Miércoles, 05 de junio, 2019
Alvarenga, Luis Miguel

“El activismo y la defensa de los derechos humanos es un asunto de convicciones, de arraigo, creo que eso en buena medida me define, no asumo mi profesión fuera de este enfoque, ha sido así desde que conciencié su estricta necesidad para un ejercicio ciudadano”, explica la la abogada y fundadora de la Comisión para los Derechos Humanos y la Ciudadanía (Codehciu) en el estado Bolívar, Mairis Balza


Ver en el horizonte una situación diferente, con la esperanza de que sí se puedan cambiar las tragedias por alegrías, es una de las formas que tiene la abogada y fundadora de la Comisión para los Derechos Humanos y la Ciudadanía (Codehciu) en el estado Bolívar, Mairis Balza, para seguir de pie y luchar porque todas las personas sean respetadas y sus derechos humanos garantizados.

Cercana a sus amistades y familiares, también lo es con la realidad que los rodea y que la impulsa a denunciar cada violación y vulneración a los derechos de las personas en Venezuela, quienes sufren día a día las consecuencias de la emergencia humanitaria.

Sin embargo, sus pocos momentos de esparcimiento los dedica a la lectura, el cine, al fortalecimiento de los vínculos afectivos con sus amigos y familiares, entre otras actividades que le permitan respirar en medio de la situación que afecta a todos en el país.

“El activismo y la defensa de los derechos humanos es un asunto de convicciones, de arraigo, creo que eso en buena medida me define, no asumo mi profesión fuera de este enfoque, ha sido así desde que conciencié su estricta necesidad para un ejercicio ciudadano”, explica.

Además, Balza destaca que sus inicios en la defensa de los derechos humanos se dieron en actividades religiosas, que luego, mientras estudiaba en la universidad, prosperaron a tal punto de dirigir su investigación de grado a justamente esta área de la abogacía.

Más tarde, participó junto a Cáritas de Venezuela y Acnur en un proyectos e atención a personas refugiadas y, posteriormente, su pasión la llevó a las aulas de la Universidad Gran Mariscal de Ayacucho, a la coordinación del servicio comunitario y a la del Centro de Derechos Humanos en Guayana.

Labor continua

Las acciones de Balza a favor de los derechos humanos no solo se remiten a las aulas, puesto que en 2014 funda en conjunto con un grupo de profesionales la Comisión para los Derechos Humanos y la Ciudadanía (Codehciu), con el fin de transformar la situación en el país a través de la educación y la incidencia en casos de violaciones de derechos humanos.

Uno de los casos que ha acompañado la organización es el del joven Nelson Carpio, quien fue golpeado y desaparecido por funcionarios de la Policía del estado Bolívar (PoliBolívar) en 2015, y que tras más de dos años de intensa labor se logró que tres funcionarios del cuerpo de seguridad fueran detenidos bajo los cargos de desaparición forzada y agavillamiento.

Además, esta organización representa para Balza un espacio de encuentro, de solidaridad entre las personas en Venezuela. “Un lugar de incidencia a partir de la reflexión y acción para hacer una mirada hacia procesos educativos, jurídicos y judiciales que favorezcan el cambio en la manera en como mira la sociedad su realidad”, explica.

La peor crisis

Desde hace varios años, las personas en Venezuela ven cómo sus derechos económicos, sociales, culturales y ambientales, así como los civiles y políticos han sido vulnerados, restringidos, violentados, debido a las decisiones y omisiones del Estado para garantizar que los ciudadanos accedan a alimentos, medicinas, insumos básicos e, inclusive, hasta combustible.

“En medio de la emergencia humanitaria compleja que vivimos, el derecho a la salud, que es parte integral del derecho a la vida, está siendo reiteradamente violentado, así como la integridad y la libertad personal. Aunado a ello, el acceso a la justicia, la libertad de expresión, el medio ambiente, los derechos de los pueblos indígenas, el problema con los servicios básicos... Es una lista interminable”, señala con preocupación.

Por ello, Balza enfatiza que los ciudadanos, todos sin distinción, tienen la responsabilidad de denunciar todas y cada una de las violaciones a sus derechos humanos, a promover los derechos de todos y, por qué no, a colaborar con las ONG para documentar y difundir cada injusticia en Venezuela y el mundo.

Destaca también el apoyo que mantienen las organizaciones de derechos humanos y de la Sociedad Civil para llevar a cabo sus labores, así como para mantenerse en pie frente a las agresiones y obstáculos por parte de quienes no quieren que se conozcan las injusticias cometidas en el país.

“Mientras haya humanidad y estructuras de injusticia e impunidad, la defensa de los derechos humanos estará vigente. No somos eternos, pero siempre habrá alguien más, de modo que hacer activismo, ayudar a sumar voluntades y educar en derechos humanos siempre será una tarea convocante. El conocimiento transforma, es poder, y ese es un importante logro de todas las organizaciones de derechos humanos”, concluye.