Miércoles, 20 de febrero, 2019
Romero, Victoria

El año 2018 fue el 20 aniversario de la Declaración de las Naciones Unidas sobre Defensores de Derechos Humanos. A pesar de que han pasado veinte años de la Declaración, ser activista por los derechos humanos en Rusia sigue siendo una actividad de alto riesgo que vulnera la seguridad de los defensores. Las personas que a pesar de todo desempeñan esa valiosa labor en Rusia son enjuiciadas por cargos falsos, difamadas por las autoridades, atacadas e incluso asesinadas.


Oyub Titiev, es uno de esos valientes defensores. Como director de la ONG Memorial en Chechenia, se enfrenta a 10 años de cárcel por cargos falsos de posesión de drogas. El presidente de Chechenia, Ramzan Kadyrov, llamó a Oyub Titiev y a sus compañeros de Memorial “enemigos del pueblo” y prometió “romperles la columna vertebral”.

A Oyub tiene una gran afinidad por los deportes y tenía vocación con la docencia, enseñó educación física en un colegio y abrió un club deportivo donde los chicos aprendían a boxear. Trágicamente, una generación de sus estudiantes se unieron a las fuerzas armadas separatistas y murieron durante las guerras chechenas. Este sentido de responsabilidad hacia ellos pudo haber sido una de las motivaciones que lo llevó a convertirse en un defensor de derechos humanos.

Debido a su trabajo en favor de los derechos humanos, Oyub recibió bastantes amenazas. En el año 2000, Natalia Estemirova, que trabajaba para la oficina de Memorial en Grozni, vino a Kurchaloi, donde Oyub vivía con su familia. Había reunido pruebas de secuestros y asesinatos, de pillajes cometidos por los militares durante la operación “limpieza” en el pueblo. Oyub se prestó como voluntario para ayudarla. Después amplió su trabajo a todo el distrito de Kurchaloi y más tarde también a las áreas vecinas. En 2002, se unió a Memorial como miembro del personal trabajando en una de las oficinas en la ciudad de Gudermes.

En julio de 2009, Natalia Estemirova fue secuestrada y asesinada en Grozni y al año siguiente, Ramzan Kadyrov comentó en un canal de televisión checheno que "un hombre y una mujer de Memorial en Gudermes", en clara referencia a Oyub y su compañera, eran "enemigos del pueblo, de la ley y del Estado". Es decir, una amenaza pública. En respuesta, Oyub asumió una responsabilidad adicional: se convirtió en el director de Memorial en Grozni, Chechenia. 

La última vez que Oyub recibió una amenaza fue en diciembre de 2017 cuando el portavoz del parlamento checheno los acusó de fomentar sanciones internacionales contra las autoridades de alto rango, incluido el presidente de Chechenia. Como consecuencia de estas continuas amenazas las cuentas de Kadyrov en redes sociales fueron bloqueadas como parte de las sanciones. 

A principios de 2018, dos semanas después de esa declaración, Oyub Titiev fue detenido arbitrariamente. La policía le ordenó parar su vehículo y le mantuvieron incomunicado durante varias horas. La policía aseguró que habían encontrado drogas en su coche, pero durante el registro se produjeron tales irregularidades que la policía tuvo que volver a realizarlo horas después y en presencia de "testigos".

Si Oyub es declarado culpable se enfrenta a un máximo de 10 años de prisión, pero está claro que esto es un nuevo ataque para silenciarlo e interrumpir su trabajo como defensor.

 

Ayúdanos a exigirle  a Putin que respete sus obligaciones internacionales y ponga fin al acoso de Oyub Titiev, Igor Nagavkin, Andrey Rudomakha y otros defensores y defensoras de derechos humanos en Rusia.