Lunes, 22 de abril, 2019

En Portugal, la aplicación de chat WhatsApp es una de las herramientas empleadas para movilizar a la juventud, compartir recursos y promover el debate


Cada año, la reunión anual de jóvenes de Portugal tiene como objetivo involucrar a las personas jóvenes para que participen activamente en la promoción y protección de los derechos humanos. El año pasado, las personas que asistieron a la reunión hicieron suya esta meta y crearon un grupo de WhatsApp para permanecer en contacto, debatir asuntos relativos a los derechos humanos y actuar de forma conjunta.
 
Las reuniones anuales de jóvenes brindan a quienes participan en ellas la oportunidad de aprender más sobre los derechos humanos. El programa de cuatro días empodera a las personas jóvenes y las motiva para aprender más y actuar en defensa de los derechos humanos. Luísa Marques, coordinadora de derechos humanos en Portugal, explica que su objetivo es “promover la reflexión y el debate crítico sobre los asuntos”, así como animar a las personas participantes a “desarrollar y emprender acciones […] para reforzar el aprendizaje”.
 
La reunión del año pasado, a la que asistieron jóvenes de todo el país, se centró en las campañas Valiente y Te doy la bienvenida, y arrojó luz sobre las luchas y los derechos de los defensores y defensoras de los derechos humanos y de las personas refugiadas. Las personas participantes colaboraron en diferentes actividades creativas, desde cantos y danzas hasta una película, para apoyar a las víctimas de violaciones de derechos humanos. Luísa explica que esto fue importante para “promover la cooperación y el trabajo en equipo” y al mismo tiempo “profundizar en el conocimiento y la comprensión de las violaciones de derechos humanos”.
 
El objetivo último de estas reuniones es empoderar a las personas jóvenes para que sigan aprendiendo y defendiendo los derechos humanos, así como para que compartan sus conocimientos con familiares y amistades. El año pasado, las personas que participaron en la reunión dieron un paso más y crearon un grupo de WhatsApp para mantenerse en contacto. Sin embargo, el grupo fue más allá de su propósito social y se convirtió en una plataforma en la que los y las activistas juveniles pudieron seguir debatiendo sobre los derechos humanos, así como compartir ideas, iniciativas y llamamientos a la acción. “Es un espacio para compartir ideas, conocer opiniones y reacciones sobre las actividades que planean...”, explica Luísa.
 
Rita Santos, una de las activistas juveniles, explica la importancia que el grupo tiene para ella: “Usamos el grupo de WhatsApp para informar de nuevas iniciativas, y también para compartir impresiones sobre las acciones que estamos desarrollando en nuestros centros educativos”. Según Guilherme Garcia, el grupo de chat refuerza la sólida conexión que las personas asistentes tuvieron durante la reunión: “Trabajamos muy bien en equipo y muchos de nosotros planeábamos llevar a cabo actividades en nuestros centros educativos, por lo que fue positivo obtener apoyo y asesoramiento”.
 
El grupo sirve también de inspiración para seguir actuando, para comprobar que no están solos. Camila Coelho dice: “Me inspira para seguir ayudando a cambiar un mundo en el que no se respetan los derechos humanos, […] me recuerda la urgencia de resolver estos problemas y lo que todavía puedo hacer”. Inês Leal agrega: “Siento que mi voz se oye cada vez más con más fuerza, y creo que muchas voces pueden hacer un mundo mejor, justo y digno”.