Viernes, 21 de febrero, 2020
Romero, Victoria

Seán Binder de 25 años, y Sarah Mardini, de 24 podrían ser condenados hasta 25 años de cárcel por ayudar a detectar barcos de personas refugiadas en peligro.


Tanto Sarah como Seán se conocieron en voluntariado cualificados de salvamento en Lesbos, Grecia. La primera es refugiada de Siria, de hecho su viaje a Europa fue noticia internacional ya que ella y su hermana salvaron a 18 personas al arrastrar hasta un lugar seguro la embarcación en la que viajaban junto con ellas la cual se estaba hundiendo.

Por otro lado, Seán Binder es hijo de un refugiado vietnamita. Con lo sensibilizados que están con el tema no podían quedarse mirando sin hacer nada mientras las personas refugiadas se ahogaban.

Su hermosa labor humanitaria salvó vidas pero ahora están siendo criminalizados por ayudar a personas refugiadas razón por la cual pueden ser condenados hasta 25 años de cárcel por el delito de  “tráfico de personas”. Pasaron más de 100 días en prisión antes de quedar en libertad bajo fianza en diciembre de 2018.

“El trabajo humanitario no es delito, ni es heroico. Ayudar a otras personas debería ser normal. Las personas reales que sufren y mueren son las que ya huyen de la persecución”, manifestó Seán Binder

Lamentablemente criminalizar al personal de ayuda humanitaria y se abandonan a las personas refugiadas en el mar no será garantía de que más personas refugiadas emprendan la travesía marítima, esta situación solo seguirá causando más muertes.

Como la solidaridad no es delito presiona aquí y exige a las autoridades griegas que:

  1. Retiren los cargos contra Sarah Mardini y Seán Binder
  2. Reconozcan públicamente la legitimidad del trabajo humanitario que apoya los derechos de las personas refugiadas y migrantes.