Lunes, 06 de abril, 2020

Las autoridades de la prisión han dicho a Wang Quanzhang que no puede regresar a Pekín, donde vive su familia, sino que debe quedarse a 400 kilómetros de distancia, en su localidad natal de Jinan, donde muy probablemente estará sometido a vigilancia constante por las autoridades y tendrá restricciones para viajar


Ante la liberación del abogado de derechos humanos chino Wang Quanzhang tras pasar cuatro años y medio en prisión por “subvertir el poder del Estado”, Doriane Lau, investigadora de Amnistía Internacional sobre China, ha manifestado:

“Hay motivos para temer que la salida de prisión de Wang Quanzhang no sea más que un espejismo de libertad. El gobierno chino tiene un historial de vigilancia y control de defensores y defensoras de los derechos humanos aun después de su salida de prisión.”

“Aunque hoy termine el injusto encarcelamiento de Quanzhang, probablemente la campaña de motivación política en su contra no haya hecho sino entrar en una nueva fase. Pese a quedar en libertad, estará sometido a fuertes medidas de vigilancia y no podrá volver al hogar donde su esposa y su hijo de corta edad llevan esperándolo cuatro años y medio.”

“El gobierno actuó contra Wang Quanzhang por su labor de defensa de los derechos humanos y por contribuir a destapar la corrupción. Ya es indignante el hecho de que fuera a prisión pero, ahora que ha cumplido su condena, las autoridades deben levantar de inmediato todas las restricciones que le han impuesto y permitirle regresar a su hogar con su familia.” 

Información complementaria

Las autoridades de la prisión han dicho a Wang Quanzhang que no puede regresar a Pekín, donde vive su familia, sino que debe quedarse a 400 kilómetros de distancia, en su localidad natal de Jinan, donde muy probablemente estará sometido a vigilancia constante por las autoridades y tendrá restricciones para viajar.

Ayer la policía advirtió con amenazas a la hermana de Wang Quanzhang que no fuera a recogerlo a la cárcel. Su familia sólo sabe que lo han enviado a Jinan para cumplir una cuarentena de 14 días debido a un brote de COVID-19 en una prisión de la provincia de Shandong. No tiene información sobre su estado ni sabe si está vigilado por la policía.

Wang Quanzhang fue inicialmente detenido por la policía el 3 de agosto de 2015 en una campaña de represión masiva en la que el gobierno chino actuó contra unas 250 personas, entre activistas, abogados y abogadas de derechos humanos.

Hasta julio de 2018 su familia no supo, a través de un abogado, que estaba vivo y recluido en Tianjin. En enero de 2019 fue condenado a cuatro años y medio de cárcel por cargos falsos de “subvertir el poder del Estado” tras un juicio injusto.

La esposa y el hijo de Wang Quanzhang no fueron autorizados a visitarlo hasta junio de 2019, casi cuatro años después de su detención.

Hay serios temores de que fuera sometido a tortura y otros malos tratos en prisión. Su esposa, Li Wenzu, que sufre acoso y vigilancia constantemente desde 2015, lo describió como “un hombre totalmente cambiado” tras reunirse con él el año pasado.

Antes de ser detenido, Wang Quanzhang trabajaba en asuntos considerados delicados por el gobierno chino, como la defensa de la libertad religiosa y la representación de miembros del Movimiento Nuevos Ciudadanos, red de activismo de base que promovía la transparencia en el gobierno y denunciaba la corrupción. Debido a su papel en la defensa de estos casos, Wang había sido intimidado con frecuencia.

Numerosas personas de los ámbitos del activismo y la abogacía contra las que se había actuado en la campaña represiva de 2015 fueron sometidas a fuertes medidas de vigilancia y privadas de su libertad de circulación al terminar su detención o encarcelamiento. El abogado de derechos humanos Jiang Tianyong desapareció inmediatamente después de cumplir dos años de prisión. Posteriormente fue enviado a su localidad natal, donde está sometido a estrecha vigilancia y seguimiento por las autoridades junto con su familia.