Sábado, 08 de febrero, 2020
Avila Morillo, Karla

En Planta Casima pretenden obligar a sus trabajadores a trabajar sin alimentarlos, dicen estar ante una situación peor que la época de la esclavitud antigua; muchos sienten una profunda vergüenza cuando ven que expulsan a sus hijos de los colegios privados porque no tienen cómo pagar las mensualidades, asimismo sienten tristeza al ver que sus familias en los hogares les ruegan por un plato de comida


Desde las primeras semanas de este año, los trabajadores pertenecientes al Sindicato SIDERNAC de Planta Casima en Puerto Ordaz, estado Bolívar, reclaman sus beneficios como profesionales que son y han exigido en reiteradas oportunidades que se les respete y protejan sus derechos laborales.

Confirman que han acudido a todas las instancias posibles para que sean escuchados pero la situación laboral no mejora, al contrario, se ha agravado y es por ello que acudieron a la inspectoría del trabajo “Alfredo Maneiro” para solicitar a los funcionarios que visiten la Planta Casima y el centro de acopio e insumos metálicos de Puerto Ordaz y, de ese modo, compruebe las violaciones a los derechos laborales de los trabajadores de dichas empresas.

Del mismo modo, entregaron una solicitud en la sede de la defensoría del pueblo donde exigen que intervengan ante la situación para darle una pronta solución a problemas que tienen larga data. 

Alejandro Álvarez, secretario general de SIDERNAC asevera que: “La crisis en las empresas se ha agravado porque ha habido un silencio cómplice tanto de la inspectoría del trabajo como de la defensoría del pueblo. Estamos cumpliendo dos años de haber entregado una comunicación, es por eso que aseguramos que hay un silencio cómplice de parte de las autoridades competentes. Ustedes que me escuchan, ministro Piñate, Nicolás Maduro, ustedes que ostentan el poder; el pueblo trabajador tiene hambre. Un trabajador siderúrgico no puede comer con 280.000 BsS semanales, es imposible. En Guayana el kilo de carne cuesta 300.000 BsS, un kilo de pollo cuesta 250.000 BsS y el kilo de queso 280.000 bolívares soberanos.”

Manifestó que en la empresa pretenden obligarlos a trabajar sin alimentarlos, dijo estar ante una situación peor que la época de la esclavitud antigua; muchos de sus compañeros sienten una profunda vergüenza cuando ven que expulsan a sus hijos de los colegios privados porque no tienen cómo pagar las mensualidades, asimismo sienten tristeza al ver que sus familias en los hogares les ruegan por un plato de comida.

Declaran el compromiso de querer trabajar pero sin una adecuada alimentación no pueden rendir en las jornadas laborales cuando se exponen a 1.600 grados de temperatura durante ocho horas continuas. Invitan a todas personas interesadas a que vayan a la empresa para que corroboren lo dicho por él, además propone que se haga un debate con cualquier diputado que defienda que este es un gobierno obrerista para ver si son capaces de demostrarlo; tan solo desean que se cumplan con las convenciones colectivas producto de los acuerdos celebrados anteriormente entre trabajadores y sus respectivos empleadores donde quedó clara la reglamentación de las condiciones dignas para su desarrollo profesional.

Denuncian que por alzar la voz ante tales injusticias, tienen al DGCIM dentro de la empresa: “Aproximadamente 16 funcionarios estuvieron el lunes 3 de febrero de 2020 y se llevaron presos a dos compañeros, Jesús Guevara y Edgar Torres, por tener en su oficina un papel que decía “Salario digno”, se los llevaron por ocho horas, los amenazaron, los hostigaron, los amedrentaron y nos mandaron un mensaje con estos dos compañeros, que nos acordemos de Rubén González, que no reclamemos porque nos van a meter presos; pero Rubén es un hombre digno que está preso por defender los derechos de los trabajadores, no está preso por ningún otro motivo.”

Hace un llamado a la sindéresis, a que recapaciten, exige a los jefes del SEBIN en Guayana a que usen la majestad del cargo que ocupan y utilicen sus recursos humanos para investigar los hechos de corrupción en cada una de las empresas, ante esta situación la mayoría de quienes conforman SIDERNAC se sobreponen al miedo y siguen adelante aunque existan restricciones paupérrimas.

FOTO: Jhoalys Siverio