación en algunos países que proteja y reconozca los derechos de las personas LGBTI, son un desafío para las empresas que se comprometen a respetar  y apoyar los derechos humanos. No obstante, esto no debe utilizarse como una excusa para no actuar.

En Venezuela, algunas empresas transnacionales ya han comenzado a elaborar sus políticas internas de inclusión a personas LGBTI. Igualmente, lo han comenzado a hacer algunas organizaciones de derechos humanos a incluir en sus nominas a personas LGBTI. Tal es el caso de Amnistía Internacional, la cual mantiene una política de inclusión y no discriminación no solo en sus campañas sino también en sus políticas de contratación y normas de conducta interna, así como un protocolo contra el acoso sexual.

Ya en 2013, el Banco Mundial en su informe “la inclusión si importa” resaltó los beneficios para las empresas, la sociedad y el progreso económico mundial la incorporación de grupos minoritarios e históricamente excluidos como las mujeres, migrantes, indígenas y personas LGBTI.

La invitación es a los empresarios venezolanos a ser parte del progreso; a crecer y avanzar de la mano de la inclusión total y real en sus empresas. 


Por Quiteria Franco

Magíster en Lingüística Aplicada

Profesora, traductora,

Defensora DDHH-

Unión Afirmativa de Venezuela

Twitter: @qfranco

 

Foto de PressMarter / Shutterstock.com