Lunes, 26 de noviembre, 2018

Amnistía Internacional analiza la legislación sobre violación en 31 países, y concluye que sólo 8 de ellos tienen definiciones de la violación basadas en el consentimiento, mientras que la gran mayoría sólo reconocen la violación cuando existe violencia física, amenaza o coacción


La mayoría de los países europeos siguen sin reconocer en la ley que el sexo sin consentimiento es violación. Así lo ha manifestado Amnistía Internacional en el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, destacando la manera en la que una legislación defectuosa y una peligrosa cultura de culpar a la víctima están perpetuando la impunidad en toda Europa.

En un documento hecho público hoy, Amnistía Internacional analiza la legislación sobre violación en 31 países, y concluye que sólo 8 de ellos tienen definiciones de la violación basadas en el consentimiento, mientras que la gran mayoría sólo reconocen la violación cuando existe violencia física, amenaza o coacción.

“Aunque movimientos como #MeToo han animado a muchas mujeres a denunciar sus experiencias, la triste realidad es que las cifras de denuncia de casos de violación sigue estando enormemente por debajo de la realidad en Europa. El miedo de las mujeres a que no las crean se confirma una y otra vez, mientras vemos cómo valerosas supervivientes que buscan justicia sufren a menudo las consecuencias de definiciones legales de violación desfasadas y nocivas y reciben un trato espantoso de las autoridades judiciales”, ha manifestado Anna Błuś, investigadora de Amnistía Internacional sobre Europa Occidental y Derechos de las Mujeres.

“Las leyes tienen el poder de administrar justicia e influir en las actitudes. Una y otra vez, las encuestas muestran que mucha gente aún cree que no hay violación cuando la víctima está bebida, viste ropa provocativa o no opone resistencia física. El sexo sin consentimiento es violación, punto. Hasta que los gobiernos adapten su legislación a este simple hecho, los violadores seguirán quedando impunes".

Según la encuesta más reciente de la Agencia de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea, una de cada 20 mujeres de la UE ha sido violada a partir de los 15 años: unos 9 millones de mujeres. Pese a estas escalofriantes cifras, pocos países europeos tratan este delito tan seriamente como debieran en la ley.

De los 31 países europeos tratados en el documento de Amnistía, sólo Irlanda, Reino Unido, Bélgica, Chipre, Alemania, Islandia, Luxemburgo y Suecia definen la violación como sexo sin consentimiento. Suecia cambió la legislación hace tan sólo unos meses, en respuesta a años de campaña de Amnistía y otras entidades.

Los demás países mencionados en la investigación de Amnistía son: Austria, Bulgaria, Croacia, Dinamarca, Eslovaquia, Eslovenia, España, Estonia, Finlandia, Francia, Grecia, Hungría, Italia, Letonia, Lituania, Malta, Noruega, Países Bajos, Polonia, Portugal, República Checa, Rumania y Suiza.

Todos ellos tienen definiciones legales de la violación basadas en la fuerza, la amenaza de la fuerza o la coacción, o la incapacidad de la víctima para defenderse. Resulta inquietante que algunos países clasifiquen el sexo sin consentimiento como un delito aparte, más leve, con lo que transmiten a la población un enérgico mensaje de que la “violación real” sólo se produce cuando se utiliza la violencia física. Por ejemplo, en Croacia, las “relaciones sexuales sin consentimiento” acarrean una pena máxima de cinco años, frente a los diez años con los que se castiga la violación.

En algunos países, las leyes sobre violación y violencia sexual aún se enmarcan en términos de delitos relativos al “honor” o la “moralidad”, lo que apoya la idea de que la sociedad tiene derecho a controlar el cuerpo de las mujeres. En Malta, por ejemplo, los delitos sexuales entran en el capítulo de “delitos que afectan al buen orden de las familias”.

Las definiciones de violación basadas en el consentimiento y las reformas legales no son soluciones definitivas para abordar y prevenir este delito omnipresente, pero son importantes puntos de partida.

Todas las personas, independientemente de su género, pueden ser víctimas de violación. Sin embargo, es un delito que afecta desproporcionadamente a mujeres y niñas.

Tal como demuestra el documento, los intentos de las mujeres para buscar justicia por una violación no sólo se ven obstaculizados por leyes desfasadas. Además, con frecuencia, se encuentran con prejuicios, con la práctica de culpar a la víctima, con estereotipos negativos y con mitos, a menudo por parte de los mismos funcionarios encargados de apoyarlas y de investigar y enjuiciar los delitos de violencia sexual.

Una oleada de cambio

En el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, Amnistía Internacional destaca la determinación, la fuerza y la valentía de activistas de toda Europa que luchan contra la impunidad por la violación y reclaman cambios en las leyes de su país. A lo largo del último año, mujeres de muchos países se han unido para expresar su indignación sobre casos destacados de violación y para demandar una mejor protección por parte de sus gobiernos.

En abril estallaron en España protestas después de que cinco hombres acusados de la violación en grupo de una mujer fueran declarados culpables de un cargo más leve de agresión sexual a causa de la desfasada ley, pese a que el tribunal concluyó que la mujer no había dado su consentimiento a las relaciones sexuales.

En los últimos días, mujeres de Irlanda han estado publicando fotos de su ropa interior y tuits que dicen #ThisIsNotConsent (Esto no es consentimiento) en solidaridad con una joven de 17 años cuyo tanga fue presentado por la defensa al jurado en un vergonzoso intento de socavar su denuncia de violación.

Este domingo, mujeres de Dinamarca protestarán al menos en cuatro ciudades diferentes para reclamar cambios en la legislación con el fin de que el sexo sin consentimiento sea violación.

España, Portugal y Dinamarca pueden ser los próximos países que cambien su legislación, ya que sus autoridades gubernamentales han declarado públicamente que están abiertas a debatir enmiendas a la definición legal de violación.

“La violación es una grave violación de derechos humanos que debe ser siempre reconocida como un delito grave”, ha manifestado Anna Błuś.

“Si cambian las leyes y garantizan que se deja de culpar a la víctima y se pone fin a los estereotipos de género en los procedimientos judiciales, los gobiernos europeos pueden conseguir que las próximas generaciones de mujeres no se cuestionen nunca si la violación es culpa suya, y no duden nunca de que se castigará a los responsables. Y, en última instancia, habrá una mejor protección frente a la violación".