Miércoles, 18 de julio, 2018
Proyecto, LGBTI

Las consecuencias de la Emergencia Humanitaria se agrava en grupos que han sido vulnerables historicamente por acción y/o inacción del Estado


En el Informe Anual 2017/18 de Amnistía Internacional en la sección Venezuela, se observan datos y denuncias sobre la Emergencia Humanitaria que afronta la ciudadanía. De allí, podemos destacar algunas cifras que muestran el difícil panorama que enfrentan mujeres y hombres en el país:

● 80-90% de desabastecimiento de medicamentos según PROVEA

● 50% de los hospitales colapsados según Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría

● 75% de 90 hospitales en el país tienen desabastecimiento de material quirúrgico, reportan serios problemas en sistema de diagnósticos, presentan una continua disminución de camas operativas. Según Asamblea Nacional “Encuesta nacional de hospitales”

● El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) ha reportado aumento preocupante en la desnutrición infantil y falta de datos oficiales.

A partir del trabajo de denuncia pública de la situación que se vive en Venezuela, en Agosto de 2016, Ban Ki-Moon, ex-Secretario General de la Organización de Naciones Unidas (ONU), se refirió a la situación venezolana como una crisis humanitaria debido a la falta de bienes básicos y ofreció apoyo de la Organización de las Naciones Unidas para brindar ayuda.  Igualmente La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en su informe más reciente sobre Venezuela; exhortaba al Estado a garantizar el derecho a la salud movilizando los recursos necesarios y disponibles para ello, “incluyendo los de cooperación internacional”(1). En tal sentido, no queda duda de la situación precaria en materia de salud, alimentación y economía de este país de la región latinoamericana.

Cuando fijamos la lupa en los grupos que históricamente han sido vulnerables debido a la falta de protección de los Estados y ahora en el contexto de una situación como la emergencia humanitaria venezolana, surgen una serie de preguntas: ¿En qué nivel afecta esta crisis a grupos como mujeres, niños y niñas, adultos mayores, personas LGBTI, personas en situación de cárcel?, ¿cuáles son las consecuencias?, ¿se está trabajando en las medidas para atender a estas personas? Teniendo en cuenta que la emergencia humanitaria tiene varios aspectos a considerar: salud, alimentación, migración, economía, entre otras, es importante resaltar que para poblaciones vulnerables estar ante una situación de una magnitud como ésta, tiene consecuencias que pueden ser magnificadas por el historial de discriminación de las cuales han sido víctimas. Por ejemplo, los hombres y mujeres homosexuales con alguna expresión de género que no sea la esperada por la sociedad pueden tener mayores trabas para conseguir empleo o poder mantener un empleo estable y cuando nos situamos en medio de una emergencia económica con cifras de hiperinflación y las personas LGBTI se ven forzadas a aceptar trabajos que no necesariamente cubren sus necesidades, entonces el campo de acción para poder subsistir a esta situación generalizada se hace más complejo.

En el caso de las personas trans, que ejercen el trabajo sexual, según un reporte de el diario El Estimulo.com, aceptan como método de pago cajas de comida o que el mismo sea a través de la compra de productos alimenticios para poder cubrir sus necesidades y como alternativa ante la escasez de efectivo. Por otro lado, podemos ver cómo hay medidas tomadas por el Estado venezolano que no contemplan a grupos como las personas LGBTI, un ejemplo de ello es que para la compra de productos básicos de la canasta alimentaria se implementó un programa de racionamiento a través de la cédula de identidad, sin embargo, surge la pregunta ¿qué sucede cuando se presenta una persona trans a realizar una compra de alguno de estos productos y su expresión de género no corresponde con lo que indica su documento de identidad? El año pasado a través, de las redes sociales pudimos enterarnos de que la diputada transgénero, Tamara Adrián no pudo realizar sus compras en un supermercado porque se presentó este caso, podemos ver la reseña en El Diario Contraste. De tal manera, vemos que en la práctica las políticas tomadas por el Estado para “asegurar la compra de alimentos a grupos y sectores desprotegidos” no está considerando a todos los sectores que padecen con mayor profundidad la Emergencia Humanitaria.

En cuanto al acceso a la salud y la escasez de medicamentos, específicamente las personas trans que se encuentran en tratamientos hormonales se ven en la obligación de interrumpirlos de manera abrupta debido a su inexistencia en la mayoría de las farmacias y los costos elevados en el mercado negro. En la pasada marcha del Orgullo LGBTI realizada el día 4 de Julio de 2018 en la ciudad de Caracas, vimos como organizaciones como ACCSI, denunciaron la falta de antiretrovirales (ARV) para pacientes con VIH y alertaron específicamente sobre la población LGBTI con VIH.

Otro aspecto de la situación es el éxodo de venezolanos y venezolanas como consecuencia de la falta de oportunidades y las pocas opciones para superar la crisis, aunado a esto las inexistentes medidas del Estado para proteger a las personas LGBTI de la discriminación y la violencia. En la página web de El País, vemos el relato de un joven que ante el acoso y la inacción de las instituciones del Estado se vio en la necesidad de solicitar asilo en otro país, aquí se coloca un fragmento de dicho relato: “Germán (nombre ficticio) viene de Venezuela, un país donde la homosexualidad no es ilegal y hay mucho más activismo LGBTI que en África. ‘Pero ahí tampoco es aceptada y nunca lo será’, argumenta el joven, quien llegó a España el año pasado después de que una pelea, que define como ‘la paliza de su vida’, desembocara en un vórtice de amenazas hacia él y su familia. Con la voz medio rota, cuenta cómo un grupo de hombres los atacaron a él, a su pareja y a un amigo cuando salían de una discoteca. “Me robaron el móvil y empezaron a llamar…; lograron saber dónde vivía y en el edificio de mi casa pintaron unos grafitis que decían “Germán, maricón, te vamos a matar”. Consiguió denunciar, aunque la policía en un principio se negó a recoger su declaración. Pero las intimidaciones no tenían viso de cesar. Decidió entonces cambiar de número de teléfono y de ciudad. ‘La primera semana fue todo bien, pero luego volvieron las llamadas’, asegura. “¿Pensaban que se iban a librar de nosotros? Ya hemos averiguado donde viven”, le dijeron. La historia de Germán es evidencia de la complicada situación que enfrentan persona LGBTI en Venezuela ante la inexistencia de políticas públicas eficaces que ayuden a disminuir la violencia y protejan de la discriminación.

Es necesario, que se tomen las medidas necesarias para salir de la emergencia humanitaria severa, que se atraviesa en Venezuela y que estas medidas tengan como eje transversal garantizar los DDHH de todas y cada una de las personas víctimas de la situación, que sean medidas integrales y sectorizadas para atender las necesidades de grupos que por acción y/o inacción del Estado se han visto desprotegidas y discriminadas institucionalmente.

Por: Yendri Velásquez