Jueves, 31 de julio, 2025
Hernández, Daniel

En los últimos seis años han sido rescatadas 4.761 mujeres y niñas venezolanas de redes de trata en diferentes partes del mundo. Cada año se observa un aumento sostenido en el número de casos, acompañado de una evolución en las modalidades de captación y explotación


En Venezuela, una crisis humanitaria compleja ha creado las condiciones perfectas para el crecimiento del delito de trata de personas, un flagelo que afecta de manera desproporcionada a mujeres, niñas y adolescentes. Estefanía Mendoza, cofundadora y coordinadora de Planificación, Programas y Proyectos de la organización Mulier, organización dedicada a la prevención y defensa de los derechos de las mujeres y niñas venezolanas, revela los alarmantes hallazgos de su trabajo de documentación y las fallas sistémicas que perpetúan esta grave violación de derechos humanos.

Desde 2019, Mulier ha llevado a cabo un riguroso monitoreo de medios y casos de rescate internacional, logrando documentar que en los últimos seis años han sido rescatadas 4.761 mujeres y niñas venezolanas de redes de trata en diferentes partes del mundo. Sin embargo, esta cifra solo representa una fracción de la realidad, ya que muchos casos nunca llegan a ser denunciados o reportados. Lo más preocupante, según Mendoza, es que cada año se observa un aumento sostenido en el número de casos, acompañado de una evolución en las modalidades de captación y explotación.

Vulnerabilidad económica y roles de género

La situación económica del país emerge como uno de los principales factores de vulnerabilidad. "La crisis monetaria compleja que vive Venezuela tiene una afectación diferenciada en mujeres, niñas y adolescentes debido a los estereotipos y roles de género", explica Mendoza. Las mujeres venezolanas se encuentran mayoritariamente empleadas en trabajos informales y precarios, lo que las coloca en una posición de dependencia económica que puede ser explotada por las redes de trata. Además, en las zonas rurales se ha documentado un incremento en los llamados "matrimonios forzados", donde familias en situación de pobreza extrema entregan a sus hijas adolescentes a hombres mayores a cambio de seguridad económica básica, como comida o el pago de la escolaridad.

La migración masiva de venezolanos ha creado otro escenario de alto riesgo. Mendoza alerta sobre el fenómeno de las "niñas dejadas atrás", menores que quedan al cuidado de terceros cuando sus padres emigran y que se convierten en blancos fáciles para las redes de trata. "Hemos detectado casos de captación con la promesa de reunificarlas con sus familias en el extranjero", relata. El estigma asociado a la migración venezolana en la región agrava aún más la situación, ya que muchas mujeres y niñas que logran salir del país terminan siendo víctimas de explotación en naciones de tránsito o destino.

Modalidades de captación: De falsas ofertas a la inteligencia artificial

Las modalidades de captación han evolucionado peligrosamente en los últimos años. Además de los métodos tradicionales, como falsas ofertas laborales en el sector de modelaje - con casos documentados en casas de modelos en Cúcuta, en la frontera con Colombia - ahora las redes utilizan herramientas tecnológicas sofisticadas. "Estamos viendo cómo emplean inteligencia artificial para crear contenido falso y ganarse la confianza de las víctimas", señala Mendoza. El llamado "método del novio", donde los tratantes se hacen pasar por jóvenes interesados sentimentalmente en adolescentes a través de redes sociales, sigue siendo particularmente efectivo en un contexto donde muchas jóvenes sueñan con escapar de la crisis.

En el interior del país, la minería ilegal en el Arco Minero del Orinoco se ha convertido en otro foco rojo. Mujeres indígenas y de otras regiones son atraídas con promesas de trabajo en el sector, solo para terminar siendo explotadas sexualmente. "Llegan con la idea de vender implementos para la minería y terminan en situaciones de esclavitud", denuncia Mendoza.

La sociedad civil frente al vacío estatal

Frente a este complejo escenario, la respuesta estatal ha sido insuficiente. Mendoza critica la falta de cifras oficiales y las dificultades que enfrentan las organizaciones de la sociedad civil para trabajar en prevención. "El continuo cierre del espacio cívico y las restricciones presupuestarias nos impiden llegar a más comunidades", afirma.

Ante estas limitaciones, Mulier ha desarrollado iniciativas innovadoras como el programa "Libres y Seguras", que incluye talleres en universidades y comunidades, y el juego educativo "Desenrédate", una adaptación del Monopolio diseñada para enseñar a niños y adolescentes a identificar situaciones de riesgo. "La prevención comienza con información y con romper los tabúes alrededor de estos temas", sostiene Mendoza.

El mensaje final de Mendoza es claro: combatir la trata de personas en Venezuela requiere un esfuerzo conjunto que involucre al Estado, la sociedad civil y las comunidades. "No es solo rescatar víctimas, es prevenir. Necesitamos que toda la sociedad entienda que esto pasa en su barrio, en su familia", concluye, haciendo un llamado a la acción frente a esta crisis que sigue creciendo en las sombras de la emergencia humanitaria venezolana.