Lunes, 10 de abril, 2023

Instamos a la comunidad internacional a que tome medidas de inmediato para proteger a palestinos y palestinas de la violenta represión


El ataque por segunda noche consecutiva contra personas palestinas que se encontraban orando en la mezquita de Al Aqsa de Jerusalén es una muestra de la absoluta brutalidad del apartheid de Israel, ha afirmado hoy Amnistía Internacional. Las fuerzas de seguridad israelíes irrumpieron en el recinto de la mezquita la pasada noche, aproximadamente a las 22.30, poco después de la oración, lanzaron granadas aturdidoras y golpearon con las culatas de sus armas a las personas palestinas que se habían concentrado allí con ocasión del ramadán.

Durante el primer ataque, que tuvo lugar el martes por la noche, las fuerzas de seguridad arrestaron como mínimo a 450 palestinos y palestinas, de los que unos 50 continúan detenidos. Muchas de las personas que fueron puestas en libertad estaban descalzas y presentaban hematomas y signos visibles de haber sido golpeadas al salir del Centro de Detención de Atarot el miércoles. Un abogado que se encontraba en el lugar dijo a Amnistía Internacional que muchas de las personas detenidas, entre las que había niños y niñas, habían sido interrogadas y golpeadas bajo custodia. Según informó a Amnistía Internacional la Sociedad Palestina de la Media Luna Roja, durante el ataque de la noche del martes las fuerzas israelíes habían disparado balas de goma contra las ambulancias para impedir que los servicios médicos accedieran a las personas que se encontraban heridas en el interior de la mezquita.

Una vez más, las fuerzas de seguridad han mostrado al mundo en qué consiste el apartheid .

Heba Morayef, directora regional para Oriente Medio y el Norte de África

“Estos ataques orquestados demuestran lo lejos que están dispuestas a llegar las autoridades israelíes para mantener su cruel sistema de apartheid. Impactantes imágenes muestran a las fuerzas de seguridad israelíes golpeando a hombres, mujeres, niños y niñas y arrastrándolos fuera de la mezquita, donde se habían reunido para pasar la noche orando y meditando pacíficamente. “Una vez más, las fuerzas de seguridad han mostrado al mundo en qué consiste el apartheid ”, ha declarado Heba Morayef, directora regional para Oriente Medio y el Norte de África de Amnistía Internacional.

“Las fuerzas de seguridad israelíes ya han sometido a los y las fieles palestinos a dos noches consecutivas de horror, y han convertido uno de los sitios más sagrados del islam en el escenario de un crimen. Instamos a la comunidad internacional a que tome medidas de inmediato para proteger a palestinos y palestinas de la violenta represión y exija responsabilidades a las autoridades israelíes por sus crímenes de derecho internacional. La impunidad de estos impactantes ataques contra personas que rezan no hará más que desencadenar más violencia.”

El miedo tras la violencia del martes hizo que el número de personas palestinas que se congregaron a orar en Al Aqsa fuera mucho menor ayer. Una vez más, las fuerzas de seguridad israelíes ordenaron primero a los fieles que salieran, y después asaltaron la mezquita disparando granadas aturdidoras y golpeando a las personas allí congregadas. Aún quedan detenidas unas 50 personas palestinas tras el primer ataque, que se produjo de la noche del martes al miércoles. A las que fueron puestas en libertad se les ha prohibido entrar en la Ciudad Vieja de Jerusalén, incluido el recinto de Al Aqsa, durante una semana.

Lo que a mí me pasó no es nada comparado con los golpes que les dieron a otras personas.

Shadi*, de 17 años

Amnistía Internacional habló con varias personas palestinas sobre la violencia que habían sufrido a manos de las fuerzas de seguridad israelíes. Shadi*, de 17 años, contó cómo los agentes de la policía israelí lo habían golpeado mientras lo sacaban a rastras de la mezquita la mañana del miércoles:

“Dos veces intenté levantar la cabeza y las dos [los agentes] me la golpearon con la culata de sus fusiles […] no te permiten levantar la cabeza. Me dolía todo el cuerpo por los golpes y las magulladuras”, afirmó.

El miércoles quedó en libertad con una orden de expulsión que le prohibía entrar durante una semana en la Ciudad Vieja y la mezquita de Al Aqsa. Shadi también dijo a Amnistía Internacional:

“Al salir de Atarot, vi a otras personas. […] Lo que a mí me pasó no es nada comparado con los golpes que les dieron a otras personas.”

La Sociedad Palestina de la Media Luna Roja (SPMLR) afirma que parte de su personal médico también fue atacado durante la carga del martes, y que lanzaron balas de goma contra una de sus ambulancias. Según Muhammed Fityani, de la SPMLR:

“No se dejó entrar a nuestro personal en el recinto exterior de la mezquita y nos impidieron trabajar […] uno de nuestros paramédicos fue directamente agredido y golpeado, y también cargaron contra dos de nuestras ambulancias, disparando balas de goma contra una de ellas.”

Es habitual que las fuerzas israelíes asalten Al Aqsa durante el mes de ramadán. En 2021, un ataque se saldó con 170 personas palestinas heridas y generó protestas generalizadas. Tras el primer ataque contra Al Aqsa, estallaron las protestas en varias ciudades y pueblos palestinos en Israel. El miércoles y el jueves, las fuerzas israelíes llevaron a cabo ataques aéreos sobre la Franja de Gaza en respuesta al lanzamiento de misiles contra Israel.