Viernes, 13 de septiembre, 2019
Franco Orozco , Luis Alejandro

Una visión de la dignidad y su repercusión de la crisis de derechos humanos en Venezuela 


La Declaración Universal de Derechos Humanos Adoptada y proclamada por la Asamblea General en fecha  10 de diciembre de 1948, estableció en su artículo primero: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos”, indicándonos a su vez el mismo texto  “y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.”

Como podemos discurrir, el artículo primero nos presenta a los seres humanos no como iguales desde el punto de vista físico o étnico, ya que evidentemente no lo somos, pero si nos otorga una igualad en cuanto al trato que debemos dar y recibir los unos a los otros y la igualdad de protección de los derechos de cada individuo. El último apartado del artículo nos hace un llamado a la razón y a la conciencia de que todos debemos comportarnos de la mejor manera entre nosotros.

En Venezuela, han existido y existen políticas de protección y defensa de derechos humanos las cuales están establecidas en las normativas internas, como en tratados suscritos y ratificados por el Estado Venezolano; pero en la actualidad, ha ocurrido en reiteradas ocasiones que las mismas son realizadas sin el debido trato o como bien establece la declaración “con dignidad y respeto”.  Existen actualmente constantes violaciones de los derechos humanos, en los distintos escenarios del país siendo la salud, la educación y la alimentación los más vulnerados.

El gobierno nacional ejecuta políticas para cubrir estas problemáticas pero se evidencia la poca eficacia en los resultados de las mismas.

Alimentación:

En este orden de ideas, observamos que el gobierno venezolano subsidia alimentos a la población económicamente más comprometida como una política de apoyo y de garantía al derecho a la alimentación, con las denominadas cajas CLAP. Pero, a un gran costo físico y mental ya que los beneficiarios son obligados a realizar largas colas, los coaccionan y los amenazan en no seguir disfrutando del beneficio si demuestran descontento con el gobierno nacional y, lo que es peor, el gobierno venezolano no ejecuta políticas para que sus ciudadanos puedan con fruto de su trabajo adquirir alimentos sin necesidad del subsidio.

Salud:

Vemos que en el país existen centros hospitalarios en todo el territorio nacional, pero los mismos no cuenta con los equipos o con los materiales adecuados para la prestación del servicio, problemática que se agudizo en el 2019 con los constantes cortes de luz que se están produciendo en el país.

Educación:

La decadencia de la educación venezolana, referencia en la región hace unas décadas, es producida por la fuga de cerebros del personal capacitado por salarios que no cubren las necesidades básicas de los educadores y lo poco atractivo del punto de vista económico y de beneficios laborales que se convirtió la profesión del maestro y facilitador.

Seguridad Ciudadana:  

En el área de seguridad ciudadana, la burocracia extrema del poder judicial, la respuesta tardía por parte de los organismos responsables de la administración de justicia y una generalizada deshumanización de los funcionarios públicos por distintas realidades (en lo personal, la falta de capacitación, de medios idóneos de trabajo, salarios que no cubren necesidades, entre otros) nos han hecho vulnerables a que se nos violen nuestros derechos relacionados a la seguridad y convivencia. 

El Estado venezolano tiene una deuda inmensa con sus ciudadanos que debe saldar urgentemente en consonancia al respeto de los derechos humanos a una vía efectiva para salir de la crisis.