Lunes, 30 de mayo, 2022

Desde hace mucho tiempo, las autoridades de Marruecos imponen restricciones arbitrarias sobre el derecho de las personas saharauis a la libertad de expresión, reunión pacífica y asociación, especialmente cuando el ejercicio de estos derechos tiene que ver con la condición jurídica del Sáhara Occidental


Las autoridades marroquíes deben investigar urgentemente las denuncias de brutales agresiones de agentes de la policía y las fuerzas de seguridad contra cinco activistas saharauis, ha declarado hoy Amnistía Internacional. La organización ha investigado las circunstancias en que se produjeron las agresiones, cinco incidentes distintos que tuvieron lugar los días 15 y 16 de abril en la ciudad de Bojador, en el Sáhara Occidental.

Zeinab Babi, Embarka Al Hafidhi, Fatima Al Hafidhi, Oum Al Moumin Al Kharashi y Nasrathum (Hajatna) Babi fueron agredidas tras participar en protestas pacíficas en favor de la autodeterminación saharaui y expresar públicamente su apoyo a Sultana Khaya, destacada activista saharaui. Agentes de seguridad sin uniformar y agentes de policía marroquíes las golpearon con palos y les propinaron puñetazos y patadas. Una de ellas perdió el conocimiento y tuvo que ser sometida a cirugía reconstructiva debido a las lesiones que sufrió en una mano. Dos de las mujeres denunciaron que las habían agredido sexualmente.

“Han transcurrido cinco semanas desde estos terribles ataques y las autoridades aún no han movido un dedo para investigarlos. Estas mujeres, que ejercían pacíficamente su derecho a la libertad de expresión y reunión, fueron sometidas a brutales agresiones que les produjeron cortes, hematomas y, al menos en un caso, fracturas óseas”, ha manifestado Amna Guellai, directora regional adjunta de Amnistía Internacional para Oriente Medio y el Norte de África.

“Hasta ahora, los perpetradores han disfrutado de total impunidad. En lugar de intentar que estas mujeres obtengan justicia, las autoridades marroquíes han apostado agentes de seguridad en el exterior de sus casas, haciendo que tengan miedo a salir. Instamos a las autoridades marroquíes a que pongan fin al hostigamiento y la violencia contra las activistas saharauis y que inicien de inmediato investigaciones imparciales sobre todas las denuncias de tortura y otros malos tratos a manos de policías y agentes de seguridad de Marruecos.”

Solidaridad pacífica

Sultana Khaya y su familia llevan bajo arresto domiciliario desde noviembre de 2020, y durante este tiempo las autoridades marroquíes los han sometido a múltiples y graves violaciones de derechos humanos, incluida la violación de Khaya.

Las cinco activistas habían salido a las calles de Bojador, la mayoría en dirección a la casa de Sultana Khaya para unirse a protestas pacíficas en la azotea de la vivienda, cuando fueron agredidas por grupos de agentes de seguridad marroquíes.

Uno de los incidentes se produjo el 16 de abril, cuando agentes de la policía de Marruecos arrestaron a Zeinab Babi sin más explicaciones mientras se dirigía en un taxi al supermercado. Dos agentes le propinaron golpes y patadas dentro del vehículo en que se la llevaron a la comisaría. Allí, cuatro agentes interrogaron a Zeinab sobre su trabajo de activismo mientras la insultaban y le daban golpes y puñetazos.

Al cabo de tres horas la dejaron en libertad y la mujer echó a andar hacia su casa, pero su odisea no había terminado aún: por el camino volvió a ser agredida por más policías y agentes de seguridad. Primero, cuando aún estaba cerca de la comisaría, un grupo de policías y agentes de seguridad la golpearon con palos. Y cuando estaba a punto de llegar a su casa, un grupo de agentes de seguridad la rodearon y le dieron patadas, puñetazos y golpes con palos hasta que se desmayó.

La familia de Zeinab la llevó al hospital, donde fue atendida por sus lesiones. Tuvo que ser sometida a cirugía reconstructiva de la mano izquierda, que presentaba varias fracturas.

Ese mismo día, cinco agentes sin uniformar pararon en la calle a Embarka Al Hafidhi, que se dirigía a pie, acompañada de su hijo, hacia la casa de Sultana Khaya para participar en una protesta pacífica. Los agentes la golpearon y algunos le rasgaron la ropa y le tocaron la zona de las ingles.

Las cinco mujeres dijeron a Amnistía Internacional que desde los incidentes hay agentes apostados en el exterior de sus casas y que tienen miedo de salir y volver a ser agredidas.

Amnistía Internacional pide a las autoridades de Marruecos que cumplan sus obligaciones en materia de derecho internacional y respeten los derechos a la libertad de expresión, asociación y reunión pacífica y a no sufrir tortura y otros malos tratos.

Información complementaria

Desde hace mucho tiempo, las autoridades de Marruecos imponen restricciones arbitrarias sobre el derecho de las personas saharauis a la libertad de expresión, reunión pacífica y asociación, especialmente cuando el ejercicio de estos derechos tiene que ver con la condición jurídica del Sáhara Occidental. Las fuerzas de seguridad marroquíes han hecho uso innecesario y excesivo de la fuerza para dispersar manifestaciones pacíficas, y las personas saharauis activistas han sufrido hostigamiento, intimidación y procesamiento.

Sultana Khaya preside una organización llamada Liga de Defensa de los Derechos Humanos y contra el Saqueo de los Recursos Naturales, y es conocida por su activismo público en defensa del derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui. Las autoridades marroquíes la mantienen a ella y a sus familiares bajo arresto domiciliario arbitrario desde noviembre de 2020, y desde entonces los han sometido a numerosos episodios de tortura y otros malos tratos, incluidas agresiones sexuales y violaciones.

Además, las autoridades siguen restringiendo el acceso a Marruecos y el Sáhara Occidental de periodistas, activistas pacíficos y defensores y defensoras de los derechos humanos, e impidiendo a la ONU la observación imparcial e independiente de la situación de los derechos humanos y la elaboración de informes .

El 16 de marzo de 2022, cuatro activistas estadounidenses lograron entrar en la casa de Khaya para solidarizarse con ella y su familia. Al principio, su presencia pareció disminuir la estrecha vigilancia de las fuerzas de seguridad, pero desde el 15 de abril ha aumentado la presencia policial ante el domicilio de Khaya y de más activistas.