Viernes, 09 de marzo, 2018

Amnistía Internacional Venezuela realizó el foro denominado “Mujeres que construyen ante la crisis: Experiencias y panoramas de los derechos de las mujeres en Venezuela” en el que se visibilizaron testimonios de mujeres venezolanas que se enfrentan a los distintos retos que ha traído consigo la crisis humanitaria que se vive en el país


En el marco de la semana de la mujer, Amnistía Internacional Venezuela realizó el foro denominado “Mujeres que construyen ante la crisis: Experiencias y panoramas de los derechos de las mujeres en Venezuela” en el que se propició un espacio para visibilizar testimonios y experiencias de mujeres venezolanas que se enfrentan a los distintos retos que ha traído consigo la crisis humanitaria que se vive en el país.

El foro inició con la intervención de Maira Cárdenas, presidenta de la Asociación Civil Conquistando la Vida (ACONVIDA), quien desde que fue diagnosticada con cáncer de mama y ovarios ha hecho activismo a favor del derecho al acceso a la salud. En su ponencia dejó al descubierto las constantes violaciones a las que se exponen las mujeres que sufren esta enfermedad: “La emergencia humanitaria es una realidad que no se puede seguir escondiendo. No hay medicamentos de alto costo para personas con cáncer ni con otro tipo de enfermedad crónica, no hay medicinas y en los hospitales tampoco te atienden porque les faltan insumos y personal médico”.

Cárdenas denunció que las fallas dentro del sistema de salud ponen en peligro la vida de millones de mujeres y aseveró que cualquier persona que es diagnosticada con una enfermedad tan agresiva como el cáncer se ve obligada a someterse a altos niveles de ansiedad por la incertidumbre que supone pensar cómo podrá encontrar los medicamentos que necesitan en un país donde el desabastecimiento de medicinas llega al 90% y los centros de salud se encuentran colapsados en más de 50%. “Los hospitales públicos no cuentan de forma regular con equipos en buen estado para realizar estudios específicos, los insumos para realizar exámenes deben adquirirlos en farmacias privadas ya que en las dependencias de los hospitales son escasos o inexistentes. La ausencia de medicamentos agudiza la situación de quienes presentan una condición de salud crónica. A muchas mujeres no les queda otra opción que abandonar el tratamiento por no tener los recursos para adquirirlos de forma continua”. La activista señaló que el Estado venezolano no garantiza el derecho a la salud, ni presenta programas para reactivar la disponibilidad de los servicios de salud de forma continúan y asequible.  

Sin garantía al derecho a la alimentación

Por su parte, Fabiola Romero, directora del Centro Hispanoamericano para la Mujer (FREYA), explicó que en el país solo se está produciendo 30% de los alimentos que se consume. Las colas para adquirirlos siguen siendo un terrible obstáculo para las mujeres, quienes son principalmente las que invierten entre de 8 y 14 horas a la semana en filas a la espera de comprar algún producto regulado de la cesta básica. “Las mujeres están muriendo en las colas. Entre el cansancio que supone hacer largas horas de cola, más la desatención de alguna enfermedad- por la escasez de medicinas-, está provocando ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares en mujeres que se encuentran esperando turno para adquirir algún producto básico”.

Además, la inflación impide que las familias puedan comprar los productos que integran la canasta básica porque el salario no es suficiente. “Todo esto es particularmente grave cuando es la mujer la cabeza de familia, pues su sueldo sigue siendo, en muchos casos, inferior al de los hombres”.

Romero también expuso que existe una escasez general de alimentos que supera el 70%, lo que ha obligado a las venezolanas a someterse a patrones de consumo a través de la adquisición de cajas de alimentos subsidiadas e impartidas por el gobierno nacional. Igualmente, denunció que las mujeres están dejando de consumir una dieta balanceada, absteniéndose de comer proteínas para dárselas a sus hijos y esposos. “Esto es particularmente grave en el caso de las mujeres de la tercera edad. Las consecuencias de la desnutrición crónica no se pueden revertir y afectan más a mujeres que a hombres”.  

Acceso a la justicia en retroceso

Aracelis Sánchez, fundadora de la Organización de Familiares Víctimas de Violación (Orfavideh) relató lo que ha sido su lucha desde que funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc) ejecutaron a su hijo Darwilson Sequera y cómo la resiliencia la ha llenado de fuerzas para alzar su voz contra la impunidad junto a otras 46 mujeres que han sufrido situaciones similares. “Yo soy madre víctima y viví lo que fue la ejecución de mi hijo, viví la persecución y la extorsión por parte de funcionarios de seguridad del Estado”.

También, indicó que el Estado no hace esfuerzos suficientes para la prevención del delito. “En tres oportunidades yo puse la denuncia de violación de mi domicilio y extorsión y los funcionarios no me escucharon, más bien se burlaban de mí”. La ponente afirmó que transformó su dolor en activismo para ayudar a otras mujeres que pasan por la pérdida injusta de un ser querido y que se ven inmersa en un sistema de justicia que no las escucha ni atiende.  “Yo le digo a las mujeres, madres, esposas, hermanas que no están solas, que puedo ayudarlas a denunciar porque entiendo por lo que están pasando”.

Logros y retos de la justicia de género en Venezuela

Judith Pacheco, presidenta de la Junta Nacional de Amnistía Internacional, cerró el ciclo de ponencias resaltando la invisibilidad de la mujer en el sistema de justicia venezolano, ya que la violencia contra este sector de la población y la impunidad siguen siendo aspectos que el Estado no ha podido reducir. Además, la falta de información oficial imposibilita el trabajo de las personas que se dedican a investigar y brindar soluciones a los problemas que afectan a la mujer.

“Desde las organizaciones de la sociedad civil se reconoce la creación por parte del Estado de leyes y estructuras para que las víctimas accedan a la justicia, pero la mala aplicabilidad ha hecho que las mujeres no se sientan motivadas para interponer las denuncias y cumplir con el debido proceso judicial”. Además, reiteró que los funcionarios no están lo suficientemente sensibilizados ni formados para abordar a las víctimas de violencia de género y tampoco existe un equipo multidisciplinario que ayude a la mujer encontrar justicia e insertarse nuevamente a la sociedad.

Finalmente, exhortó a las mujeres a exigir una calidad de vida más digna y hacerle saber a las autoridades que tienen derecho a tutela judicial efectiva y a una respuesta rápida por parte del Estado ante todas las vulneraciones de derechos que se han acentuado con la actual emergencia humanitaria existente en el país”.