Jueves, 31 de octubre, 2019

El 24 de octubre estalló una segunda oleada de protestas en Bagdad y otras gobernaciones del país, incluidas Diwaniya, Thi Qar, Basra, Karbala, Nayaf, Maysan y Babel. Según la Alta Comisión Independiente de Derechos Humanos de Irak, al menos 77 manifestantes perdieron la vida y 3.654 resultaron heridos en esta última oleada de protestas


“Las fuerzas de seguridad iraquíes hicieron, una vez más, uso ilegítimo de la fuerza excesiva y de medios letales para dispersar anoche a multitudes de manifestantes, en su mayoría pacíficos, en la ciudad meridional de Karbala”, ha afirmado Amnistía Internacional, tras recibir informes de que al menos 14 manifestantes habían muerto y más de 100 habían resultado heridos.

Según testimonios de testigos presenciales, verificados con imágenes de vídeo geolocalizadas, el 28 de octubre, las fuerzas de seguridad y la policía antidisturbios iraquíes abrieron fuego real, lanzaron gas lacrimógeno y persiguieron a personas que protestaban pacíficamente en una sentada en la glorieta de Tarbiya. Algunos testigos dijeron también que las fuerzas de seguridad trataron de atropellar a la gente con sus vehículos.

“Anoche, en escenas terribles en Karbala, las fuerzas iraquíes abrieron fuego contra manifestantes pacíficos y recurrieron a fuerza excesiva y, a menudo, a medios letales para dispersarlos de un modo temerario y totalmente ilegítimo. Estas escenas son aún más espantosas al producirse a pesar de las garantías de las autoridades iraquíes de que no iba a repetirse la violencia extrema empleada contra los manifestantes durante las protestas de principios de mes”, dijo Lynn Maalouf, directora de investigación de Amnistía Internacional para Oriente Medio.

“Según el derecho internacional, las fuerzas de seguridad deben abstenerse de usar armas de fuego a menos que haya peligro inminente de muerte o de lesiones graves y no se disponga de una alternativa adecuada. Los testimonios de los testigos indican claramente que no fue ese el caso. Las autoridades iraquíes deben evitar más derramamientos de sangre poniendo freno de inmediato a sus fuerzas de seguridad.”

El 24 de octubre estalló una segunda oleada de protestas en Bagdad y otras gobernaciones del país, incluidas Diwaniya, Thi Qar, Basra, Karbala, Nayaf, Maysan y Babel. Según la Alta Comisión Independiente de Derechos Humanos de Irak, al menos 77 manifestantes perdieron la vida y 3.654 resultaron heridos en esta última oleada de protestas.

Un testigo presencial de las protestas de Karbala de anoche contó a Amnistía Internacional que, los días anteriores, las fuerzas de seguridad habían tratado de dispersar a quienes se manifestaban con gas lacrimógeno y porras, pero que la violencia empleada anoche fue mucho más extrema.

“Las fuerzas de seguridad abrieron fuego contra los manifestantes a los que perseguían. Había un vehículo todoterreno negro que empezó a ir hacia la glorieta y trató de atropellar a las personas que protestaban. Fue un horror total. Había mujeres, y niños y niñas que gritaban. Las fuerzas de seguridad dispersaron a todo el mundo y empezaron a perseguir a la gente por las calles laterales”, dijo.

Un miembro del personal médico del hospital de Al Hussein de Karbala entrevistado por Amnistía Internacional dijo que anoche habían llegado a urgencias manifestantes con heridas de metralla y de bala en la pierna, el estómago, un ojo y la cabeza. Añadió que, en los últimos días, también habían recibido a varias personas con lesiones debido a palizas y que, el 27 de octubre, miembros de las fuerzas de seguridad vestidos de civil habían visitado el hospital y detenido a unas 50 personas por participar presuntamente en las protestas.

“Detuvieron a un montón de gente en el hospital [...] Incluso a menores de edad. Una de las personas a las que se llevaron tenía 14 años”, dijo.

Otro testigo presencial contó a Amnistía Internacional que, al principio, los militares habían advertido verbalmente a los manifestantes de que no cruzaran la puerta de entrada a los edificios oficiales que hay cerca de la glorieta donde los manifestantes están reunidos desde el 24 de octubre. Algunos manifestantes hicieron caso omiso de las advertencias y se acercaron a esa zona, pero fueron rechazados con gas lacrimógeno y granadas de aturdimiento (sonoras).

“Usaron un montón de gas lacrimógeno. Hasta los militares se ahogaban y empezaron a marcharse. Cuando el ejército se fue, los manifestantes empezaron a quemar neumáticos y basura”, dijo, añadiendo que los manifestantes empezaron a lanzar piedras como respuesta.

“Hacia las 8 de la noche empezaron a usar fuego real para dispersarnos. Al principio fue un poco, luego empezó a aumentar”, añadió.

El testigo dijo que, hacia las 11 de la noche, la policía antidisturbios empezó a cargar con sus vehículos contra manifestantes pacíficos, intentando atropellarlos. Dijo que la táctica de usar coches para atropellar a manifestantes también se había usado en las protestas del fin de semana. 

Otro manifestante contó que estaba en la protesta, en gran medida pacífica, cuando oyó disparos procedentes de la zona próxima a los edificios oficiales. Dijo que miembros de las fuerzas de seguridad vestidos de negro persiguieron a los manifestantes.

“Vinieron hacia nosotros entre 7 y 10 coches a toda velocidad, y los hombres que iban dentro disparaban al aire para asustar a la gente. Empezamos todos a retirarnos [...] hubo heridos entre los manifestantes y también entre los militares. Estas otras fuerzas empezaron a agarrar a la gente y a golpearla, incluso a niños de corta edad. Los golpeaban con saña. A mí me agarraron y empezaron a pegarme en la cabeza [...] El fuego real era continuo. Fue un horror total. Había incluso niños de 12 años entre los manifestantes.”

Un manifestante que fue detenido en Karbala el 28 de octubre describió las terribles condiciones de reclusión de la comisaría contra la delincuencia que está dentro de un complejo de edificios oficiales.

“Había sangre en las paredes. Había niños menores de 18 años. Oímos gritos en la otra sala”, dijo, y añadió que había visto al menos a un niño sangrando profusamente por la boca tras haber recibido una patada en la cara y a un joven con heridas similares a los que negaron atención médica.

“Las autoridades iraquíes deben ordenar una investigación imparcial sobre lo ocurrido anoche en Karbala y garantizar que todos los responsables rinden cuentas de sus actos”, concluyó Lynn Maalouf.

Amnistía Internacional pide asimismo a las autoridades iraquíes que pongan fin a las detenciones arbitrarias y levanten el toque de queda impuesto en varias partes del país, incluido Karbala.