Lunes, 13 de septiembre, 2021
Damiano, Daniela

Sin plan de vacunación, sin acuerdos, sin auditorias, sin respuesta y sin cifras detalladas se incrementan las muertes por Covid-19 en el personal de salud venezolano


Menos de 30% de los trabajadores de la salud han sido vacunados, según la última actualización del informe sobre la situación en Venezuela de la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA, por sus siglas en ingles). El reporte además señala que la crisis de servicios públicos tan necesarios para detener la propagación del virus sigue preocupando a los organismos internacionales.

Son inexistentes los productos de limpieza para la desinfección de áreas que se contaminan con pacientes con infecciones de todo tipo. Falta el material estéril, guantes desechables, jeringas, entre otros elementos para la atención y a esto se le suma que son muchos los hospitales en el país que no tienen agua.

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Frente a esta situación que se ha advertido desde inicios de la pandemia y aunque los primeros anuncios oficiales estaban enfocados en ofrecer prioridad de vacunación al gremio de salud y educación lo que ha sucedido indica lo contrario, ya que son muchas las autoridades gubernamentales que fueron vacunadas antes de quienes se encuentran en la primera línea atendiendo las infecciones por coronavirus.

El 17 de abril del 2021 más de 150 trabajadores de la salud se movilizaron hacia la sede del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Caracas, para exigir que se permitiera el ingreso de vacunas al país.

13 días antes de la protesta, el mandatario nacional, Nicolás Maduro indicó en una alocución que habría recibido su dosis y, por lo tanto, gozaba de inmunidad ante la letalidad del virus.

En la actualidad, la ONG Médicos Unidos de Venezuela sostiene que existe un elevado subr-registro en cuanto a las muertes en el personal de salud a causa de la Covid-19.

“No hay ningún plan de vacunación coherente. Mientras en otros países se prioriza al personalde salud, en Venezuela se decide que es prioridad vacunar a políticos”, así lo señaló el doctor y vocero de la organización, Jaime Lorenzo.

Los riesgos del personal sanitario no se refieren solo al contagio por Covid-19, sino a que la situación se complica con los bajos salarios y la incapacidad para adquirir un seguro médico, atender los gastos que acarrea cualquier otra enfermedad de base, el hambre y la vergüenza que padecen muchos trabajadores del gremio con sus propios familiares o círculos cercanos.

“Hace más de 10 años que no he podido comprar un par de zapatos para trabajar. Muchas veces no tengo ni con qué comprar la comida para llevar a mi hogar. Saber que estás expuesta ante el riesgo de morir no solo por el virus, si no de hambre y miseria es una situación que psicológicamente te destruye”.

Comentó una trabajadora del Hospital Clínico Universitario que prefirió mantener su identidad bajo resguardo. Según investigaciones realizadas por periodistas y organizaciones de la sociedad civil contraer el virus puede acarrear costos que un grueso de la población no puede cubrir debido a la grave crisis económica que atraviesa el país.

Sin plan de vacunación a un año y medio de la pandemia

A inicios del mes de junio de 2021 el ministro de Salud, Carlos Alvarado, informó que “se instalaron 27 puestos de vacunación en todo el territorio nacional”.  Además, resaltó que tendrían la capacidad para vacunar entre 600 y mil personas diariamente para llegar al 70% de la población inmunizada en el mes de diciembre.

Sin embargo, el anuncio estuvo acompañado por incertidumbre y confusión, debido a que los pocos detalles que tenía la población de un plan de vacunación robustecido tuvo mayor peso que la propia posibilidad de inmunización. Las autoridades señalaron que tan solo “ingresando al Sistema Patria, recibirás un mensaje de texto que informará sobre el turno para vacunarse”. También, indicaron que quienes no están carnetizados debían inscribirse en la página del Ministerio de Salud.

Al siguiente día del anuncio oficial se observaron largas colas en las instalaciones del Hotel Alba Caracas. La angustia y la necesidad de ser vacunados eran sentimientos comunes de quienes formaban filas desde muy temprano. Personal de salud, personas mayores de 60 años y acompañantes realizaban la formación sin un cronograma conocido.

También, los hospitales de todo el país recibieron a quienes aspiraban a ser atendidos en algún momento sin tener claridad de cómo se llevaría a cabo el proceso de vacunación y generando colapso en los espacios físicos de las áreas de emergencias. “Esto es un desorden. Entran los amigos de los funcionarios, sin mensaje y sin ser personal de salud. Burlan la fila, y no les importa porque llegan con sus vehículos blindados”, informó una enfermera que esperaba su turno para ingresar al Hotel Alba Caracas para que se le suministrara su primera dosis.

A través de monitoreo en medios de comunicación y de testimonios de quienes se vacunaron sin filas y sin mensaje de texto, se pudo conocer que existe la posibilidad de vacunación para quienes no pertenecen a sectores prioritarios solo pagando entre 200 y 300 dólares.

El 24 de junio el gobierno venezolano anunció la llegada al país del primer lote de vacunas Abdala, del total de 12 millones pactadas con las autoridades de Cuba, para así contribuir a la campaña de inmunización, sin embargo, nuevamente se encendieron las alarmas36 ya que la vacuna cubana no está aprobada por la Organización Mundial de la Salud.

El Colegio de Enfermeros de Caracas denunció que la aplicación de la vacuna Abdala, desarrollada en Cuba, no ha sido aprobada por la OMS. “No podemos seguir permitiendo que los venezolanos se conviertan en conejillos de india”, dijo Ana Rosario Contreras, presidenta del Colegio de Enfermeras de Caracas.

Letalidad vs habitantes

Los reportes diarios que se realizan en Venezuela desde la aparición de los primeros casos siempre están acompañados por comparaciones de cifras en otros lugares de la región, mientras que, lo que no se explica a detalle es la situación que se vive en el país.

“Nadie sabe cuántas dosis se han aplicado o cuántas de ellas son para el personal de salud. Recibí la primera vacuna en marzo, estamos en mayo y todavía no se ha vacunado con la primera dosis a todas las personas que hacemos vida en el hospital”, así lo indicó una profesional de la enfermería del Hospital Domingo Luciani que ofreció su testimonio bajo anonimato.

Con ese habitual vacío de información oficial, el país se queda con los peores pronósticos de cara al aumento de los casos.

La Academia Nacional de Medicina y la Academia Nacional de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales han advertido en múltiples oportunidades que un plan de vacunación robusto es imprescindible para detener la tragedia. “Se requiere con urgencia acelerar la vacunación en Venezuela, a la par de aumentar la capacidad diagnóstica y vigilancia genómica, permitiendo así el monitoreo continuo del virus y la mitigación de futuras olas de contagio. Si vacunamos y evitamos la propagación amplia del virus, evitaremos la aparición e impacto de nuevas variantes, abonando el camino para salir de la pandemia”, señala el último pronunciamiento emitido el mes de abril del 2021.

Un pinchazo justo

Amnistía Internacional ha expresado su preocupación por la falta de acceso a información sobre los programas de inmunización, y en Venezuela ha reiterado el llamado al Estado en priorizar a los grupos que están expuestos a un riesgo mayor en la pandemia.

El informe Un pinchazo justo publicado el 25 de marzo del 2021 cita algunos ejemplos de lo vergonzoso que ha sido el proceso de vacunación en América Latina. Cuestionó además que en Venezuela no se ha publicado un protocolo oficial de vacunación y las declaraciones no ofrecen una hoja de ruta clara.

“5.250.000 dosis mensuales se deben aplicar para llegar al 31 de diciembre con 70% del país vacunado. Quedan 262 días y 37 semanas. Uso político sin un plan de vacunación transparente extendería la pandemia y el sufrimiento en Venezuela al 2022”, escribió el director de Amnistía Internacional Venezuela, Marcos Gómez en su cuenta en la red social twitter el 13 de abril del año en curso.

Para la organización internacional, activistas, ONG locales y expertos en el derecho a la salud la distribución de la vacuna merece ser más justa, como también la información y la toma de decisiones sobre el manejo de la pandemia.

Por Gabriela Buada

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