Lunes, 26 de junio, 2023
Platón , Sebastián

La inclusión de las mujeres en la diplomacia no solo es un asunto de justicia social, sino también un tema estratégico. La presencia femenina puede mejorar las relaciones internacionales al permitir un diálogo más abierto y constructivo


Por Daniela Damiano @ddamianoh

(24-06-2024) Desde hace mucho tiempo, las mujeres han estado luchando por la igualdad de derechos, oportunidades y representación en todos los ámbitos de la vida debido a que históricamente los espacios de poder siempre han estado liderados por hombres.

En consecuencia, uno de los campos donde su presencia ha sido escasa es en la diplomacia y espacios políticos de importancia. A pesar de que cada vez hay más mujeres que se dedican a la política, todavía hay una gran brecha de género en puestos de poder y toma de decisiones.

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Para las Nacionales Unidas, la integración de las mujeres en asuntos políticos, especialmente en puestos de toma de decisiones, es fundamental para el desarrollo y el progreso de una sociedad. Las mujeres tienen una perspectiva única y valiosa que puede ayudar a crear políticas más inclusivas y efectivas. La presencia de mujeres en la diplomacia puede llevar a una mayor cooperación internacional y a una solución más pacífica de los conflictos.

La inclusión de las mujeres en la diplomacia no solo es un asunto de justicia social, sino también un tema estratégico. La presencia femenina puede mejorar las relaciones internacionales al permitir un diálogo más abierto y constructivo. Además, las mujeres pueden contribuir a aumentar el acceso a servicios públicos básicos como la educación y la salud, lo que puede mejorar significativamente el bienestar social. También pueden otorgar a los programas sociales, perspectiva de género para que su garantía sea más igualitaria; es bien sabido que muchos de los planes sociales actuales son ideados y aplicados por hombres, lo cual impacta negativamente en la calidad de vida y desarrollo de las mujeres y niñas.

Datos relevantes

  • En enero de 2023, solo 34 mujeres eran Jefas de Estado y/o de Gobierno en 31 países.
  • De los cinco procesos de paz dirigidos o codirigidos por la ONU en 2021, dos fueron dirigidos por mujeres mediadoras. Todos estos procesos de paz se llevaron a cabo en consulta con la sociedad civil y contaron con expertos en cuestiones de género.
  • En 2022, el Consejo de Seguridad celebró su primera reunión oficial sobre las represalias contra las mujeres en los procesos de paz y seguridad.
  • Las mujeres siguen estando enormemente infrarrepresentadas en muchos ámbitos relacionados con las armas, incluido el control técnico de armamento y, solo el 12% de los ministros de defensa de todo el mundo, son mujeres.
  • En los países con más mujeres en el poder legislativo y ejecutivo, el gasto en defensa es menor y el gasto social es mayor.[1]

 

Mujeres víctimas del piso pegajoso y el techo de cristal

El «piso pegajoso» y el «techo de cristal» son dos conceptos que se utilizan para describir las barreras que enfrentan las mujeres en su avance profesional. El primero se refiere a la dificultad que tienen para avanzar en su carrera, mientras que el segundo se refiere a la dificultad que tienen para llegar a los puestos de liderazgo y toparse con situaciones de estancamiento.

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El piso pegajoso, concepto desarrollado por la socióloga Catherine White Berheide en 1992, resalta los factores que describen la baja calidad del empleo femenino, ya que en su mayoría se le ofrece a las mujeres empleos con peores condiciones o con peores salarios por la idea errada de que la mujer no tiene tiempo a cumplir con cargas laborales completas o con más responsabilidad por su tarea del cuidado del hogar y la familia. Este pensamiento también las limita a ascender en sus puestos de trabajo y crecimiento académico y profesional.

Mientras que el techo de cristal, concepto atribuido a Marilyn Loden en 1978, se refiere a todos esos obstáculos difíciles de detectar o barreras invisibles que frenan el crecimiento y ascenso profesional de la mujer hacia cargos de nivel gerencial, ejecutivo o político; dejándola en un estancamiento perenne en puestos de bajo o medio nivel. Por ejemplo, la maternidad es un freno natural a su promoción, ya que, sin que esto esté explícitamente dicho o escrito dentro de organismos o empresas, es usual que al momento de promover o ascender a un empleado a cargos con más responsabilidad y mejor salario se tome en consideración primero a los hombres.

Es importante que las mujeres no sean víctimas de estas barreras y prácticas encubiertas porque el acceso igualitario y crecimiento laboral es un derecho humano fundamental. Además, la diversidad de género en los puestos de liderazgo es esencial para una toma de decisiones más equilibrada y justa.

Para lograr esto, es necesario que los Estados implementen políticas y prácticas inclusivas y hagan seguimiento a que los empleadores propicien en sus ambientes laborales la igualdad salarial, la protección en caso de maternidad, la flexibilidad laboral y la promoción activa de mujeres a puestos de liderazgo.

¿Qué falta para que las mujeres tengan más participación en cargos de poder?

Es vital fomentar una cultura inclusiva que valore la diversidad en todos los espacios. Es necesario crear oportunidades para que las mujeres puedan desarrollarse profesionalmente y acceder a cargos relevantes. Esto implica la implementación de políticas y programas que promuevan la igualdad de género y la no discriminación.

Se deben crear redes y alianzas que permitan a las mujeres conectarse, compartir experiencias y apoyarse mutuamente. En muchos espacios sociales y laborales se incentiva el aislamiento para que el diálogo y el conocimiento se corte y las mujeres no se den cuenta de que existen desigualdades con sus pares masculinos.

Es importante crear espacios en los que las mujeres puedan expresar sus opiniones y preocupaciones de manera segura y sin miedo a ser juzgadas o ignoradas.

Comenzar a desarrollar estrategias de comunicación efectivas y reales que involucren a la sociedad en general para sensibilizar a la población sobre la importancia de la inclusión de las mujeres en la diplomacia y cómo esto puede contribuir al desarrollo y la paz social.

Por último, se deben establecer medidas adecuadas para garantizar que las mujeres puedan acceder a cargos públicos o de poder relevantes. Esto implica la eliminación de barreras legales, culturales y sociales que impiden su participación plena y efectiva en todos los ámbitos de la vida pública. Fomentar la inclusión de las mujeres en la diplomacia se traduce en lograr sociedades más pacíficas e igualitarias. Para ello, debemos trabajar en conjunto para crear un entorno inclusivo que valore la diversidad y apoye el desarrollo profesional de las mujeres e incentiva a las niñas a estudiar carreras cientificas, administrativas y gerenciales. Además, debemos sensibilizar a la población sobre la importancia de esta inclusión y discutir, visibilizar y exigir medidas adecuadas para garantizar la paridad de género en el acceso a cargos de poder

Artículo previamente subido en la página oficial de Caleidoscopio Humano

Fotografía: Pixabay