Lunes, 22 de noviembre, 2021
Damiano, Daniela

En las zonas rurales las posibilidades de realizar las denuncias son escasas y complicadas. Cuando las víctimas se llenan de valor finalmente para hablar de lo sucedido, tienen que lidiar con las limitaciones de transporte y la poca preparación y disposición de los funcionarios para atenderlas 


Por Gonzalo Albano Gutiérrez

Para Nhelsyr González socióloga, defensora de los derechos de la mujer y gerente de operaciones de Acción Campesina, toda la crisis de derechos en las mujeres y niñas se hace más difícil en la Venezuela rural. “La presencia de Acción Campesina por más de 40 años a través de nuestros distintos proyectos, ha permitido identificar los problemas y las marcadas diferencias entre hombres y mujeres en las comunidades rurales. Los problemas se agudizan y además vienen preñados de desesperanza, porque a corto o mediano plazo, no se ven las posibilidades concretas de una transformación significativa y plena para revertir el sufrimiento que se vive en esas zonas, no se ven claros ni cercanos los propósitos, las intenciones, la voluntad y las estrategias del Estado Venezolano para solucionar este problema”.

En cuanto a las denuncias y a los casos de violencia basada en género, además de los temores, las posibilidades de realizar las denuncias son escasas y complicadas, debido a que cuando las víctimas se llenan de valor, tienen que lidiar con las limitaciones de transporte y muchas veces deben caminar mucho, porque las instancias receptoras de denuncias quedan en las ciudades capitales de los estados o en zonas más céntricas y pobladas, a eso hay que sumarle el ruleteo institucional y las actitudes poco éticas de los funcionarios, quienes intentan en muchos casos desmotivar, normalizar e intentar que las mujeres desistan y le dicen que es normal, que vayan a casa e intenten arreglar las cosas con su agresor, eso está muy mal y desmotiva, decepciona y desestimula a las venezolanas. Lo que hacen estos empleados públicos es ilegal, debido a que la ley sostiene que a las mujeres hay que escucharlas, atenderlas, orientarlas y gestionar su denuncia y además acompañarlas en las distintas etapas de sus casos”.

“Todas estas irregularidades, incrementan la posibilidad de que las consecuencias para las mujeres lleguen al fatídico desenlace de morir violentamente; las agresiones no se resuelven mandando a casa a las víctimas con sus victimarios, esa es una situación extremadamente grave. Cuando a una mujer le arrebatan injusta y violentamente la vida, también se suman a la tragedia otros daños colaterales significativos, como dejar en la orfandad y vulnerables a niños, niñas y adolescentes que muchas veces no reciben atención especializada adecuada después de un hecho tan traumatizante”.

“Entre enero y septiembre del año 2021, se han consumado más de 200 femicidios, según las cifras y la documentación publicada por el Observatorio Digital de Femicidios del Centro de Justicia y Paz (Cepaz), estas cifras son graves y demuestran que las mujeres están sometidas e inmersas en un patrón de genocidio, por eso junto a las organizaciones de la sociedad civil, se deben  coordinar acciones urgentes, continuas y contundentes para mitigar la violencia y solucionar, defender y garantizar los derechos humanos de todas las mujeres y niñas“.

Acciones que ayudan a generar cambios positivos para las mujeres rurales

En Acción Campesina se tiene presente el rol protagónico de la mujer en todas las iniciativas en las regiones y zonas rurales, entendiendo que para el ejercicio pleno de la ciudadanía, se tiene que incorporar la perspectiva de género. En ese proceso, se devela ese fino manto que separa a hombres y mujeres en una relación en la que tradicionalmente se ha visto a las mujeres en un rol de subordinación, una relación desigual que impacta negativa y significativamente sus vidas.

“Hemos luchado para que las mujeres adquieran herramientas y aprendan oficios que las empoderen y le brinden independencia y autonomía económica, además de ayudarlas a reconocer sus derechos humanos, sociales, sexuales y reproductivos, a tomar sus propias decisiones en torno a su vida, a que se desvinculen de a poco de esos roles domésticos, que sepan que no están obligadas a tener hijos frecuentemente o en contra de su voluntad, que no tienen que atender exclusivamente las actividades y responsabilidades del hogar y que participen activamente en la toma de decisiones familiares. Todos esos detalles van marcando la diferencia y las ayudan a construir un muro de contención que las protege de la violencia de género, pero lo más importante es que sepan que tienen un inquebrantable derecho a vivir una vida libre de violencia”, explicó González.

Para Rosa Gutiérrez, coordinadora de Acción Campesina en el estado Cojedes, las mujeres de las zonas rurales están desprotegidas, la violencia contra ellas es grave y silenciosa.

“Las mujeres de las zonas rurales, son mucho más vulnerables a la violencia de género  y a ser asesinadas por muchas razones. No cuentan con instituciones, centros de apoyo y organismos de protección cercanos que las atiendan, la mujer que es maltratada en el campo, para huir o salir a denunciar tiene que caminar dos o tres horas y en algunos casos abordar canoas, conseguir ayuda para ellas es algo muy difícil”.

Por otra parte, Gutiérrez asegura que a las víctimas en muchos casos sus propios familiares, amigos, vecinos y seres queridos les dan la espalda, porque hay ideas prejuiciosas muy arraigadas en el seno de la sociedad que normalizan y justifican los maltratos, por eso es muy necesario abolir esos peligrosos conceptos y sensibilizar a la familia y a toda la sociedad para que no sean indiferentes y defiendan a las mujeres vulnerables, que están en riesgo y claman ayuda.

Por su parte, Yelmi Urrutia, ingeniera agrónoma de equipo del proyecto Huertos Familiares de Acción Campesina, comenta que las medidas estatales de protección son inefectivas para contra restar los estragos de la violencia contra las mujeres.

“El Estado Venezolano ha creado instituciones, leyes e instancias para intentar hacer efectivo el derecho de las mujeres y niñas a vivir una vida libre de violencia, crearon fiscalías y tribunales especiales con competencias en esa materia, crearon la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, existe el Ministerio del Poder Popular para la Mujer y la Igualdad de Género; sin embargo podemos ver con mucha preocupación, las alarmantes cifras que son publicadas constantemente en los informes de la sociedad civil que reflejan que la violencia machista es muy peligrosa y está acabando con la vida de muchas mujeres y de igual manera insta a las autoridades a tomar acciones contundentes y definitivas para erradicar este tipo de violencia”.

Para Rosa Gutiérrez, es urgente llegar al corazón de las comunidades y organizar redes de apoyo y protección para prevenir la violencia, sí se puede y sí existen mujeres empoderadas y líderes que pueden ayudar a que todas conozcan sus derechos y que además logren sumar valiosos aliados  en organizaciones feministas y humanitarias. Es necesario actuar, no solo quedarnos en testimonios o en conversaciones, se deben buscar mecanismos para llegar a las zonas rurales, mientras haya más información, solidaridad y organización, existirán menos agresores.

De igual forma, la coordinadora de Acción Campesina en el estado Cojedes, expresó que la violencia contra la mujer en las zonas y regiones rurales es silenciosa y devastadora, que no hay cifras oficiales, organismos de protección y acceso a la justicia, lo que permite que las víctimas sean invisibilizadas, por eso realizó un llamado para que las féminas se organicen, sean valientes, saquen fuerzas y rompan el silencio. "Con la ayuda oportuna y adecuada, muy probablemente muchas víctimas de femicidios no estarían muertas. "Violentamente han apagado la luz, la esperanza, las metas y los sueños de muchas inocentes y valiosas mujeres, solo quedó vivo el dolor, la ausencia física y emocional, la injusticia y la orfandad de los hijos, tenemos que luchar hasta logar la garantía total de nuestro legítimo derecho a una vida libre de violencia", finalizó Gutiérrez.

 

 

Foto: Pixabay