Viernes, 11 de mayo, 2018

“La pena de muerte es la forma más extrema de pena cruel, inhumana y degradante, e imponérsela a una víctima de violación no hace más que poner de manifiesto la incapacidad de las autoridades para reconocer la violencia que esta mujer soportó”, ha señalado Seif Magango, director adjunto de Amnistía Internacional para África Oriental, el Cuerno de África y los Grandes Lagos


La condena de muerte que un tribunal sudanés ha impuesto hoy una mujer de 19 años por matar en legítima defensa a su esposo y violador pone de manifiesto la falta de medidas de las autoridades para abordar el matrimonio precoz, el matrimonio forzado y la violación conyugal, ha manifestado Amnistía Internacional.

Noura Hussein Hamad, que se halla recluida en la prisión de mujeres de Omdurman desde mayo de 2017, ha recibido hoy la notificación de la condena de muerte que le ha sido impuesta por matar al hombre con quien su padre la obligó a casarse cuando tenía 16 años.

“Siempre quiso ser maestra, pero acabó siendo obligada a casarse con un maltratador, que la trató con brutalidad y la violó. Ahora ha recibido otra bofetada: la condena de muerte, impuesta por un tribunal que se ha negado a reconocer la existencia de violación en el seno del matrimonio. Noura Hussein es una víctima, y su condena es un acto intolerable de crueldad”, ha señalado Seif Magango, director adjunto de Amnistía Internacional para África Oriental, el Cuerno de África y los Grandes Lagos.

“La pena de muerte es la forma más extrema de pena cruel, inhumana y degradante, e imponérsela a una víctima de violación no hace más que poner de manifiesto la incapacidad de las autoridades para reconocer la violencia que esta mujer soportó. Las autoridades sudanesas deben anular esta condena absolutamente injusta y garantizar que Noura Hussein es sometida a un nuevo juicio, en el que se tengan en cuenta sus circunstancias atenuantes.”

Noura Hussein se casó contra su voluntad con Abdulrahman Mohamed Hammad a los 16 años. La primera parte de la ceremonia de boda incluyó la firma de un contrato matrimonial entre su padre y Abdulrahman. La segunda parte se celebró en abril de 2017, cuando, nada más terminar la educación secundaria, la obligaron a mudarse a la casa de su esposo. Como se negó a consumar el matrimonio, Abdulrahman pidió a dos de sus hermanos y a un primo que le ayudaran a violarla. La legislación sudanesa permite el matrimonio si se tienen más de 10 años de edad.

El 2 de mayo de 2017, los tres hombres tumbaron a Noura Hussein y la mantuvieron sujeta mientras Abdulrahman la violaba. A la mañana siguiente, intentó violarla otra vez, pero ella huyó a cocina, donde agarró un cuchillo. Se produjo entonces un forcejeo, en el que Abdulrahman sufrió heridas mortales de cuchillo.

Noura huyó a casa de su familia, pero su padre la entregó a la policía, y se abrió una causa contra ella. En el informe de un examen médico practicado tras la pelea con Abdulrahman se indicó que ella había sufrió heridas, incluidos un mordisco y arañazos.

En el juicio, celebrado en julio de 2017, el juez aplicó una ley desfasada, que no reconocía la violación conyugal. Tras presentarse cargos contra ella con arreglo a la Ley Penal, de 1991, el 29 de abril de 2018 el Tribunal Penal Central de Omdurman declaró a Noura Hussein culpable de homicidio intencional.

Amnistía Internacional se opone a la pena de muerte en todos los casos sin excepción, con independencia del carácter o las circunstancias del delito, de las características y la culpabilidad o inocencia del acusado y del método utilizado por el Estado para llevar a cabo la ejecución. A día de hoy, 106 países han abolido la pena de muerte para todos los delitos y más de dos tercios de los países del mundo son abolicionistas en la ley o la práctica.