Miércoles, 28 de febrero, 2018

“La comunidad internacional repudia hace tiempo el uso de armas químicas, que están prohibidas por muy buenas razones. Tememos que su uso reiterado en Siria pueda tener terribles implicaciones que vayan mucho más allá de este conflicto", declaró Lynn Maalouf, directora de Investigación de Amnistía Internacional para Oriente Medio


Ante el artículo del New York Times según el cual un informe inédito de la ONU revela que entre 2012 y 2017 Corea del Norte envió en secreto a Siria suministros que podían utilizarse para producir armas químicas prohibidas internacionalmente, Lynn Maalouf, directora de Investigación de Amnistía Internacional para Oriente Medio, ha declarado: 

“Proporcionar a cualquier Estado los medios para producir estas horribles armas es absolutamente escandaloso, pero ayudar al gobierno sirio, que ha usado reiteradamente armas químicas contra civiles, a reabastecer sus suministros sería una traición a la humanidad especialmente atroz.

“La ONU debería publicar su informe. Si su contenido es preciso, sería un indicador preocupante de la medida en que los crímenes y violaciones de derechos cometidos por el gobierno sirio han debilitado el respeto a prohibiciones arraigadas.

“La comunidad internacional repudia hace tiempo el uso de armas químicas, que están prohibidas por muy buenas razones. Tememos que su uso reiterado en Siria pueda tener terribles implicaciones que vayan mucho más allá de este conflicto.

“Es evidente que los embargos de armas y regímenes de inspección actuales no están funcionando; la comunidad internacional tiene que dejar claro que no va a permitir estas violaciones flagrantes del derecho internacional”.

Información complementaria

Medios de comunicación y grupos de activistas informaron de que el 25 de febrero se había lanzado otro ataque químico en la Guta oriental. La Organización para la Prohibición de las Armas Químicas anunció que estaba investigando el ataque. Según la Asociación Médica Siria Estadounidense, este fue el séptimo ataque de este tipo cometido en 2018 y el 197º. desde que comenzó el conflicto en 2012, todos los cuales han causado la muerte de cientos de personas y heridas terribles a otras. 

La Convención sobre las Armas Químicas de 1992 prohíbe el desarrollo, producción, almacenamiento, transferencia y uso de armas químicas y obliga a los Estados Partes en ella a destruir los arsenales químicos. Las armas químicas son por naturaleza de efecto indiscriminado y su uso es un crimen de guerra en virtud del derecho internacional consuetudinario.

Amnistía Internacional pide que se respeten plenamente las prohibiciones de armas químicas y biológicas contenidas en el derecho internacional. Estas armas no deben emplearse y sus arsenales deben ser también destruidos.