Lunes, 12 de diciembre, 2016
Damiano, Daniela

ACNUR ha denunciado que el grado de exclusión que sufren las personas con discapacidad a la hora de recibir ayuda humanitaria es mucho más fuerte que en las que no tienen discapacidad


Si eres una persona con discapacidad, sabes que la vida en este mundo minado de discriminación no ha sido fácil. Ahora, imagínate que además de lidiar con un mundo que antepone barreras a tus derechos tengas que huir de tu casa, lo más rápido posible, para salvaguardar tu propia vida.

Esta es la tragedia que viven miles de personas con discapacidad que necesitan desplazarse a otros lugares de su país o incluso a otra nación, a causas de graves conflictos armados o situaciones de violencia extrema que atentan contra sus vidas.

Ante la grave crisis de refugiados Amnistía Internacional lazó este año su campaña “Te doy la bienvenida” para que los gobiernos y líderes del mundo no continúen dando la espalda a este problema y asuman la responsabilidad de buscar soluciones a las más de 20 millones de personas que padecen esta terrible realidad. Haz clic aquí si deseas sumarte a esta petición.

El drama de millones en una historia

Amnistía Internacional hizo un trabajo especial con Alan Mohammad, de 30 años, y su hermana Gyan, de 28, ambos en sillas de ruedas por distrofia muscular desde su nacimiento, quienes lograron escapar de las bombas y los morteros que lanzaban constantemente simpatizantes del autoproclamado Estado Islámico cerca de su vivienda en Irak.

“Para la gente ‘normal’ ya es muy difícil. Pero, para las personas con discapacidad, es un milagro porque todas las fronteras entre los dos países (Irak y Turquía) son montañosas”[1], afirmó Alan.

Alan contó a Amnistía Internacional que para emprender el rumbo sobre las montañas que conducían a Turquía, él y su hermana fueron dentro de dos bolsas que colgaban a los contados de un caballo. Mientras, el animal caminaba despacio por el gran peso de los dos cuerpos, su madre y otros hermanos arrastraban sus sillas de rueda por el empinado camino de tierra.

Pero lo peor no fue el tortuoso traslado hacia Turquía. Ya en ese país tuvieron que pagar 750 euros cada miembro de su familia para montarse en una embarcación que los llevaría a Grecia. El día en que zarparon, se dieron cuenta que el barco que le habían prometido no era más que una balsa inflable que solo medía 6 metros. 60 personas clamaban por subirse, para las sillas de Alan y Gyan no había espacio en la balsa.

La balsa no llegó a su destino, los motores se detuvieron en medio del océano. “Cada vez que miraba a mi alrededor veía niños y bebés llorando. [...] Mi madre se mareó y en un momento dado mi hermana me dijo que no aguantaba más”. Después de horas a la deriva fueron rescatados por la guardia costera griega. Al llegar al país helénico, se topó con una horrible realidad: El acuerdo entre la Unión Europeo y Turquía le cerraba a él y su familia la posibilidad de poder reunirse con su padre quien ya se encontraba en Alemania y la cita que tenían con la Oficina Europea de Apoyo al Asilo para tratar de la reagrupación familiar nunca llegó a darse.

Alan y su familia no tuvieron más opción que integrarse a un campo de refugiados griego conocido como Ritsona. El lugar era una base militar abandonada, en medio de un bosque, nada apto para ninguna persona con discapacidad, menos en silla de ruedas pues las desigualdades del terreno y las raíces de los arboles no permitían el fácil desplazamiento.

Las temperaturas eran sofocantes durante el día y la comida que se servía era muy deficiente, tanto así que la mayoría se desechaba y era aprovechada por los jabalíes que se acercaban con hambre al campo de refugio.

Discapacidad significa más exclusión

Una persona refugiada es quien sale de su país por temor a persecución o a perder la vida y solicita asilo en otro país en busca de protección. La Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 constituye la fundación de la protección internacional para estas personas y establece el principio de no devolución, el cual prohíbe a los Estados partes negar el acceso a las personas solicitantes de asilo “por razones de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social, o de sus opiniones políticas”[2].

En la realidad este principio no se cumple a cabalidad y por eso vemos fronteras cerradas y miles de personas bordeando países hasta conseguir alguno que finalmente los acepte. Para las personas con discapacidad esta situación es mucho más complicada, pues la mayoría de ellas no están en condiciones de deambular por largos trayectos, llenos de peligros, hostilidad, hambruna, insalubridad y sobre todo incertidumbre. Muchos aún ven a las personas con discapacidad como una carga, estigmatización que aumenta el aislamiento y abandono.

El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ha afirmado que las personas que presentan alguna discapacidad, bien sea física e intelectual, son más vulnerables en situación de refugiados, por ello necesitan protección adicional porque están en mayor riesgo de sufrir exclusión al acceso a asistencia humanitaria, educación, salud; y a padecer varios tipos de violencia incluyendo abuso sexual, físico, psicológico y doméstico[3].

El organismo ha denunciado que el grado de exclusión que sufren las personas con discapacidad a la hora de recibir ayuda humanitaria es mucho más fuerte que en las que no tienen discapacidad. “Estos individuos son a menudo aislados de la vida de la comunidad, corren el riesgo de quedarse atrás cuando deben huir y tienen dificultades para acceder a los programas de reunificación familiar”.

Ya en el país de asilo también sufren muchos inconvenientes, como la imposibilidad de acceder al transporte, entender la información escrita y verbal, registrarse con instituciones para recibir documentación y apoyo, o recordar y relatar con precisión los detalles relevantes durante las entrevistas.

Derecho a la protección internacional

Ante las desventajas que padecen este tipo de personas, en 2010 se publicó la Conclusión del Comité Ejecutivo Nº 110 (LXI)[4], un texto que trata de brindar protección a los derechos de las personas con discapacidad que se ven en condición de refugiados.

Una de sus recomendaciones indica: “Instar a los Estados y al ACNUR a que, en cooperación con los asociados pertinentes cuando proceda, protejan y asistan a los refugiados y otras personas con discapacidad contra todas las formas de discriminación, y ofrezcan un apoyo sostenible y adecuado para atender a todas sus necesidades”.

Del mismo modo exige se creen programas de capacitación y sensibilización a las personas encargadas de brindar ayuda humanitaria para la atención oportuna y especializada a las personas con discapacidad, así como a los Estados crear políticas públicas que visibilicen las condiciones de este sector de la población.

Dentro de la comunidad con discapacidad que se encuentra refugiada es vital también que se canalicen mecanismos de protección especialmente dirigidos a mujeres y niñas, ya que ellas se encuentran más vulnerables a ser víctimas de violencia de género; así como crear políticas que atiendan las necesidades de las personas mayores que tengan alguna discapacidad.

En el mundo existen más de 3 millones de personas con discapacidad en condición de refugiados o desplazamiento forzoso y un tercio de ellos son niños, según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Hoy, día internacional de las personas con discapacidad, es importante que se considere y brinde toda la ayuda humanitaria necesaria para aquellas personas que ven amenazadas sus vidas en sus propios países, mucho más si la discapacidad dificulta trasladarse hacia lugares más seguros. Es su derecho el reasentamiento en igualdad de condiciones, que incluye igual acceso a las oportunidades de educación, vivienda, transporte, salud y servicios sociales, sin barreras que les perjudiquen.

POR DANIELA DAMIANO @AMNISTIA 
FOTO: ACNUR

[1] Amnesty.org. Viajes milagrosos, esperanzas varadas. Disponible en: https://www.amnesty.org/es/latest/news/2016/09/miraculous-journeys-stranded-hopes/

[2] ACNUR. El principio de no-devolución. Disponible en: http://www.acnur.org/t3/fileadmin/Documentos/BDL/2002/01151.pdf

[3] ACNUR. La protección de las personas con discapacidad. Disponible en: http://www.acnur.org/a-quien-ayuda/personas-con-discapacidad/

[4] ACNUR. Conclusión general sobre la protección internacional No. 110. Disponible en: http://www.acnur.org/fileadmin/scripts/doc.php?file=fileadmin/Documentos/BDL/2011/7442