Lunes, 06 de febrero, 2017
Fernandez, Jackeline

“Todos los años, cerca de tres millones de niñas corren el riesgo de sufrir mutilación genital femenina”


No me lo podía creer: no hay fundamento religioso para justificar la mutilación, ni lógica en las creencias culturales”, Lamine Diallo (Guinea).

La Mutilación Genital Femenina (MGF) ha sido reconocida como una grave violación de los derechos humanos de las niñas. Evidencia la enorme desigualdad que persiste en algunas sociedades, fundamentada en nociones tales como:

- Presión social, en algunas comunidades la necesidad de mantener aquellas pràcticas consideradas por todos como “normales”, arraigadas tan profundamente que no son sometidas a evaluación;

- Es considerada como un paso importante en la preparación de las niñas para la vida adulta y el matrimonio;

- Garantizar la virginidad antes del matrimonio;- Asegurar la fidelidad de la mujer a su pareja, considerando que el dolor producido al coser la abertura vaginal, convence a la mujer de evitar las relaciones extramatrimoniales;
- La importancia de hallar una pareja para las niñas y jóvenes, lleva a sus familias a realizar cualquier rito que pudiera facilitar esa necesidad;
- Asociar a la mujer con la pureza y la virginidad, lo cual hace necesario eliminar de su cuerpo cualquier parte que pudiera llevarla a manchar esa pureza;
- En algunos contextos, si bien no pareciera existir ninguna fundamentación teórica en la religión, es considerada una práctica respaldada por las creencias religiosas. Y esta creencia es avalada ante la postura de algunos líderes religiosos indiferentes ante este hecho;
- Los líderes de algunas comunidades, personas de autoridad e incluso médicos, contribuyen en algunas ocasiones con la persistencia de esta práctica;
- La tradición y la cultura son argumentos utilizados para fundamentar el mantenimiento de la mutilación genital.

Lo anterior es producto de numerosas investigaciones llevadas a cabo por organismos tales como el Fondo de Poblaciones de Naciones Unidas (UNFPA), el Fondo de la Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), que en el año 1997 realizaron una declaración conjunta en contra de la Mutilación Genital Femenina, y han venido desarrollando una serie de programas destinados a cambiar los paradigmas sobre los cuales se sustenta esta práctica.

Para ser pura, hay que sufrir

Amnistía Internacional ha venido alertando sobre la imperiosa necesidad de proteger a las niñas en contra de la MGF. El año pasado, con ocasión del Día Internacional de Tolerancia Cero contra la Mutilación Genital Femenina, que se celebra el 6 de febrero, señaló que “Todos los años, cerca de tres millones de niñas corren el riesgo de sufrir mutilación genital femenina”. En el Informe “Círculos del Infierno: violencia intrafamiliar, pública y estatal contra la mujer en Egipto” la organización destacó que el 91% de las mujeres entre 15 y 49 años habían sido sometidas a la MGF. Del mismo modo, Amnistía Internacional ha denunciado que en Somalia y Sierra Leona más del 80% de las niñas y mujeres han sido sometidas a la MGF. Por otro lado, la organización Humanium ha señalado que la MGF es una práctica común en 28 países de África, donde más de 90 millones de niñas y mujeres deben vivir con las consecuencias de la ablación genital. También se ha hallado evidencia de esta mutilación en Malasia, Yemen, Indonesia y algunas regiones de Centroamérica y Sudamérica.La OMS señala que los tipos de MGF son:

Tipo 1 – Clitoridectomía: resección parcial o total del clítoris (órgano pequeño, sensible y eréctil de los genitales femeninos) y, solo en casos muy raros, del prepucio (pliegue de piel que rodea el clítoris).Tipo 2 – Escisión: resección parcial o total del clítoris y los labios menores, con o sin escisión de los labios mayores (labios vulvares que rodean la vagina).
Tipo 3 – Infibulación: reducción de la abertura vaginal mediante una cobertura a modo de sello formada cortando y recolocando los labios menores o mayores, con o sin resección del clítoris.
Tipo 4 – Otros: todo otro procedimiento lesivo de los genitales femeninos realizado con fines no médicos, como pinchazos, perforaciones, incisiones, raspados o cauterizaciones de la zona genital.
Algunas de las consecuencias incluyen: dolor intenso; hemorragia; inflamación de los tejidos genitales; fiebre; infecciones como el tétanos y urinarias; problemas vaginales (leucorrea, prurito, vaginosis bacteriana y otras infecciones); tejido y queloide cicatriciales; mayor riesgo de complicaciones en el parto y muerte. Otras importantes consecuencias son la depresión, el miedo y a imposibilidad de mantener relaciones sexuales satisfactorias.
El sufrimiento asociado a la ejecución de la mutilación y a sus efectos posteriores, es considerado como un condicionante que permite desterrar de la mente de las mujeres, proclives a dejarse seducir, pensamientos impuros, garantizando de esta forma su fidelidad al esposo.

Erradicar la MGF: un camino en construcción

Se han venido incentivando prácticas para erradicar la MGF a nivel mundial, de la mano de organismos internacionales, desde la inclusión. La activa participación de las comunidades afectadas en estos programas es la única garantía de que las nociones culturales y religiosas sobre las que se fundamenta, podrán ser cambiadas. Escuchar a las víctimas y empoderarlas con el conocimiento de sus derechos es otro paso fundamental, tal como lo evidencia Lamine Diawara, un hombre senegalés, quien después de escuchar los testimonios de varias jóvenes que habían sufrido la MGF, se unió al programa Integral de Prevención contra la Mutilación Genital Femenina desarrollado por el País Vasco (España).Médicos del Mundo también ha venido desarrollando un programa de sensibilización denominado Un Viaje con Compromiso, en el cual insta a los a pediatras y padres a revisar a sus hijas cuando viajan hacia sus países de origen y regresan a España.Algunas pautas señaladas por la OMS para luchar contra la MGF, son:- Comprender la dinámica social de la toma de decisiones relacionadas con la mutilación genital femenina;
- Trabajar con las prácticas y creencias culturales y comunitarias, no en contra de ellas;
- Dirigirse a los niveles de influencia local, nacional e internacional; y
- Usar un enfoque integral y basado en los derechos.
La mayor tarea es cambiar la visión de aquellos que la consideran una práctica valida desde la perspectiva religiosa y tradicional.

Todavía estoy conmocionado. No me gustaba la práctica, pero tampoco veía necesaria combatirla por sus arraigadas raíces religiosas y culturales. Pero ahora que he visto que el mapa de los países que lo practican y ha comprobado que la razón religiosa no tiene ningún fundamento, me atrevo a criticarlo y atacarlo”, Michael Addo (Nigeria)

Fuentes:

http://elpais.com/elpais/2017/02/03/planeta_futuro/1486128692_612527.html

file:///C:/Users/jose/Downloads/MDE1200042015SPANISH.pdf

https://www.es.amnesty.org/en-que-estamos/noticias/noticia/articulo/mutilacion-genital-femenina-todavia-29-paises-siguen-practicando-esta-forma-de-violencia-contra/

http://www.humanium.org/es/mutilacion-genital/

http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs241/es/

http://www.paho.org/hq/index.php?option=com_docman&task=doc_view&gid=23949&Itemid=270

Imágen: Shutterstock/karelnoppe