Lunes, 04 de mayo, 2020

Las autoridades penitenciarias y de los servicios de inteligencia mantienen suspendidas las visitas familiares a la prisión y sólo permiten a los reclusos comunicarse con sus familias por teléfono una vez al día y durante un minuto. Según cuentan sus familiares, también se ha sometido a decenas de reclusos a periodos de desaparición forzada, acompañada de tortura y otros malos tratos


Decenas de árabes ahwazíes recluidos en la prisión de Sheiban, situada en la provincia de Juzestán, necesitan atención médica por heridas que sufrieron el 31 de marzo, cuando las fuerzas de seguridad los golpearon y dispararon perdigones contra ellos durante protestas que se produjeron en la prisión por temor a la propagación de la COVID-19. Tres de ellos —Hossein Silawi, Ali Khasraji y Naser Khafaji— se hallan sometidos a desaparición forzada. Al menos otros siete, entre ellos los presos de conciencia Jaber Alboshokeh y Mokhtar Alboshokeh, están hacinados en una sola celda y sometidos a régimen de aislamiento, por lo que se han declarado en huelga de hambre.

Actúen: Redacten su propio llamamiento o utilicen la siguiente carta modelo

Presidente de la Magistratura / Head of the Judiciary
Ebrahim Raisi
c/o Permanent Mission of Iran to the UN

Chemin du Petit-Saconnex 28, 1209 Geneva, Suiza

Cuenta de Instagram: raisi_org

Señor Raisi:

Decenas de árabes ahwazíes recluidos en la sección 5 de la prisión de Sheiban de Ahvaz, provincia de Juzestán, necesitan atención médica por heridas que sufrieron el 31 de marzo de 2020, cuando las fuerzas de seguridad los golpearon y dispararon perdigones contra ellos al reprimir con violencia las protestas que estallaron en la prisión por la falta de medidas de las autoridades para abordar al temor de propagación de la COVID-19 allí. Entre los reclusos que necesitan atención médica figuran los activistas de los derechos humanos de las minorías Mohammad Ali Amouri (que, según informes, presenta heridas en el pecho y la cabeza) y Abdolreza Obeidawi (que padece al parecer complicaciones gastrointestinales a causa de golpes en el estómago y pérdida de la vista en un ojo debido a heridas de perdigones), así como Abdolzahra (Zuhair) Heleichi, Abdulemam Zayeri, Sajad Deilami, Ali Ka’ab Umair, Jaber Alboshokeh y Mokhtar Alboshokeh, hermano del anterior, quienes, según los informes, tienen heridas infectadas.

Desde el 31 de marzo, las autoridades penitenciarias y de los servicios de inteligencia mantienen suspendidas las visitas familiares a la prisión y sólo permiten a los reclusos comunicarse con sus familias por teléfono una vez al día y durante un minuto. Según cuentan sus familiares, también se ha sometido a decenas de reclusos a periodos de desaparición forzada, acompañada de tortura y otros malos tratos. Las autoridades continúan ocultando a sus familias la suerte y el paradero de Hossein Silawi, Ali Khasraji y Naser Khafaji, quienes fueron trasladados a un lugar desconocido el 31 de marzo. Al menos siete reclusos —Jaber Alboshokeh, Mokhtar Alboshokeh, Ali Mojadam, Moieen Khanafereh, Jamil Heidary, Jasem Heidary y Abdolrazagh Obeidawi—, a quienes se llevó de nuevo a la prisión de Sheiban el 13 de abril tras haber estado sometidos también a desaparición forzada desde el 31 de marzo, se encuentran desde entonces hacinados en una celda de aislamiento, sin acceso a llamadas telefónicas periódicas. Sus familiares han sabido que los siete se declararon en huelga de hambre del 23 de abril. Los reclusos de la sección 5 de la prisión de Sheiban han dicho a sus familias que la mayoría están heridos y se enfrentan a nuevos cargos penales por las protestas que estallaron allí.

Lo insto a dejar en libertad a todos los presos de conciencia, incluidos Mohammad Ali Amouri, Jaber Alboshokeh y Mokhtar Alboshokeh. Le pido que garantice que estos tres hombres y todos los demás reclusos de la prisión de Sheiban, incluidos Abdolreza Obeidawi, Abdolrazagh Obeidawi, Abdulemam Zayeri, Ali Ka’ab Umair, Ali Khasraji, Ali Mojadam, Hossein Silawi, Jamil Heidary, Jasem Heidary, Moieen Khanafereh, Naser Khafaji, Sajad Deilami y Abdolzahra (Zuhair) Heleichi, reciben atención médica y tienen contacto periódico son sus familias y sus abogados. Le pido también que garantice que se llevan a cabo investigaciones independientes sobre las denuncias de desaparición forzada y tortura durante las protestas del 31 de marzo y después de ellas, y que se protege a los reclusos contra la tortura y otros malos tratos.

Atentamente,
[NOMBRE]

 

Información complementaria

Se cree que la sección 5 de la prisión de Sheiban de Ahvaz, provincia de Juzestán, alberga a más de 150 personas recluidas por motivos políticos, entre las que hay también presos de conciencia. El 31 de marzo de 2020, estas personas, así como centenares más recluidas en otras secciones de la prisión, realizaron protestas por el temor de contraer la enfermedad por el nuevo coronavirus (COVID-19), la escasez de productos de higiene,  las medidas inadecuadas de realización de pruebas, prevención y tratamiento, y la negativa de las autoridades a conceder permisos carcelarios. Según la información conseguida por Amnistía Internacional, el personal penitenciario y las fuerzas de seguridad hicieron uso innecesario o excesivo de la fuerza desde el inicio de las protestas con el fin de reprimirlas. Al degenerar las protestas en disturbios en algunas secciones, donde algunos presos quemaron objetos, guardias equipados con material antidisturbios utilizaron munición real, gas lacrimógeno y perdigones contra los reclusos, según información revelada recientemente por los reclusos y sus familias y por activistas árabes ahwazíes de los derechos humanos que tienen fuentes dentro de la prisión. Sobre la base de esta información, se teme que hasta 20 reclusos murieran de asfixia, quemaduras o heridas de bala mortales, y que centenares más resultaran heridos.

Los reclusos de la sección 5 han informado de que, ese mismo día, las obligaron a pasar por un “túnel de tortura,” como lo han descrito, que llevaba al patio de la prisión. Consistía en dos filas de guardias, que golpeaban reiteradamente a los reclusos en la espalda y la cabeza con porras y cables a medida que pasaban entre ellas al ser obligados a salir de las celdas e ir corriendo hasta el patio. Según el testimonio de un recluso excarcelado recientemente, los obligaron a caminar descalzos sobre pedazos de cristales esparcidos en el suelo hasta llegar al patio. Una vez aquí, les preguntaron uno a uno a uno qué papel habían desempeñado en las protestas. Decenas de reclusos fueron trasladados con los ojos vendados a un lugar desconocido. Durante las dos semanas siguientes, las autoridades se negaron a revelar a sus familias su suerte y su paradero. A la mayoría los llevaron de nuevo a la sección 5 de la prisión antes del 13 de abril, cuando se supo que los habían tenido recluidos en un centro de detención administrado por el Ministerio de Inteligencia en Ahvaz, donde los habían interrogado y torturado.

Según la información conseguida por Amnistía Internacional, la mayoría de las personas recluidas actualmente en la sección 5 de la prisión de Sheiban por motivos políticos están expuestas a que se las someta a nuevos procedimientos penales relacionados con las protestas. Algunas llevan entre 10 y 20 años en prisión y, si fuesen declaradas culpables de nuevos delitos, se reducirían sus posibilidades de conseguir permisos e indultos. Entre estos reclusos figuran Mohammad Ali Amouri (que lleva 12 años en prisión), Abdulemam Zayeri (15 años), Ali Manbouhi (20 años), Nazem Berihi (18 años), Rahim Afravi (20 años), Abdolzahra (Zuhair) Heleichi (15 años) y Yahya Naseri (15 años). Los activistas de los derechos de las minorías Mohammad Ali Amouri, Jaber Alboshokeh y Mokhtar Alboshokeh cumplen cadena perpetua por sus actividades pacíficas en un grupo de defensa de los derechos culturales ya disuelto, llamado Al Hiwar (“Diálogo”, en árabe).

Al final de marzo, tras saberse que en varias prisiones había reclusos que habían dado positivo en las pruebas de COVID-19, miles de reclusos de al menos ocho prisiones de Irán protestaron por la falta de medidas de las autoridades para protegerlos adecuadamente, y la respuesta de las fuerzas de seguridad fue mortal. En varias prisiones se empleó fuerza letal para reprimir las protestas. Se teme que hayan muerto alrededor de 36 reclusos y que centenares más hayan resultado heridos, según fuentes fidedignas.

La tortura y otros malos tratos están terminantemente prohibidos según el derecho internacional, incluido el artículo 7 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, en el que Irán es Estado Parte. El derecho internacional exige a los Estados realizar con prontitud investigaciones independientes y exhaustivas sobre todas las denuncias de tortura y otros malos tratos, poner a los responsables a disposición judicial y garantizar que las víctimas tienen acceso a un recurso afectivo y reciben reparación, incluida rehabilitación. De acuerdo con el derecho internacional, las autoridades deben garantizar que todas las personas reclusas tienen acceso con prontitud a servicios médicos. Las autoridades tienen también el deber de proporcionarles medios razonables para comunicarse con sus familiares y amigos y recibir su visita. Tales visitas son salvaguardias fundamentales contra la tortura y otros malos tratos. El ocultamiento del paradero de personas privadas de libertad constituye desaparición forzada, que es un crimen de derecho internacional.

La provincia de Juzestán tiene una gran población de etnia árabe, que se identifica en general como “árabe ahwazí”. Aunque tiene enormes recursos naturales, la provincia padece graves privaciones socioeconómicas y altos índices de contaminación del aire y el agua. Concentrada en extrarradios urbanos pobres y sin instalaciones básicas, la población árabe ahwazí sufre discriminación en el empleo, la vivienda, el acceso a cargos políticos y el ejercicio de los derechos culturales, lingüísticos, civiles y políticos. La imposibilidad de utilizar su lengua materna en la enseñanza primaria es también causa de profundo resentimiento y frustración.

Pueden escribir llamamientos en: Persa o inglés

También pueden escribir en su propio idioma.

Envíen llamamientos lo antes posible y no más tarde del: 11 de junio de 2020

Consulten con la oficina de Amnistía en su país si van a enviar llamamientos después de la fecha límite.

Nombre y género gramatical preferido: Mohammad Ali Amouri, Jaber Alboshokeh, Mokhtar Alboshokeh, Abdolreza Obeidawi, Abdolrazagh Obeidawi, Abdulemam Zayeri, Ali Ka’ab Umair, Ali Khasraji, Ali Mojadam, Hossein Silawi, Jamil Heidary, Jasem Heidary, Moieen Khanafereh, Naser Khafaji, Sajad Deilami y Abdolzahra (Zuhair) Heleichi (masculino en todos los casos).