Jueves, 21 de marzo, 2019
Buada Blondell , Gabriela

Desde el año 2005 la Fundación Agua Sin Frontera asesora y apoya a comunidades de Aragua y Carabobo en relación a su derecho al agua


Agua Sin Frontera es una Asociación Civil sin fines de lucro dedicada a mejorar la calidad de vida a través de la educación ambiental, la participación comunitaria y la integración con otros grupos u organizaciones. Una organización formada por profesionales en diversas áreas, con la finalidad de garantizar el enfoque multidisciplinario, en cualquiera de los proyectos que se proponen desarrollar y que incluyen el derecho al agua.

“Combinamos métodos tradicionales de enseñanza con nuevas tecnologías para lograr nuestros objetivos y producir efectos multiplicadores. Tenemos como misión sensibilizar a la comunidad en general y a las instituciones sobre la necesidad de crear una nueva cultura del agua que permita el desarrollo justo y una gestión sostenible e integrada de los recursos hídricos en el mundo. Así mismo, el cumplimiento de acciones de todo tipo destinadas a mitigar los efectos negativos de la falta de recursos hídricos apropiados”, así lo indicó el ingeniero Jesús Castillo, quien dirige la fundación.

Los últimos años Agua Sin Frontera han sido claves en el apoyo brindado a las comunidades de Aragua y Carabobo anegadas por desbordamientos del Lago de Valencia.

“Desde que comenzaron los desbordamientos de la cuenca del lago nos dedicamos de lleno a estudiar la situación y a apoyar a las familias que habitan al sur de Maracay y han resultado perjudicadas con su crecida”.

La crisis de derechos, económicos, sociales, culturales y ambientales (DESCA) es una realidad y en Venezuela no solo las regiones sufren día a día las consecuencias de la falla en las políticas de infraestructura, económicas y de mantenimiento de lo que rodea al sistema hidráulico del país.

Sin agua no hay vida

Venezuela es un país rico en recursos hidrológicos, sin embargo, innumerables son las denuncias y las protestas por la falta de acceso al vital líquido y en medio de la Emergencia Humanitaria Compleja los ciudadanos se han visto impedidos al agua potable y al saneamiento, debido a que la gestión de los recursos hídricos involucra: infraestructura, instituciones y un marco legal con garantías.

Según datos de la Fundación de noviembre de 2018 el 82% de la población venezolana, equivalente a 28.621.000 personas, no recibe agua de manera continua. La que recibe esporádicamente es de dudosa calidad o no potable (en la gran Caracas 3 de 4 ciudadanos no reciben agua con regularidad. El 90% de agua proviene del sistema Tuy en los últimos 20 años ha disminuido a 10.000 l/s, El Tuy I de 4 bombas solo funcionan 2, el Tuy III de 6 solo 2 y el Tuy IV debió inaugurarse en el 2012 aun esta inconcluso).

También la organización asevera que cerca del 35% de los embalses están eutrofizados (envejecidos con altos contenidos de N y P), colmatados y contaminados física, biológica y químicamente. El desvío de cursos de aguas, receptores de aguas residuales, sin tratamientos adecuados hacia otros cuerpos de agua, están provocando su contaminación y eutrofización. El Sistema Regional del Centro (SRG) es el caso emblemático por los graves problemas de calidad. El SRG cuenta con las plantas de potabilización Alejo Zuloaga y Lucio Baldó Soulés, diseñadas y construidas en concordancia con las características del tipo de agua de sus respectivas fuentes de abastecimiento (embalses Pao-Cachinche y Pao-La Balsa) al momento de su puesta en operación.

Por otra parte, resaltan que desde la década de los 80 se hacen inversiones considerables en las plantas de tratamiento de aguas servidas Los Guayos, La Mariposa I y II así como Taiguaiguay, con lo cual se pretendía controlar el problema del ascenso del nivel del lago de Valencia producido por la entrada de volúmenes extra cuenca, utilizando el agua tratada con fines de riego. Luego de 1999 estas plantas fueron abandonadas y hoy día sus vertidos continúan siendo contaminantes. El resultado: el SRC recircula aguas contaminadas en su propio circuito. Además, las descargas de Taiguaiguay terminan llegando al embalse Camatagua contaminando la principal fuente de abastecimiento de Caracas.

El Guaire como protagonista en la ausencia de agua  

Hace pocos días Venezuela sufrió un apagón nacional por más de 100 horas y junto a este lamentable suceso se unió la falta de agua en todos los hogares. Hasta el momento este servicio esencial no se ha reestablecido en todo el país, ni con el racionamiento que se vive desde mediados de 2014 con la llegada del (fenómeno El Niño), según información de representantes del Estado.

Esta crisis particular y acentuada, mostró imágenes devastadoras, las de niños y adultos recogiendo agua en las caídas del Río Guaire en Caracas. Las fotos registradas por Sergio González, fotógrafo de Amnistía Internacional y de varias organizaciones de derechos humanos del país hablaban por sí solas y aunque se veía que no eran aguas negras, los expertos aseguran que tampoco son potables o aptas para el consumo humano.

“No se puede tapar con un dedo lo que ya es evidente, tenemos reportes donde se puede apreciar que la situación actual que se vive en Venezuela con respecto al acceso al agua potable se corresponde con una crisis socialmente construida frente a la incapacidad del ente rector de gestionar de manera eficiente a fin de que los ciudadanos puedan tener acceso al mismo en cantidad, calidad y de manera permanente con amplia cobertura”, dijo el ingeniero, al tiempo que advirtió que no se han visto en su totalidad las terribles consecuencias.

Exigencia para evitar las malas costumbres

En Venezuela, la gestión de los servicios de agua potable público-estatal, limita el desarrollo y la capacidad de respuesta a las crecientes necesidades de las ciudades, no soluciona la problemática, por el contrario, la agudiza. En las ciudades, el agua se distribuye de manera injusta, con grandes deficiencias y se impone una carga desproporcionada sobre los sectores más desprotegidos.

“No podemos normalizar que se desaliente y excluya la participación social en los debates sobre la gestión del agua. Es evidente que lo que ocurre es que la gestión del agua urbana se encuentra sometida a dos tensiones fundamentales; por un lado, la degradación de un modelo de gestión público y por el otro la pretensión de implantar un modelo privatizador. Los ciudadanos no podemos acostumbrarnos a tener agua una vez por semana o una vez por mes, lo que estamos viviendo atenta contra la dignidad y contra la vida”.

Para la Fundación Agua Sin Frontera es imprescindible el trabajo de educación referente al derecho al agua en esta coyuntura actual. Es prioridad en ese trabajo lograr enlace entre la comunidad educativa, comunidad general, organismos públicos y privados para ejecutar eventos tecnológicos nacionales e internacionales, con miras a la construcción de una nueva cultura del agua y lograr que los ciudadanos sean contralores y exijan su derecho esencial para la vida.

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Para conocer más a la Fundación Agua Sin Frontera puedes visitar su web www.aguasinfrontera.com o por su cuenta en Twitter @AguaFronteras