Viernes, 30 de noviembre, 2018
Alvarenga, Luis Miguel

Las autoridades deben garantizar que todas las personas disfruten de sus derechos humanos, especialmente de los laborales, en condiciones seguras, que les permita desarrollarse sin menoscabo a su integridad física, mental y emocional, así como deben tomar medidas efectivas que impidan y prevengan la trata de personas y el trabajo forzoso


Cada 2 de diciembre se conmemora el Día Internacional para la Abolición de la Esclavitud, luego que la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas aprobara ese día, pero en 1949, el Convenio para la Represión de la Trata de Personas y de la explotación sexual.

Según datos oficiales de la Organización Internacional del Trabajo, publicados en 2016, en América Latina y el Caribe hay más de 1,8 millones de personas, aproximadamente, que aún son sometidas a trabajo forzoso, lo que demuestra que todavía falta mucho por hacer.

En países como Brasil se han desarrollado proyectos que deben ser aprobados, apoyados y promovidos, donde se ha puesto en marcha una amplia estrategia para enfrentar el trabajo forzoso y la esclavitud, así como también se ha llevado a cabo en Bolivia, Paraguay y Perú.

Por otra parte, Europa tiene una de las tasas más altas de trabajo forzoso y esclavitud, con 8,7 millones de personas que todavía son sometidas a esta grave violación de sus derechos humanos.

Aunque estas cifras son generales, se han examinado diferentes formas de trabajo forzoso, haciendo la distinción entre empresas privadas y públicas. De los 24,9 millones de víctimas, 16 millones correspondían a los comercios e industrias privadas, otros 4,8 millones se encuentran bajo explotación sexual y 4,1 millones son sometidas a trabajos obligados impuestos por el Estado, como ocurre en Albania, donde las mujeres, niños y niñas son víctimas de estas acciones.

Continúa la esclavitud

Según el informe 2017/2018 de Amnistía Internacional, en África continúa la práctica de la esclavitud, donde más de 20.000 personas son sometidas a sufrir tortura, trabajo forzoso, extorsión y homicidios.

La Organización Internacional del Trabajo señaló que este delito está relacionado a la extrema pobreza en la que viven muchas personas en la región, lo que las expone al trabajo forzado y esclavitud.

Asía es el continente que concentra el mayor índice de victimas de trabajo forzoso en el mundo, con un total de 12,3 millones, aunque se mantiene la lucha contra estas acciones y abusos.

Del total, al menos 8,1 millones de personas son sometidas a trabajos forzosos, no solo de forma irregular sino también como pena impuesta por las autoridades, como ocurre en Myanmar, donde se documentó esta práctica a partir del testimonio de 250 personas que observaron cómo se violaban las leyes nacionales, con total desprecio por la dignidad humana, la seguridad y salud.

Las autoridades deben garantizar que todas las personas disfruten de sus derechos humanos, especialmente de los laborales, en condiciones seguras, que les permita desarrollarse sin menoscabo a su integridad física, mental y emocional, así como deben tomar medidas efectivas que impidan y prevengan la trata de personas y el trabajo forzoso.