Lunes, 21 de enero, 2019

“Tras pasar tres años y medio entre rejas, Ahmed se reunirá por fin con su esposa y sus dos hijas de corta edad. Su libertad constituye un enorme alivio para la familia, pero lo cierto es que no debería haber sido procesado jamás, y mucho menos condenado, por ese delito", declaró Eda Seyhan, responsable de campañas de Amnistía Internacional sobre contraterrorismo


Ante la noticia de que mañana será puesto en libertad Ahmed H, sirio encarcelado injustamente por “complicidad en un acto de terror” cometido en el curso de enfrentamientos con la policía en la frontera entre Serbia y Hungría en septiembre de 2015, Eda Seyhan, responsable de campañas de Amnistía Internacional sobre contraterrorismo, ha manifestado:

“Tras pasar tres años y medio entre rejas, Ahmed se reunirá por fin con su esposa y sus dos hijas de corta edad. Su libertad constituye un enorme alivio para la familia, pero lo cierto es que no debería haber sido procesado jamás, y mucho menos condenado, por ese delito.

“Los absurdos cargos formulados contra Ahmed eran representativos del uso sistemático que se hace de las personas refugiadas y migrantes y de quienes las defienden como chivos expiatorios. Su procesamiento fue un potente símbolo de la ‘democracia iliberal’ del primer ministro Orbán. No tuvo nada que ver con la justicia, sino que fue parte de la represión draconiana a que somete el gobierno húngaro los derechos humanos.

“Al hacer flagrantemente uso indebido de las disposiciones sobre terrorismo y pisotear la ley en el trato que han dispensado a Ahmed, las autoridades húngaras han demostrado que no van a detenerse ante nada para demonizar a las personas refugiadas y migrantes.”

 

Información complementaria

En agosto de 2015, Ahmed dejó a su familia en Chipre para ir a ayudar a sus ancianos padres y a otros seis familiares a huir de Siria y buscar seguridad en Europa. Un mes después se encontraban inmovilizados en la frontera húngara, junto con centenares de personas refugiadas más, porque la policía había vallado el paso de entrada a Serbia.

Los enfrentamientos estallaron cuando algunas personas refugiadas intentaron cruzarlo. La policía húngara respondió con gas lacrimógeno y un cañón de agua, y causó lesiones a decenas de personas. Algunas personas arrojaron piedras, entre ellas Ahmed. No obstante, las imágenes aparecidas en las noticias muestran también claramente que Ahmed utilizó un megáfono para pedir a ambos bandos que mantuvieran la calma antes de los enfrentamientos.

Por este incidente, un tribunal húngaro lo declaró culpable de participación en un “acto de terror”, en aplicación de la extremadamente imprecisa legislación húngara contra el terrorismo, y lo condenó a 10 años de prisión, reducidos posteriormente a 7 y luego a 5 con derecho a quedar en libertad antes de cumplir toda la condena.