Miércoles, 14 de marzo, 2018

La Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer es un encuentro global que reúne a las activistas de los derechos de las mujeres más ejemplares del mundo, un espacio donde pueden expresar sus opiniones y compartir sus casos. Una de las mujeres que van a viajar a Nueva York tiene una historia especialmente impactante que contar, que simboliza la lucha por los derechos de las mujeres en la actualidad


El año pasado, Evdokia Romanova, joven de 27 años de Rusia, llamó la atención en Facebook sobre a una exposición LGBTI de San Petersburgo. No imaginaba que lo que iba a llamar la atención era ella.

Pero a las autoridades rusas les pareció que su activismo por los derechos LGBTI, la salud sexual y reproductiva y la sensibilización sobre el VIH/sida representaba un peligro. La procesaron por el delito administrativo de “propaganda de relaciones sexuales no tradicionales entre menores por medio de Internet”. Un tribunal le impuso de una multa de 50.000 rublos (870 dólares estadounidenses).

Tras su detención, Evdokia tuvo problemas de pérdida de seguridad y autoestima y cerró sus cuentas en las redes sociales. Ha apelado contra la multa, pero la ha pagado. No tenía más remedio que hacerlo si quería salir libremente del país.

Ahora, mientras rehace con valentía su vida y empieza a reaccionar, Evdokia va a viajar a Nueva York para compartir su caso como activista de los derechos humanos y hablar de la importancia de los derechos de las mujeres, la salud sexual y reproductiva y las personas que defienden los derechos humanos. Esta es su historia.

“El año pasado sufrí el hostigamiento del gobierno ruso. Es uno de los mayores problemas a que me he enfrentado. Me acusaron de difundir propaganda homosexual en Internet. Comenzó a aparecer mi rostro en los medios de comunicación locales y nacionales y en las redes sociales. Se veía mi fotografía bajo el titular: ‘Enemigos de la Nación’. Muchas de las personas que viven en mi comunidad son homófobas, y me daba miedo salir Temía sufrir un crimen de odio.

“En agosto del año pasado me llamaron para ser interrogada por la policía. En cierto modo me había convertido en mi propia enemiga. Estaba paranoica. Pensaba que el gobierno escuchaba mi teléfono y leía mis mensajes de correo electrónico. Eran cosas que estaban en mi cabeza. Pero lo cierto es que la policía había estado en mi casa. Había hablado con mis vecinas, mis amistades y la gente de mi trabajo.

“Estaba aterrada por las acusaciones a que me enfrentaba en los tribunales. No estaban basadas en nada, y me daba pavor ver que quienes tienen poder pueden hacer lo que quieran. Como activista de los derechos humanos, pensaba que estaba ayudando a la gente, haciendo el bien, pero me habían obligado a pagar una multa enorme simplemente por publicar en Facebook.

“En los tres últimos meses he comenzado a recobrar la energía y el deseo de contraatacar, aunque he mantenido un perfil bajo en las redes sociales. La gente está empezando a olvidar y, aunque todos los días hay altibajos, no me angustio tanto con la situación. Me he dado cuenta de que no es el momento de darse por vencida Se me da bien promover la importancia de los derechos humanos y se me da bien trabajar con la gente; estas acusaciones no tienen por qué impedirme hacerlo.

“En mi país hay mucha gente que no sabe lo que significan los derechos humanos. Gracias a mi caso, he aprendido mucho sobre la propaganda y su poder. En mi país, la gente piensa que todo lo que esté relacionado con los derechos humanos o el activismo internacional es un concepto occidental. No creen que haya desigualdad. Se ponen a discutir sin haber escuchado los casos de otras personas ni leído las estadísticas. Quiero educar a la gente y fomentar el debate.

“Encuentro estímulo en mis amistades, mi familia y la gente de mi trabajo. Mi padre, que era profesor de sociología, fue mi mentor y siempre me apoyó. Falleció el año pasado, pero todavía me sirve de estímulo para continuar con mi trabajo. A pesar de todas las dificultades, mi trabajo está teniendo impacto. Me esforzado mucho por promover la igualdad.

La vida de la gente está cambiando, y también sus percepciones. La gente ha comenzado a hablar de los derechos humanos más abiertamente, y me resulta conmovedor.

“Estoy muy entusiasmada con viajar a esta reunión con Amnistía Internacional. Cuando me detuvieron el año pasado, Amnistía fue un apoyo increíble. Gracias a su campaña Valiente veo que no estoy sola y que, a pesar de todas las dificultades que encontramos, hay muchas personas dispuestas a luchar para contribuir a crear un sociedad mejor.

“La Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer es una oportunidad de formar parte de una iniciativa global, conocer a otras defensoras y defensores de los derechos humanos y contribuir a generar cambios reales. La gente joven lleva demasiado tiempo excluida de los espacios de toma de decisiones, pero hay una nueva generación a la que apasiona lo que hace, que lo hace con profesionalidad y que está motivada por ello. Tenemos que estar presentes en estos espacios, y animo a toda la gente joven a comprometerse, buscar estímulo y expresarse.

“Avanzando, espero que las cosas cambien a mejor. Esta oleada de conservadurismo y opinión derechista no durará siempre y avanzaremos hacia una sociedad que goce de libertad de palabra y de expresión. Unidas, tenemos que seguir avanzando.”