Jueves, 23 de mayo, 2019
Romero, Victoria

El pasado 29 de enero de 2019, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Pakistán confirmó el  9 de mayo que Asia Bibi se había ido de Pakistán y había llegado a Canadá para reunirse con su familia.


En noviembre de 2010, Asia Bibi de 54 años y madre de cinco hijos, fue condenada a muerte por blasfemia, acusada de insultar al profeta Mahoma. La condena se basó tras ofrecer un vaso de agua a otra jornalera, quien lo rechazó diciendo que el agua era “impura”, dada la condición de cristiana de Asia.

El 31 de octubre de 2018, tres años después de admitir a trámite su recurso de apelación, el Tribunal Supremo la absolvió de todos los cargos por falta de pruebas. Tras conocerse el veredicto, estallaron violentas protestas en las principales ciudades de Pakistán. A consecuencia de ello, se acordó que el nombre de Asia Bibi se añadiría a la Lista de Control de Salidas y que el Tribunal Supremo estudiaría una “petición de revisión” que buscaba revocar el veredicto absolutorio. El 29 de enero de 2019, la petición de revisión fue rechazada.

Algunas fuentes aseguraban de que Asia Bibi estaba bajo custodia de protección y seguía sin poder salir de Pakistán. Sin embargo, el 8 de mayo de 2019 su abogado anunció que había llegado a Canadá para reunirse con su familia, y al día siguiente el Ministerio de Asuntos Exteriores de Pakistán lo confirmó.

Agradecemos el apoyo de todos los miembros, activistas y simpatizantes de Amnistía Internacional quienes escribieron llamamientos, no sólo para pedir la absolución de Asia Bibi, sino para garantizar la salida de Pakistán de Asia bibi, en condiciones de seguridad.

Su injustificada sentencia de muerte también ha ayudado a añadir matices al discurso sobre las leyes sobre la blasfemia y su uso indebido. En Canadá, país que le ofreció asilo, Asia Bibi puede empezar a vivir su vida como mujer libre. “Les agradecemos que hayan estado apoyando a Asia Bibi durante su odisea"

"Tanto Asia Bibi como su familia están a salvo, sin embargo, nunca debió haber sido encarcelada, y mucho menos condenada a muerte”, declaró Omar Waraich, director adjunto de Amnistía Internacional para Asia Meridional.

Las leyes sobre la blasfemia en Pakistán son notoriamente imprecisas y conllevan duras penas. La persona acusada de blasfemia puede enfrentarse a la pena de muerte a partir de pruebas escasas o inexistentes. Amnistía Internacional sigue pidiendo que estas leyes se deroguen y que cualquier nueva legislación respete plenamente el derecho y las normas internacionales.

NO SE REQUIERE NINGUNA OTRA ACCIÓN. MUCHAS GRACIAS A TODAS LAS PERSONAS QUE ENVIARON LLAMAMIENTOS.