Jueves, 27 de septiembre, 2018

“Las autoridades iraníes están torturando al defensor de los derechos humanos encarcelado Arash Sadeghi, que padece cáncer, privándolo deliberadamente de la atención médica especializada que, según profesionales de la salud, necesita con urgencia”, ha declarado hoy Amnistía Internacional


El mes pasado se le diagnosticó a Arash Sadeghi —a quien Amnistía Internacional considera preso de conciencia, condenado a 19 años de prisión en 2016 únicamente por su trabajo pacífico en favor de los derechos humanos— un tumor óseo canceroso. Sin embargo, las autoridades de la prisión de Raja’i Shahr, en Karaj, ciudad situada al noroeste de Teherán, le han impedido reiteradamente desde entonces el acceso a atención médica que podría salvarle la vida.

“El trato que dispensan las autoridades iraníes a Arash Sadeghi no es sólo indescriptiblemente cruel; en términos legales constituye un acto de tortura. Las autoridades penitenciarias, la fiscalía y la Guardia Revolucionaria están haciendo todo lo posible para obstaculizar y limitar el acceso al tratamiento esencial que Arash necesita para hacer frente al cáncer, potencialmente letal, que padece”, afirma Philip Luther, director de Investigación y Trabajo de Incidencia para Oriente Medio y el Norte de África de Amnistía Internacional.

“Las autoridades le están negando deliberadamente atención médica a este valiente defensor de los derechos humanos, lo que agrava el intenso dolor que sufre, e ignoran a propósito los consejos de los profesionales médicos. Están aumentando su sufrimiento para intensificar su castigo, que ya es manifiestamente injusto”.

Desde que Arash, de 31 años, emprendió una huelga de hambre a finales de 2016 como protesta por el encarcelamiento de su esposa, Golrokh Ebrahimi Iraee, también defensora de los derechos humanos, las autoridades iraníes le niegan continuamente atención médica vital.

El 8 de septiembre, el hospital Imán Jomeini de Teherán se puso en contacto varias veces con las autoridades de la prisión para organizar el traslado de Arash Sadeghi al centro, donde iba a ser sometido a una operación quirúrgica programada para la semana siguiente. Sin embargo, la respuesta que recibió el personal del hospital fue que la fiscalía no había emitido el permiso necesario para que Arash Sadeghi fuera llevado al hospital.

Los médicos del hospital querían que Arash Sadeghi fuera ingresado al menos tres días antes de la fecha de la operación para someterlo a observación y prepararlo para una cirugía mayor. Sin embargo, las autoridades de la prisión decidieron trasladarlo más tarde, el 11 de septiembre, haciendo caso omiso de las advertencias médicas de que cualquier demora haría peligrar su vida; Arash no pudo ser intervenido en la fecha prevista.

La operación se llevó a cabo el 12 de septiembre y duró más de siete horas.

“Tras una cirugía mayor, Arash Sadeghi debía estar al menos una hora en la sala de reanimación. Por increíble que parezca, las fuerzas de seguridad lo sacaron prematuramente y le pusieron grilletes en la mano y la pierna izquierdos mientras estaba aún inconsciente. Después bloquearon la zona que rodeaba su cama, por lo que el equipo médico no pudo hacerle los controles postoperatorios habituales, a pesar de las protestas del personal del hospital”, dijo Philip Luther.

“Poner en peligro la vida de un paciente retrasando la cirugía e impidiendo la realización de controles médicos es una conducta totalmente inaceptable por parte de las autoridades. Lamentablemente, esta no es más que una de las numerosas ocasiones en las que Amnistía Internacional ha documentado la denegación deliberada de tratamiento médico vital a personas privadas de libertad”.

El 15 de septiembre de 2018, Arash Sadeghi fue trasladado de regreso a la prisión de Raja’i Shahr en contra del estricto criterio médico expreso de que, tras la operación, debía permanecer al menos 25 días hospitalizado para que médicos especialistas pudieran mantenerlo bajo observación. Los médicos dijeron que necesitaban este periodo de recuperación postoperatoria para evaluar si Arash Sadeghi necesitaba quimioterapia, radioterapia o cirugía adicional.

El 22 de septiembre, Arash Sadeghi tenía cita con su cirujano oncológico, que había especificado que sólo estaba disponible por la mañana. Sin embargo, los guardias penitenciarios trasladaron a Arash Sadeghi por la tarde, cuando el cirujano ya no estaba allí.

Arash Sadeghi fue examinado por un médico generalista, que le diagnosticó una infección grave en la herida quirúrgica. El médico evaluó que las infecciones habrían sido mucho menos probables si Arash Sadeghi hubiera permanecido hospitalizado tras la operación, como habían aconsejado los médicos especialistas.

“No cabe duda de que las autoridades iraníes están poniendo en peligro deliberadamente la vida y la salud de Arash Sadeghi. Como consecuencia de la deplorable negligencia de las autoridades, Arash Sadeghi sufre aparentemente una grave infección en el brazo derecho”, afirmó Philip Luther.

Arash Sadeghi está actualmente a la espera de los resultados de las pruebas realizadas a las muestras obtenidas de zonas que podrían tener cáncer para ver si éste se ha extendido. Esto podría tardar otras dos semanas e indicará el tratamiento que debería seguir, que incluye una posible cirugía adicional.

“Las autoridades iraníes deben poner en libertad de inmediato y sin condiciones a Arash Sadeghi. Mientras tanto, deben respetar y proteger su derecho a la vida y a no ser sometido a tortura proporcionándole la mejor atención médica disponible, al mismo tiempo que se siguen estrictamente las instrucciones del equipo médico que lo está tratando. La atroz conducta de las autoridades en este caso debe ser sometida a una investigación independiente”, añadió Philip Luther.

Información complementaria

Arash Sadeghi está encarcelado desde junio de 2016, cumpliendo dos condenas distintas que suman un total de 19 años. Se lo está castigando únicamente por sus actividades pacíficas de derechos humanos, entre ellas el hecho de comunicarse con Amnistía Internacional y proporcionarle información sobre la situación de los derechos humanos en Irán. En su sentencia judicial se mencionan más de 50 actividades pacíficas de derechos humanos como “prueba” de su participación en “acciones contra la seguridad nacional”, muchas de ellas relacionadas con la difusión de información sobre violaciones de derechos humanos.

Su juicio ante la Sección 15 del Tribunal Revolucionario de Teherán —en el que se procesó también a su esposa, Golrokh Ebrahimi Iraee— fue manifiestamente injusto. Consistió en dos breves sesiones, celebradas en mayo y junio de 2015 que duraron menos de 15 minutos cada una, y en las que ninguno de los procesados tuvo asistencia letrada.

Arash Sadeghi sufre un empeoramiento de sus problemas de salud desde que inició una huelga de hambre de 71 días en octubre de 2016.