Jueves, 25 de julio, 2019
Alvarenga, Luis Miguel

Leonardo Rodríguez es un abogado especialista en derechos humanos que desde joven estuvo vinculado a las acciones sociales de la Red de Casas Don Bosco, en donde se brinda atención a niños en situación de calle, lo que le ha permitido desarrollar habilidades para visibilizar los problemas de los jóvenes en Venezuela al conocerlos de primera mano. Actualmente dirige esta organización y forma parte de la Red por los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes (Redhnna)


Pensar en las víctimas de la crisis de derechos económicos, sociales, culturales y ambientales por la que atraviesan las personas en Venezuela hace que vengan a la memoria aquellos niños, niñas y adolescentes que han quedado solos debido a la migración de sus familias o en quienes pasan los días sobreviviendo a una situación de la que no tienen culpa.

Para el director de la Red de Casas Don Bosco y miembro de la Red por los Derechos Humanos de las Niñas, Niños y Adolescentes (Redhnna), Leonardo Rodríguez, la infancia y juventud en el país “está viviendo el momento más oscuro en el desarrollo de la historia contemporánea de Venezuela”.

Migración de niños

Asimismo, señala que se ha invisibilizado la situación de los niños, niñas y adolescentes (NNA) que han migrado solos o con sus familias, pero que por diversos motivos han quedado solos y varados en el camino.

“La cantidad de niños que están quedando solos fuera de las fronteras de Venezuela porque sus padres siguieron el viaje, se perdieron o se escaparon y quedan separados de las familias, es grande”, alerta Rodríguez con profunda preocupación, ya que muchos de estos niños no están siendo protegidos con la misma efectividad en Colombia, Brasil u otros países.

Por ejemplo, en Brasil se están internando en entidades de atención a gran cantidad de jóvenes que quedaron abandonados en las rutas de migrantes y de quienes no se tiene información sobre sus padres. “Al caer en familias diferentes tendrán una realidad completamente distinta. Ese sabor amargo, ese trauma, lo sentiremos y lo veremos dentro de 15 o 20 años, cuando ellos cuenten sus historias de cómo fueron abandonados, explotados o maltratados”, agrega.

Niños sin hogar

Rodríguez apunta que nunca en la historia contemporánea de Venezuela se habían amenazado de tal manera los derechos de los jóvenes.

“Podemos decir que somos el país con la mayor población de niños en situación de calle del mundo”, denuncia el defensor de derechos humanos, quien explica que esto ocurre debido a que la crianza de los infantes y adolescentes se está dando sin la presencia de sus padres o de algún adulto, porque hay una gran cantidad de NNA que están viviendo y sobreviviendo solos.

El abogado especialista en derechos humanos recuerda que en 2018 Fe y Alegría reportó que más de 4 mil NNA en sus escuelas indicaron vivir solos, sin el cuidado de sus padres. Además, considera como grave e invisibilizada la situación que se ha registrado con los infantes y jóvenes en los sectores populares, porque ya presentan las mismas necesidades y carencias que los niños en situación de calle.

“En la Red de Casas Don Bosco dejamos de trabajar exclusivamente con niños en situación calle desde hace 7 meses para introducirnos también en la vida de aquellos que viven en sectores populares, quienes tienen las mismas carencias de alimentos y de atención de sus familiares porque la gran mayoría de los padres migraron y, por ende, tienen que salir adelante por sus propios medios”, enfatiza.

Salud y educación en crisis

Además, para Rodríguez es alarmante la cantidad de niñas, niños y adolescentes que han fallecido por no conseguir tratamiento ni atención médica adecuada y oportuna, o porque el Programa Nacional de Trasplante haya sido cerrado. “En Venezuela está prohibido por mandato del Ministerio de Salud hacer trasplantes de órganos debido a que cerraron el programa. Eso no tiene nada que ver con las sanciones económicas ni nada, sino con que el ministro Luis López cerró el programa”, enfatiza.

Para solucionar esta grave situación, Rodríguez destaca que es esencial colocar a los NNA en lo más alto de las prioridades nacionales, para así ser el foco de atención de las instituciones –especialmente de las escuelas-. Además, debe reinstitucionalizarse el país, ya que por ejemplo los Consejos de Protección funcionan al 40% de su capacidad (según Cecodap), así como se debe generar confianza en estos organismos.

Trabajar por el futuro

Rodríguez es un abogado especialista en derechos humanos que desde joven estuvo vinculado a las acciones sociales de la Red de Casas Don Bosco, en donde se brinda atención a niños en situación de calle, lo que le ha permitido desarrollar habilidades para visibilizar los problemas de los jóvenes en Venezuela al conocerlos de primera mano.

En la actualidad, uno de los retos que enfrenta Rodríguez es el constante cuestionamiento hacia la capacidad de respuesta en su labor, ya que el contexto de crisis de derechos humanos ha hecho que las exigencias sean cada vez mayores, la presión por parte de las autoridades más fuerte y los tiempos de respuesta más cortos.

“Lo más difícil es visibilizar la vulneración de derechos básicos debido a la censura mediática, institucional, porque cuando se intenta denunciar ante una institución sientes que estás en otro planeta”, explica.

Recuerda que en las instituciones del Estado venezolano se mantiene una actitud anormal sobre la realidad, en donde, por ejemplo, a fiscales, jueces y funcionarios de protección a los NNA les parece “normal” que un joven menor de 18 años sea detenido sin una orden judicial y sin estar en flagrancia.

Por este tipo de situaciones es que el defensor miembro de Redhnna asegura que su mejor logro y decisión en su vida ha sido tomar el camino de los derechos humanos y hacerlo transversal en todos los aspectos de su día a día.

“El mayor logro en mi trayectoria ha sido tomar la decisión en el camino de defender derechos humanos. Yo no lo tenía claro al principio, pero en los últimos 20 años ha sido importante poder alzar la voz por las niñas, niños y adolescentes en escenarios nacionales e internacionales y exigir la garantía de sus derechos”, recalca.

Por ello, en la Redhnna tiene como misión visibilizar a los NNA que viven en entidades de atención, que están en situación de calle o que sobreviven solos en el país.

Rodríguez concluye que en Venezuela es obligatorio empezar a sanar heridas apenas se produzcan cambios significativos en el Estado, ya que “si nosotros no recuperamos el país de la forma más rápida y si al hacerlo no se comienza a trabajar con sanar heridas psicológicas, espirituales, morales y emocionales, las personas y sobre todo los niños, quedarán con lesiones muy graves que dudo que se puedan sanar”.

Informe Acnudh

El pasado 5 de julio de 2019, la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh), Michelle Bachelet, presentó un informe sobre la situación en Venezuela durante la crisis.

En el documento se señalan múltiples situaciones que podrían ser calificadas como crímenes de lesa humanidad y, por ende, violaciones a los derechos humanos, sin embargo, para Leonardo Rodríguez pudo haberse destacado un poco más la tragedia que viven las niñas, niños y adolescentes.

“No hubo una deferencia especial para la situación de las niñas, niños y adolescentes en Venezuela, sin embargo, considero que logró recoger lo que para nosotros es muy importante: el testimonio de las víctimas”, señala el defensor de derechos humanos integrante de Redhnna y director de las Casas Don Bosco.

Rodríguez apunta que es necesario dar nombre y apellido a quienes cometan las violaciones de derechos humanos, puesto que esto será necesario al momento de lograr justicia, verdad y reparación para todas las víctimas de la crisis Desca.

“Parece que en Venezuela se tiene miedo de ponerle nombre y apellido a quien viole los derechos humanos, porque en el futuro hay que buscar la reparación de los daños y lograr que se haga justicia y verdad”, concluye.