Viernes, 08 de diciembre, 2017
Damiano, Daniela

Las políticas obstinadas están afectando seriamente millones de vidas. La combinación letal del severo desabastecimiento de comida y medicinas, combinado con los altísimos niveles de criminalidad, persistentes violaciones de derechos humanos y políticas que se enfocan en asegurar que las personas no se quejen en vez de responder a sus pedidos desesperados de ayuda, es la receta perfecta para una catástrofe épica


Al conmemorar el Día de los derechos humanos en el mundo es imposible no voltear la mirada ante la grave situación que viven hoy las personas en territorio venezolano en cuanto a la garantía de los derechos a la alimentación y a la salud. Es tal la situación a la que está sometida la población que la lapidaria frase “No hay” se ha vuelto constante y peligrosa en la vida diaria de muchos.

“Las políticas obstinadas están afectando seriamente millones de vidas. La combinación letal del severo desabastecimiento de comida y medicinas, combinado con los altísimos niveles de criminalidad, persistentes violaciones de derechos humanos y políticas que se enfocan en asegurar que las personas no se quejen en vez de responder a sus pedidos desesperados de ayuda, es la receta perfecta para una catástrofe épica,” dijo Erika Guevara-Rosas, Directora para las Américas de Amnistía Internacional.

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En relación a la crisis, Amnistía Internacional Venezuela realizó una serie de foros donde confluyeron varios expertos para abordar los principales problemas que embaten a la población venezolana en los que se levantaron diagnósticos y recomendaciones que debería considerar el Estado venezolano y los gobiernos vecinos.

Emergencia en la salud por malas políticas

El reconocido activista y defensor de los derechos humanos Feliciano Reyna, explicó que la actual emergencia humanitaria que sufre Venezuela tiene múltiples causas, pero que entre todas ellas destacan la militarización de los procesos de compra, almacenamiento y distribución de medicinas e insumos, la ineficacia en la distribución debido a los desvíos relacionados con la corrupción; la falta de estadísticas por parte de las autoridades, que impide la elaboración y ejecución de planes eficaces en materia sanitaria; y el debilitamiento de todas las instituciones, incluido el poder judicial.

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“El personal de salud está sometido a vigilancia permanente y a represalias si informa sobre lo que está sucediendo en los servicios” manifestó el Premio Llama de la Esperanza, quien aclara sin embargo que la dramática situación a fin de cuentas termina siendo del conocimiento público en tanto tiene un impacto tal que afecta de una u otra manera a todas las personas que viven en el país. Algunos datos sí han visto la luz pública y serían altamente preocupantes: “66% de incremento de muertes maternas y 30% de incremento de muertes en niños menores de 1 año, ya son motivos de alarma. Venezuela, aun siendo país petrolero, retrocedió décadas. No hay excusas para eso. Anoche falleció una persona trasplantada por rechazo del órgano gracias a la falta de inmunosupresores” agregó Reyna en referencia al caso de la señora Belkis Solórzano que se hizo viral en redes sociales al haber grabado un video testimonial pocas horas antes de que su cuerpo colapsara definitivamente. Habría casos de personas con hemofilia que reciben apenas 3 de las 24 dosis que necesitan diariamente.

“3.550 personas trasplantadas, 77.000 personas con VIH-Sida, 4.990 con hemofilia, personas con esclerosis múltiple, párkinson, krohn, están sin medicinas total o parcialmente. Los tribunales nacionales no pueden resolver que es responsabilidad de las familias conseguir las medicinas con los actuales índices de pobreza. El Estado está en la obligación de movilizar los recursos disponibles de la cooperación internacional para mitigar los efectos de la falta de medicinas y alimentos”.

Por su parte, Jorge Díaz Polanco, del Observatorio Venezolano de la Salud, recalcó que el problema de la poca eficiencia en el gasto de salud debido también a la descoordinación de las iniciativas de las autoridades en esta materia.

“En Venezuela no tenemos un sistema de salud sino una serie de establecimientos que brindan una atención médica no coordinada. Un sistema de salud debe trabajar articuladamente para atender las necesidades de la población” puntualizó el experto, quien además hizo énfasis en que en contraste con el discurso oficial “se acentuó la desinstitucionalización y la privatización del sector salud. Casi el 70% de lo gastado en servicios de salud, sale del bolsillo de los usuarios. En los últimos años ha impulsado, lejos de lo que manda la Constitución, un sistema privado de salud. Ha privatizado el derecho”.

Una de las soluciones que plantea el doctor Díaz Polanco tiene que ver con la descentralización “la descentralización es una estrategia; las personas son las que resuelven los problemas” al tiempo que advierte que la emergencia humanitaria en Venezuela está teniendo repercusiones a nivel internacional: “El repunte de la malaria es la evidencia del retroceso de la salud en Venezuela y ya comienza a ser un problema de preocupación internacional” afectando a Colombia y Brasil.

Magdymar León, Coordinadora de la Asociación Venezolana de Educación Sexual Alternativa (AVESA), detalló la manera como la actual emergencia humanitaria en Venezuela afecta especialmente a las mujeres de acuerdo al último informe de la organización “Mujeres al Límite”.

“Ya no estamos en una crisis, estamos en una emergencia humanitaria que requiere de unas acciones que partan de un diagnóstico apropiado y enfoque de género” explica, “si las mujeres no tenemos acceso a los métodos anticonceptivos se nos coarta desde el derecho a la educación hasta la participación política: en Venezuela el retroceso que hemos tenido en este ámbito es dramático. No es un problema moral, es de políticas públicas. De acuerdo a la Federación Farmacéutica, desde 2014 hay 90% de escasez de métodos anticonceptivos. Solo el 2% lo aporta el gobierno. Las mujeres están recurriendo a esterilizaciones quirúrgicas”.

“Mientras globalmente las muertes de mujeres a consecuencia de complicaciones por el VIH disminuyen, en Venezuela aumentan debido al difícil acceso a servicios de salud sexual y reproductiva y desabastecimiento de medicinas; se están practicando partos vaginales en mujeres con VIH-Sida, lo cual expone al neonato, también a falta de fórmulas lácteas las mujeres con VIH-Sida se ven obligadas a amamantar a sus hijos lo cual aumenta las probabilidades de transmisión al bebé”.

La experta denunció que, en relación al tema de la alimentación y su relación con la salud, “las mujeres en Venezuela están dejando de comer para poder alimentar a otros miembros de la familia, mermando su salud. Específicamente, en el 56% de hogares se están sacrificando las abuelas. La alimentación de las niñas es sacrificada para mejorar la de los niños”.

Alimentación: diagnóstico muy preocupante

Las consecuencias de la actual coyuntura en materia de alimentación dentro del territorio nacional podrían extenderse a lo largo de décadas de acuerdo a Maritza Landaeta, coordinadora y fundadora de la Fundación Bengoa, en tanto muchas mujeres embarazadas no cuentan en la actualidad con los nutrientes adecuados para el desarrollo del feto, como el ácido fólico, lo cual produce lesiones permanentes a los neo natos que a su vez pueden heredarse por generaciones.

“Son las comunidades de bajos recursos las más afectadas por la actual emergencia humanitaria” explica la experta, quien puntualiza que en estos segmentos poblacionales el consumo de proteínas cayó a favor del consumo de tubérculos por lo que las “exiguas” una o dos comidas diarias que hacen las familias pobres además carecen de calidad nutritiva. Este tipo de privaciones afectan significativamente el desarrollo de niñas, niños y adolescentes que necesitan de tres comidas y tres meriendas diarias. “Vamos hacia la desnutrición crónica. El promedio de pérdida de peso está en alrededor de los nueve kilos”.

“Las madres tienen que hacer magia para alimentar a sus hijos, pero esta magia tiene sus límites. La inflación ha hecho que sean necesarios 19,6 salarios mínimos para adquirir la canasta alimentaria. Sencillamente no alcanza el dinero. Estamos viendo casos de suicidios en madres o de violencia hacia infantes para acallar los llantos por hambre de los más pequeños. La FAO dice que 4,6 millones de venezolanas y venezolanos no están consumiendo los alimentos necesarios. Una persona que no está bien alimentada puede ser víctima de depresión porque no genera las endorfinas suficientes”.

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Sergio Salvador, representante de Cáritas, expuso que las cifras oficiales de 2016 demuestran aumento de la mortalidad infantil en un 35%, y aumento de la mortalidad materna en un 65%. De igual manera, expuso los resultados del último estudio de la referida organización, que revela que en Vargas, Miranda y Zulia, 69% de las familias han tenido que buscar duras estrategias de supervivencia nunca vistas en el pasado, como desincorporar a miembros familiares para enviarlos a otros, comprar alimentos a deuda o pasar todo el día sin comer. En la muestra se encontró un déficit nutricional de 68% en niños menores de 5 años, en muchos casos severo. Aunado a la desnutrición, la falta de acceso al agua potable con un 22% hogares sin agua el último mes, 17% que solo la reciben pocas horas al día y 35% solo 3 horas a la semana, sería una combinación potencialmente mortal.

Las soluciones deben partir de un aparato integral por parte del Estado en coordinación con la ayuda internacional.

“Estamos frente a una emergencia alimentaria. El Estado debe permitir la ayuda de organismos internacionales para mitigar la crisis y no llegar a la hambruna generalizada” afirma firmemente Sergio Salvador, en tanto para él el Estado venezolano no tendría hoy por hoy la “musculatura” suficiente para poder enfrentarse a la situación de emergencia humanitaria en el ámbito de la alimentación que sufre la población venezolana.

“Hay un umbral de emergencia de severidad que amerita la intervención no sólo del Estado sino de otros organismos enfocados en la alimentación, como la FAO”.

Para Maritza Landaeta de la Fundación Bengoa, combatir el fenómeno de inflación y la falta de alimentos en Venezuela pasa igualmente por revertir las políticas de expropiaciones emprendidas en los últimos años, así como los controles excesivos por parte del gobierno nacional que según la experta han provocado que la producción de alimentos en Venezuela disminuyera desde un 70% de auto abastecimiento a solo el 30% en la actualidad, un modelo que solo ha favorecido al negocio de las importaciones.

Nhelsyr González, de Acción Campesina, agregó por su parte que las autoridades nacionales deben asimismo tomar las medidas necesarias y respetuosas de los derechos humanos para disminuir la altísima inseguridad humana que afecta a las productoras y los productores del campo, así como falta de infraestructura de transporte; y que se tomen también medidas que garanticen el cese de las extorsiones que esta activista denuncia por parte de funcionarios de los cuerpos de seguridad del Estado a la hora de trasladar alimentos hacia ciudades y poblados. De igual manera, habría que emprenderse políticas públicas para integrar más a las mujeres y jóvenes en la toma de decisiones y financiamiento agro productivo, por ser los más olvidados.

 

Por Daniela Damiano @ddamianoh