Martes, 19 de febrero, 2019
Alvarenga, Luis Miguel

“Tenemos una dramática situación que se ha ido agravando todos los días. Hay problemas en la infraestructura y los equipos para exámenes médicos están dañados. No hay tomógrafo, resonador, rayos X, plantas de osmosis, ni siquiera reactivos en el laboratorio o en el banco de sangre”, señaló La abogada y fundadora de Prepara Familia, Katherine Martínez


El Hospital de niños “José Manuel de los Ríos” en Caracas era uno de los centros tipo 4 más importantes del país, en el que médicos de toda América iban a estudiar sus postgrados y los pequeños encontraban en sus consultorios la cura o por lo menos el alivio a sus enfermedades. En la actualidad esto es una utopía.

La abogada y fundadora de Prepara Familia, Katherine Martínez, señala que en la actualidad “el JM” (como se le conoce) está en graves condiciones, que empeoran la ya complicada situación de los niños con enfermedades crónicas y que se profundiza cada día más debido a la crisis de derechos económicos, sociales, culturales y ambientales que se vive en Venezuela.

“Tenemos una dramática situación que se ha ido agravando todos los días. Hay problemas en la infraestructura y los equipos para exámenes médicos están dañados. No hay tomógrafo, resonador, rayos X, ni siquiera hay reactivos en el laboratorio o en el banco de sangre. Además, a la planta de ósmosis no se le realiza el mantenimiento adecuado cada tres meses”, detalla.

Además, Martínez destaca que los niños hospitalizados no cuentan con una alimentación adecuada, suficiente, nutritiva y que cubra con los requerimientos específicos de cada condición, así como los familiares que los cuidan dejaron de recibir el beneficio alimenticio que se había comenzado a dar en agosto de 2017.

“Todos reciben arroz con granos sin sal ni condimentos todos los días, sin importar que hay niños que no pueden comer eso debido a sus patologías. Además, a las madres les quitaron la comida que se les daba en el hospital”.

La abogada recuerda que este beneficio alimentario fue obtenido tras muchos esfuerzos para que las autoridades lo autorizaran. “El suministro se realizaba a través de una oficina en el Ministerio de Salud con proveedores externos. Este no era suficiente ni muy nutritiva, pero les daban algo para comer”.

La situación en general en el país no es muy diferente. Amnistía Internacional ha informado en el portal web Salida de Emergencia que el 50% de los hospitales del país se encuentran colapsados y existe un desabastecimiento de medicinas e insumos médicos que ronda el 90%.

Además, al menos 3 millones de personas con enfermedades crónicas han pasado un año sin recibir el tratamiento adecuado para controlar su condición. En este grupo se incluyen 120 mil ciudadanos con VIH, 16.000 dependientes de diálisis, 4.800 con trastornos hemorrágicos y 50.000 con cualquier tipo de cáncer.

Por este motivo, 27 mil personas provenientes de Venezuela habían sido atendidas en el sistema médico colombiano durante 2017. Este número se ha incrementado con el paso de los días y se ha convertido en una preocupante situación para los países vecinos, en donde se han instalado centros especiales para atender a quienes huyen de la crisis de derechos.

Oídos sordos

Muchas han sido las acciones que organizaciones no gubernamentales y de la sociedad civil han llevado a cabo para que el Estado venezolano cumpla con su obligación de garantizar los derechos humanos de la población, no solo en instituciones nacionales, sino en instancias internacionales.

Prepara Familia ha participado en varios períodos de sesiones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), así como en mesas de trabajo y reuniones en instancias internacionales, con el fin de denunciar la situación que viven las personas en Venezuela debido a la inacción de las autoridades.

Martínez recuerda que, pese a que la CIDH otorgó medidas de cautelares al servicio de nefrología del hospital, solicitada por Prepara Familia y el Centro Comunitario de Aprendizaje por la Niñez y la Adolescencia (Cecodap), el Estado no cumplió con lo establecido en la medida.

“Se hizo una remodelación que no cumplió con ninguno de los requerimientos del hospital y que no fue lo que se pidió en las medidas cautelares. Hay problemas como la carencia de agua que no ha sido corregida”, enfatiza.

Las medidas cautelares tienen como fin el mantenimiento constante y permanente a los equipos utilizados en el servicio de nefrología, el suministro de inmunosupresores y la reparación de las máquinas de hemodiálisis. Sin embargo, se las autoridades dirigieron los recursos en remodelar el espacio con paredes de Dry Wall, cuya utilización en instalaciones médicas no es recomendada.

Las consecuencias de la inacción de las autoridades para resolver la situación de los hospitales no se han hecho esperar. Son muchos los niños, jóvenes y adultos que han muerto por falta de medicamentos, insumos o por complicaciones producto de las pésimas condiciones de los centros médicos en el país.

“El impacto que tiene el incumplimiento de las medidas por parte del estado es la muerte de los niños”.

Martínez destaca que, pese a ello, el hospital JM de los Ríos sigue en pie debido al arduo trabajo de los médicos, personal administrativo y de servicios generales, así como a la constante acción que llevan a cabo organizaciones como Prepara Familia para solventar de alguna manera las carencias.

“Los médicos hacen mucho con muy poco, el hospital no se ha parado por la heroicidad de quienes trabajan ahí, porque hasta el personal de limpieza hace milagros intentando mantener limpio el hospital”, concluye.