Jueves, 25 de mayo, 2017

Los recientes ataques a defensores y defensoras de los derechos humanos en todo el mundo muestran la urgente necesidad de la nueva campaña de Amnistía Internacional.


Los recientes ataques a defensores y defensoras de los derechos humanos en todo el mundo muestran la urgente necesidad de la nueva campaña de Amnistía Internacional.

Hace unos días, el 10 de mayo, una valiente madre mexicana y defensora de los derechos humanos, Miriam Rodríguez, fue víctima de múltiples disparos y asesinada en su casa en Tamaulipas, al norte de México. Miriam había estado luchando incansablemente para llevar ante la justicia a los responsables del secuestro y asesinato de su hija de 14 años, Karen, y se convirtió en una destacada activista por las desapariciones en el país. Su violenta muerte muestra que los ataques contra defensores y defensoras de derechos humanos en todo el mundo están aumentando a un ritmo alarmante.

Justo unos días antes de leer la noticia del asesinato de Miriam Rodríguez, nos enteramos de una campaña de difamación que estaban llevando a cabo políticos y comentaristas en Italia contra los que defienden los derechos humanos, quienes han salvado miles de vidas en el Mediterráneo. Las alegaciones sugieren que la presencia misma de barcos de búsqueda y rescate cerca de las aguas territoriales libias está contribuyendo al aumento del número de muertos en el mar, alimentando el tráfico de contrabando.

También la semana pasada vimos cómo activistas lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersexuales rusos, que estaban tratando de presentar una petición en apoyo de los homosexuales en Chechenia, fueron detenidos brevemente y nos enteramos del aislamiento de Ahmed Mansoor, que ha estado luchando contra los abusos de derechos humanos en su país, en los Emiratos Árabes Unidos. Periodistas y medios de comunicación independientes en países como Madagascar, Turquía y Túnez se enfrentaron a nuevos ataques al mismo tiempo que conmemorábamos el Día Mundial de la Libertad de Prensa el 3 de mayo.

 

Luchemos contra la injusticia

Todas estas noticias me confirmaron que ahora más que nunca, necesitamos más personas valientemente enfrentándose a la injusticia y a aquellos que socavan los derechos humanos. Este es el contexto en el que Amnistía Internacional esta semana lanza la campaña mundial VALIENTE, acompañada de un nuevo informe titulado Defensores y defensoras de los derechos humanos bajo amenaza, la reducción del espacio para la sociedad civil.

He trabajado en este campo desde hace más de 20 años y he conocido a cientos de personas como Miriam, mujeres y hombres que vienen de todos los ámbitos de la vida: periodistas, abogados, profesionales de la salud, maestros, campesinos, denunciantes, sindicalistas, víctimas o familiares de las víctimas de violaciones de derechos humanos y abusos que, individualmente o en asociación con otros, actúan para defender los derechos humanos. Lamentablemente, estos valientes individuos continúan enfrentándose a ataques por parte de gobiernos, grupos armados, corporaciones y otros en el poder, ansiosos por silenciar a quienes se oponen a la injusticia.

Las defensoras de los derechos humanos y quienes defienden a las personas lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersexuales se enfrentan a formas particulares de violencia y discriminación de género, además de los ataques que enfrentan otros defensores. Por ejemplo, la senadora Leila de Lima, que dirigía una investigación sobre la campaña violenta del presidente Rodrigo Duterte contra las drogas en Filipinas, ahora se encuentra detenida en la sede de la policía en Manila por cargos de motivación política. En el período previo a su detención, en febrero de este año, el presidente y sus aliados lanzaron una campaña selectiva de ataques contra ella, que incluía insultos misóginos. Fueron tan lejos como para amenazarla con mostrar un supuesto video sexual de ella.

 

Tenemos el poder de desafiar las narrativas tóxicas

Todxs hemos visto con preocupación cómo la política del miedo, la división y la demonización están en aumento en todo el mundo. En todo el mundo, las narrativas tóxicas de "nosotros contra ellos" se utilizan para echar la culpa colectiva a grupos enteros de personas para el beneficio social y político. Y en este contexto, los defensores de los derechos humanos son acusados ​​de ser "agentes extranjeros", anti-nacionalistas, criminales, terroristas e indeseables, o percibidos como una amenaza para la seguridad, el desarrollo o los valores tradicionales.

Cuando la Declaración Universal de Derechos Humanos fue redactada después de las atrocidades de la Segunda Guerra Mundial hace casi 70 años, la atmósfera era de solidaridad y apoyo a los principios de libertad, justicia e igualdad para todos los miembros de la familia humana. Sin embargo hoy, el espíritu y las palabras de esa Declaración están siendo abiertamente despreciados.

Mi esperanza es que a través de esta campaña, podamos contribuir a revertir esta tendencia de división y en cambio, retomaremos los principios que sustentan la Declaración Universal de Derechos Humanos. Habiendo conocido a través de mi trabajo a tantas mujeres y hombres inspiradores de todo el mundo, de perfiles y antecedentes tan diferentes, sin importar su etnia, religión, edad, orientación sexual o cualquier otra característica, lo que veo es que la familia humana tiene la mismos sueños y aspiraciones - queremos vivir con dignidad, en un mundo justo.

Todxs tenemos el poder de desafiar la retórica venenosa de hoy y luchar contra la injusticia. Únete a mí para cambiar los relatos tóxicos contra los derechos humanos y los que se atreven a defenderlo. Vamos a apoyar a los individuos valientes a defender un mundo más justo y únanse también a ellos en esta lucha vital. Porque juntos, podemos hacer la diferencia.

 

Por Guadalupe Marengo, directora del Programa de Defensoras y Defensores de Derechos Humanos para Amnistía Internacional.