Martes, 05 de octubre, 2021

Según el testimonio de testigos presenciales recogido por Amnistía Internacional, los talibanes ejecutaron de manera extrajudicial a nueve de los integrantes de las Fuerzas de Seguridad que ya se habían rendido, con lo que estos homicidios parecen ser crímenes de guerra


  • Un total de nueve integrantes de las fuerzas de seguridad del gobierno fueron ejecutados extrajudicialmente, pese a haberse rendido con anterioridad.
  • Entre las víctimas figuraba también una joven de 17 años, que se vio atrapada en el fuego cruzado.

Una nueva investigación de Amnistía Internacional ha revelado que fuerzas talibanes han matado de manera ilegítima a 13 personas de la etnia hazara, entre ellas una joven de 17 años, en la provincia afgana de Daykundi, tras haberse rendido varios miembros de las fuerzas de seguridad del anterior gobierno.

Los homicidios ocurrieron en la localidad de Kahor, distrito de Jidir, el 30 de agosto. De las víctimas, 11 pertenecían a las Fuerzas de Seguridad y Defensa Nacionales Afganas, y dos eran civiles.

Según el testimonio de testigos presenciales recogido por Amnistía Internacional, los talibanes ejecutaron de manera extrajudicial a nueve de los integrantes de las Fuerzas de Seguridad que ya se habían rendido, con lo que estos homicidios parecen ser crímenes de guerra. Dos civiles fueron abatidos cuando intentaban huir, entre ellos una joven de 17 años que recibió un disparo cuando los talibanes abrieron fuego contra la multitud.

Estas ejecuciones a sangre fría son una prueba más de que los talibanes siguen cometiendo los mismos terribles abusos que los caracterizaron, tristemente, durante su anterior gobierno en Afganistán.

Agnès Callamard

Amnistía Internacional ha verificado fotografías y vídeos tomados tras los homicidios y ha identificado la localidad de Kahor como lugar de los hechos.

“Estas ejecuciones a sangre fría son una prueba más de que los talibanes siguen cometiendo los mismos terribles abusos que los caracterizaron, tristemente, durante su anterior gobierno en Afganistán”, ha afirmado Agnès Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional.

“Los talibanes violan una y otra vez los derechos de quienes perciben como adversarios, y llegan a matar, incluso, a personas que se han rendido. Afirman no estar atacando al personal del anterior gobierno, pero estos homicidios demuestran lo contrario.

“Los talibanes deben poner fin de inmediato a estos actos crueles de venganza, y garantizar que el personal del anterior gobierno y sus familias puedan vivir en condiciones de seguridad en Afganistán. El nuevo gobierno debe dejar claro que no va a tolerar estas graves violaciones y que los responsables responderán ante la justicia”.

Hasta la fecha ha resultado difícil verificar los abusos contra los derechos humanos cometidos por los talibanes desde que se hicieron con el control de Afganistán, el pasado mes de agosto, ya que han cortado el servicio de telefonía móvil en numerosas regiones. Poco después de la caída de Kabul, Amnistía Internacional documentó la matanza de nueve hombres de etnia hazara por los combatientes talibanes, tras haberse hecho con el control de la provincia de Ghazni.

Homicidios en la localidad de Kahor

Los talibanes se hicieron con el control de la provincia de Daykundi el 14 de agosto. Se calcula que, en principio, se habían refugiado en el distrito de Jidir unos 34 ex miembros de las Fuerzas de Seguridad y Defensa Nacionales Afganas, que llevaban consigo material militar y armas. Sin embargo, una vez que los talibanes asumieron la autoridad en amplias zonas de la región, éstos decidieron rendirse.

La persona que lideró la rendición, Mohammad Azim Sedaqat, organizó la inutilización de las armas del grupo en presencia de los talibanes. El 29 de agosto, negociaron la rendición total con los talibanes.

El 30 de agosto, unos 300 combatientes talibanes llegaron en convoy a las proximidades de la localidad de Dahani Qul, donde residían los integrantes de las Fuerzas de Seguridad junto con sus familias. Cuando trataron de salir de la zona, un vehículo les cortó el paso cerca de la localidad de Kahor.

A continuación, los combatientes talibanes llegaron a su altura y abrieron fuego contra la multitud, a consecuencia de lo cual perdió la vida una joven de 17 años llamada Masuma. A su vez, uno de los miembros de las Fuerzas de Seguridad disparó también, con lo que un combatiente talibán resultó muerto, y otro, herido.

Los talibanes continuaron disparando mientras las familias huían, y en el fuego cruzado murieron dos integrantes de las Fuerzas de Seguridad que intentaban escapar del lugar. Cuando otros nueve integrantes de la Fuerzas de Seguridad se rindieron, los talibanes los condujeron de inmediato a la cuenca de un río cercano y los ejecutaron.

Vídeos y fotografías examinados por Amnistía Internacional muestran los cadáveres de 11 hombres dispuestos en fila, muchos de ellos con heridas de bala en la cabeza. En uno de los vídeos puede verse cómo transportan un cuerpo a la cima de una pendiente que, según se cree, se encuentra junto a la cuenca del río cercano a Kahor. Amnistía Internacional no ha podido geolocalizar el vídeo de manera independiente, pero su contenido coincide con el testimonio de testigos oculares, que señalan un lugar próximo a Kahor.

Los nombres y edades aproximadas de los 11 miembros de las Fuerzas de Seguridad y Defensa Nacionales Afganas son los siguientes: Musa Amiri, 46 años; Khudad Jawahiri, 33 años; Esmatullah Zarigh, 34 años; Noor Ali Ibrahimi, 34 años; Habibullah, 33 años; Amanullah, 32 años; Reza Karimi, 31 años: Dawran, 26 años; Dur Mohammad, 41 años; Abdul Hamid Fahimi, 28 años; y Reza Joya, 33 años.

Después de los homicidios

El 31 de agosto, un día después de los homicidios, los lugareños llevaron los cuerpos a Dahani Qul y, a continuación, los trasladaron a terrenos de las familias para enterrarlos. Amnistía Internacional examinó y confirmó la información sobre el emplazamiento de dos de las tumbas, así como la identidad de las personas allí enterradas.

Los talibanes advirtieron a los familiares sobrevivientes de que quienes hubieran huido deberían regresar y rendirse en el plazo de tres días. Las personas entrevistadas por Amnistía Internacional refirieron que un alto mando talibán había afirmado: “Llevo 20 años matando a gente. Para mí, matar es fácil. Puedo matar otra vez”.

El 1 de septiembre, el jefe de policía en la provincia de Daykundi designado por los talibanes, Sadiqullah Abed, negó que se hubiera producido ningún homicidio y sólo confirmó que un talibán había resultado herido en un ataque, en Daykundi.

Información general

Los talibanes se hicieron con el poder en Afganistán tras la caída del gobierno, a mediados del pasado mes de agosto. Amnistía Internacional ha pedido protección para miles de personas afganas que corren peligro grave de represalias a manos de los talibanes, y que van desde personal universitario y periodistas, hasta activistas de la sociedad civil y defensoras de los derechos humanos.

En su reciente documento Afghanistan’s fall into the hands of the Taliban, Amnistía Internacional detalló todo un rosario de abusos contra los derechos humanos cometidos por los talibanes, incluidos homicidios de civiles y de soldados que se habían rendido, así bloqueos de ayuda humanitaria, todo los cuales constituyen delitos de derecho internacional.