Miércoles, 07 de marzo, 2018

Los derechos de las mujeres que apuntan a la igualdad de género, en la mayoría de las regiones del planeta se siguen vulnerando bajo argumentos culturales, religiosos, educativos, entre otros. Además, los abusos cometidos en su contra a través de internet y otros medios recibieron respuestas deficientes y desiguales por parte de las compañías de redes sociales y los gobiernos


En América las mujeres y las niñas siguen siendo sometidas a una amplia gama de abusos y violaciones de derechos humanos, que incluían violencia y discriminación de género y violaciones de sus derechos sexuales y reproductivos.

La violencia de género contra mujeres y niñas también era motivo de honda preocupación en México, y empeoró en Nicaragua.

Hubo un aumento del número de homicidios de mujeres en puestos de liderazgo en Colombia, y no hubo avances claros para garantizar el acceso de las sobrevivientes de violencia sexual a la justicia.

En Cuba, Las Damas de Blanco, grupo de mujeres familiares de presos detenidos por motivos políticos, seguían siendo uno de los objetivos principales de la represión de las autoridades. Durante sus detenciones, estas mujeres eran muchas veces golpeadas por agentes encargados de hacer cumplir la ley y por agentes de la Seguridad del Estado vestidos de civil.

El gobierno federal de Canadá hizo pública una estrategia para combatir la violencia de género, y se comprometió a dar a los derechos de las mujeres, la igualdad de género y los derechos sexuales y reproductivos un lugar central en su política exterior.

En Venezuela, la emergencia humanitaria manada del grave estado en el que se encuentran los derechos de la salud y la alimentación de la población, pone en grave riesgo la vida de las mujeres y las niñas. Los boletines del Ministerio de Salud indicaban un incremento del 65,8% en los casos de mortalidad materna de 2015 a 2016, con un total de 756 muertes registradas en 2016, 300 más que en 2015. La falta de datos oficiales hacía casi imposible monitorear el índice de feminicidios y otros delitos contra las mujeres.

La crisis económica continuó limitando el acceso a métodos anticonceptivos. En junio, en una encuesta llevada a cabo por la ONG local AVESA en Internet, el 72% de las personas encuestadas dijo no haber podido acceder a métodos anticonceptivos durante los 12 meses anteriores, y el 27% afirmó que no se podía permitir comprar anticonceptivos en las farmacias.

Los ataques a los derechos de las mujeres y de las niñas eran amplios y variados en Estados Unidos. La administración del presidente Trump revirtió políticas que requerían que las universidades investigaran la violencia sexual como discriminación por motivos de género y suspendió iniciativas de promoción de la igualdad salarial que ayudaban a las mujeres a determinar si estaban recibiendo un sueldo más bajo que sus colegas varones. 

El gobierno implementó asimismo la denominada “regla de la mordaza global”, que prohibía cualquier tipo de asistencia financiera estadounidense a hospitales u organizaciones que facilitaran información sobre abortos seguros y legales o proporcionaran acceso a éstos.

África

En este contienen se persiste en discriminar, marginar y abusar contra las mujeres y niñas, con las justificaciones de ser tradicionales y permitidas por las leyes locales injustas. La violencia contra las féminas, incluidos los homicidios por motivos de género, seguía siendo generalizada. Entre abril de 2016 y marzo de 2017 se denunciaron más de 39.000 violaciones, aunque se creía que un gran número de casos de esta naturaleza no se denunciaban.

Aunque Sudáfrica contaba con una legislación progresista en materia de aborto, las mujeres y las niñas encontraban importantes dificultades para acceder a servicios de aborto legales y estaban expuestas a riesgos graves para la salud y la vida, derivados de un aborto inseguro. Además, el gobierno no abordó la negativa de los profesionales de la salud a practicar abortos.

En Nigeria, el grupo terrorista Boko Haram secuestró en junio a 16 mujeres, entre ellas 10 policías, en una emboscada a un convoy escoltado por el ejército en la carretera entre Maiduguri y Damboa.

Por otra parte, la violencia sexual en Sudán del Sur seguía siendo una característica común del conflicto armado que se vive en la región. Todas las partes sometían a mujeres, niñas, hombres y niños a violaciones en grupo, esclavitud sexual, mutilaciones sexuales, incluida la castración y desnudez.

Europa

En el viejo continente las mujeres y las niñas continuaban sufriendo abusos y violaciones sistémicos de derechos humanos, incluidos tortura y otros malos tratos, y se enfrentaban a violencia de género generalizada.

El acceso al aborto seguía penalizado en la mayoría de las circunstancias en Irlanda y en Irlanda del Norte, y estaba gravemente restringido en la práctica. En Polonia existían barreras sistémicas para acceder al aborto legal y sin riesgos. En Malta, el aborto continuó penalizado en todas las circunstancias.

El Parlamento de Rusia, escudándose en el discurso de los denominados “valores tradicionales”, y con escasa opinión pública en contra, aprobó legislación por la que se despenalizaban algunas formas de violencia en el ámbito familiar, que posteriormente promulgó el presidente Putin.

Asia y Oceanía

En el continente asiático y en Oceanía siguen registrándose casos de violaciones contra las mujeres y de violencia en el seno matrimonial, así como ataques bajo consentimiento social y que, pese a haber sido denunciados, quedaron impunes.

En India, aunque el Tribunal Supremo prohibió la práctica del triple talaq (divorcio islámico instantáneo), otros fallos judiciales socavaron la autonomía de las mujeres. Así, el Tribunal Supremo desvirtuó una ley promulgada para proteger a las mujeres contra la violencia en el seno del matrimonio. Cuando varias sobrevivientes de violación, algunas de ellas niñas, pidieron permiso a los tribunales para interrumpir sus embarazos después del plazo de 20 semanas señalado por la ley, éstos autorizaron algunos abortos, pero denegaron otros.

En Pakistán hubo una larga serie de casos espeluznantes, como el de una adolescente que fue violada por orden de un consejo de aldea en “venganza” por otra violación que, presuntamente, había cometido su hermano. Aunque los integrantes del consejo fueron detenidos por haber dado esta orden, las autoridades no pusieron fin a la impunidad

En Afganistán persistió la violencia contra las mujeres y las niñas, y aumentó el número de mujeres castigadas en público por grupos armados en aplicación de la sharia (ley islámica).

Medio Oriente

En esta región se vieron avances en el reconocimiento y garantía de los derechos de las mujeres, especialmente en Jordania, Líbano y Túnez, donde se modificaron leyes para impedir que las violaciones sexuales quedaran impunes al negar la posibilidad de que los criminales eludieran los juicios.

En Túnez, el Parlamento aprobó una Ley de Eliminación de la Violencia contra las Mujeres que incorporaba varias garantías de protección de las mujeres y las niñas contra la violencia basada en el género, y su presidente derogó un decreto que prohibía el matrimonio entre mujeres tunecinas y hombres no musulmanes.

En Qatar, pese a la aprobación de un proyecto de ley que daba derecho a la residencia permanente a los hijos e hijas de mujeres qataríes casadas con extranjeros, persistía la discriminación, pues las mujeres no podían transmitir la nacionalidad ni la ciudadanía a sus hijos e hijas.

Logros y avances

En Arabia Saudí se promulgó en septiembre una real orden que permitiría a las mujeres conducir vehículos a partir de mediados de 2018, aunque no estaba claro cómo se implementaría en la práctica.

La UE y Moldavia firmaron el Convenio del Consejo de Europa sobre prevención y lucha contra la violencia contra las mujeres y la violencia doméstica (Convenio de Estambul), y lo ratificaron Alemania, Chipre, Estonia, Georgia, Noruega y Suiza, elevando a 28 el número de ratificaciones de Estados. Ucrania, que lo había firmado en 2011, no lo ratificó.

Sin embargo, uno de los aspectos más destacables es que en 2017 se realizó la multitudinaria Marcha de las Mujeres, con centro en Estados Unidos, pero con participación de múltiples ciudades del mundo, lo que convierte a esta exigencia global en una de las más grandes de la historia. La campaña #YoTambién fue una de las impulsoras para denunciar las atroces violaciones, abusos y acoso sexual que han sufrido las mujeres en diferentes ámbitos de la vida.

En Europa, millones de mujeres usaron la etiqueta #YoTambién para romper el silencio sobre sus experiencias como sobrevivientes de la violencia sexual, convirtiéndola en un grito de guerra contra la tendencia a culpar a las víctimas y en favor de la rendición de cuentas de los agresores.

En Canadá, el gobierno federal puso en marcha una Política de Asistencia Feminista Internacional y se comprometió a dar a los derechos de las mujeres, la igualdad de género y los derechos sexuales y reproductivos un lugar central en su política exterior. En noviembre, el gobierno hizo público su segundo Plan de Acción Nacional sobre las mujeres, la paz y la seguridad.

La Investigación Nacional sobre las Mujeres y Niñas Indígenas Desaparecidas y Asesinadas continuó durante todo el año. Cada vez más familiares de mujeres y niñas desaparecidas expresaban su frustración por la lentitud con que avanzaba la Investigación y por la deficiente comunicación; varias integrantes del personal de la Investigación y una de sus cinco comisarios dimitieron. Las audiencias comunitarias empezaron en junio, y en noviembre se emitió un informe provisional.