Miércoles, 04 de diciembre, 2019
Alexsayder Castellanos

Marianella Herrera, miembro de Fundación Bengoa, indicó que si el Estado no importa lo que realmente se necesita para que la producción nacional se reactive, será más difícil superar el problema de inseguridad alimentaria que están padeciendo las familias venezolanas


Por: Alexsayder Castellanos

Marianella Herrera, miembro del equipo directivo de Fundación Bengoa, indicó que en Venezuela el derecho a la alimentación está siendo violentado, ya que las personas no tienen la libertad de comprar los alimentos mínimos e indispensables para una dieta saludable.

“El hecho de que a las familias se les entregue una cajita con escasos productos y de mala calidad y que las madres muchas veces dejen de comer para que sus hijos puedan hacerlo, o simplemente verse forzadas a decidir a quién le corresponde la proteína es enfrentar constantemente violaciones graves de derechos que tristemente ocurren en el país”, argumentó la especialista.

En relación al programa de alimentación escolar que lleva a cabo el Estado, Maritza Landaeta, coordinadora del área de investigación de la fundación, afirmó que este no garantiza una alimentación adecuada para los alumnos. Por lo que Fundación Bengoa trata de complementar este derecho para los más pequeños con proteínas y bebidas lácteas que les permitan tener una mejor nutrición. Sin embargo, indicó que las niñas y niños en escuelas con bajos recursos económicos presentan hasta un 30% de retardo en su crecimiento.

“La crisis alimentaria también afecta al derecho a la educación de los venezolanos, puesto que los niños no asisten a sus clases por falta de comida en sus hogares, mientras que cuando colaboramos con los alimentos para los menús, la matrícula de estudiantes aumenta”, dijo la defensora.

Cero asesorías en los subsidios

Para ambas representantes de la fundación, la situación alimentaria es más crítica en el interior de Venezuela porque no llegan ni siquiera las cajas del Comité Local de Abastecimiento y Producción (CLAP). “En la zona de oriente solo les llega al 30% de la población y cada seis meses”. Por esto, las especialistas indican que no se debe priorizar unos estados más que otros, sino trabajar en cada sector vulnerable donde la situación es más crítica.  

Herrera indicó que las cajas de comida y comedores populares no son una mala política, siempre y cuando se haga de la manera correcta, debido a que en otros países también se le otorga estas ayudas a las personas que se encuentran en inseguridad alimentaria, pero adecuada a su condición. Es decir, para una persona con diabetes no es sano que coma muy seguido pasta, arroz, harina y enlatados. Por lo que aconsejan dar estas cajas o bolsas de comida con una regularidad establecida en el tiempo para que la persona pueda satisfacer tanto sus necesidades como las de su condición de salud.

“En Venezuela, estas cajas carecen de una selección del candidato a subsidio porque hay casos de personas que no la necesitan, pero que la reciben”, resaltó.

En relación a los comedores populares del Estado, señaló que la mayoría están cerrados por la misma crisis del país, pero organizaciones de la sociedad civil han creado comedores de atención para venezolanos en situación de vulnerabilidad.

“Alimenta la Solidaridad, Alimenta Venezuela y Proyecto Nodriza se han caracterizado desde sus inicios por evaluar a las personas que van a atender”. Herrera, además, mencionó que estas tres ONG han recibido asesoría de Fundación Bengoa para crear criterios y menús dirigidos hacia su público porque “no se puede atender de la misma manera a un niño en la escuela, adolescente, adulto mayor o mujer embarazada”.

Para la defensora lo que ocurre con los comedores del Gobierno es que no tienen criterios de inclusión para los candidatos a subsidio, es decir, desconocen quien recibe la ayuda alimentaria. “Entonces, el desconocimiento del candidato es un grave problema que han tenido tanto la caja CLAP como los comedores”, subrayó.

Alimentos inaccesibles por altos costos

De acuerdo con Herrera, en Venezuela lo que sucedió producto de la hiperinflación es que hay más variedad de alimentos en los anaqueles de los supermercados, pero estos son inaccesibles por sus altos costos. “Por lo tanto, hay una alteración de la disponibilidad de los productos nacionales por la caída de la producción de los alimentos que existe desde años atrás”.

“Las personas cuando van a los supermercados terminan comprando solo tres cosas porque el dinero no les alcanza para llevarse lo demás. Lo que hace una ilusión de armonía”, manifestó.

Sobre esta situación, Landaeta mostró grave preocupación porque muchos expendios de comida no tienen un control. “Ahí la mayoría de los alimentos están próximos a vencerse”. Por lo que recordó que existe una ley que prohíbe la venta y compra de aquellos productos que tengas seis meses para perecer.

La investigadora dijo, además, que los venezolanos con escasos recursos no tienen acceso a los alimentos que se necesitan para obtener una nutrición adecuada.

“El primer problema del país es la anemia ya que las personas no están consumiendo sus fuentes de proteínas. Antes la compra de la harina de maíz era cada cuatro horas mientras que hoy es de seis días, afectando la alimentación porque es una fuente de hierro y vitaminas”, expresó.

La especialista indicó que si el Estado no importa lo que realmente se necesita para que la producción nacional se reactive, será más difícil superar el problema de inseguridad alimentaria que están padeciendo las familias venezolanas.

Ayuda humanitaria finita

Sobre los efectos que produciría la ayuda humanitaria en Venezuela, Marianella Herrera dijo que sí pueden darse resultados positivos, pero durante un tiempo determinado. “Por eso es tan importante que se canalice y distribuya a quienes más lo necesitan para cubrir necesidades prioritarias como la nutricional”.

Las activistas de la fundación recomiendan aplicar protocolos de atención para las personas que presentan desnutrición crónica y aguda, además de reactivar el sistema de salud sino la ayuda humanitaria pasará desapercibida.

Herrera detalló que existen varios puntos importantes que el Estado debe atender para resolver la inseguridad alimentaria en los venezolanos:

- Atender a aquellos que necesitan asistencia urgente

- Impulsar la producción agroalimentaria y de alimentos

- Generar ingresos a través del empleo

- Reconstruir la infraestructura del sistema de salud pública

- Difusión educativa e informativa en materia nutricional para la sociedad

"Desde las organizaciones de la sociedad civil, debemos educar a las madres para que logren identificar cuando su hijo tiene bajo peso porque a veces no logran ver que existe un problema de salud producto de la mal alimentación”, manifestó la especialista en nutrición.