Jueves, 10 de septiembre, 2020

No es la primera vez que Yang Hengjun está detenido. En 2011 estuvo en paradero desconocido durante una semana tras haber sido seguido por tres hombres, y en todo el mundo se especuló con su detención. Sin embargo, al reaparecer una semana después, dijo a los periodistas que se trataba de un “malentendido” y que había estado enfermo


Yang Hengjun, detenido en régimen de incomunicación desde el 30 de diciembre de 2019, pudo por fin reunirse con un representante consular australiano y con su abogado el 31 de agosto y el 3 de septiembre respectivamente. Yang Hengjun sigue negando las acusaciones de espionaje. Según noticias publicadas en prensa, Yang Hengjun ya ha sufrido más de 300 interrogatorios, y por este motivo preocupa mucho que pueda ser sometido a tortura y otros malos tratos si no tiene acceso regular y continuado a las visitas consulares y de su abogado.

Actúen: Redacten su propio llamamiento o utilicen esta carta modelo

 

Fiscal Jefe / Chief Procurator
Zhang Yukun

Beijing No. 2 People’s Procuratorate

18, Zhifang Lu,

FengtaiQu,

Beijing Shi 100078

República Popular China

Señor Fiscal Jefe Zhang:

Le escribo para expresarle mi preocupación por el escritor chino de nacionalidad australiana Yang Hengjun (杨恒均), cuya causa penal por cargos de “espionaje” está estudiando actualmente su fiscalía.

Yang Hengjun, que fue puesto bajo custodia policial en el aeropuerto de Guangzhou el 19 de enero de 2019 y está detenido en el Centro de Detención del Departamento de Seguridad del Estado de Pekín, sin confirmación de que tendrá acceso regular a visitas consulares y de su abogado, ya ha sufrido largas horas de interrogatorio, según informes, y podría ser sometido a tortura y otros malos tratos.

Aunque me tranquiliza saber que, tras pasar más de ocho meses incomunicado, por fin se le permitió entrevistarse online con un representante consular australiano el 31 de agosto y en persona con su abogado el 3 de septiembre, me preocupan los informes de que ha sufrido más de 300 interrogatorios a cargo de 30 personas diferentes, en ocasiones durante varias horas seguidas en mitad de la noche. Además, al parecer las luces de su celda están encendidas las 24 horas. Bajo estas condiciones increíblemente angustiosas, temo que su salud física y mental se deteriore rápidamente y que no sea capaz de recuperarse.

Es fundamental que se asegure de que, mientras continúe detenido, Yang Hengjun tiene acceso regular a su abogado defensor y a asistencia consular, tal como dispone la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares. Temo que, de no ser así, corra peligro de sufrir tortura y otros malos tratos bajo custodia.

Además, me preocupa que Yang vaya a ser juzgado a puerta cerrada por espionaje, una acusación que sigue negando rotundamente. El artículo 10 de la Declaración Universal de Derechos Humanos establece que “[t]oda persona tiene derecho, en condiciones de plena igualdad, a ser oída públicamente y con justicia por un tribunal independiente e imparcial, para la determinación de sus derechos y obligaciones o para el examen de cualquier acusación contra ella en materia penal”.

Por tanto, le insto a que:

  • ponga en libertad de forma incondicional e inmediata a Yang Hengjun, salvo que haya suficientes pruebas creíbles y admisibles de que ha cometido un delito reconocido internacionalmente y se le garantice un juicio justo con arreglo a las normas internacionales;
  • garantice que, mientras continúe recluido, Yang Hengjun tiene acceso regular y sin restricciones a familiares y representantes letrados de su elección, y que no es sometido a tortura ni otros malos tratos;
  • le permita acceder sin demora, periódicamente y sin limitaciones a los servicios médicos que solicite o necesite.

Atentamente,

[NOMBRE]

Información complementaria

Yang Hengjun es un destacado escritor y bloguero que goza de gran popularidad por sus novelas y sus comentarios francos y directos sobre asuntos públicos de China. Ex diplomático chino, también trabajó en el sector privado en Hong Kong y posteriormente se trasladó a Australia en 1999, donde obtuvo el doctorado en la Universidad de Tecnología de Sídney.  Antes de ser detenido, Yang —que es ciudadano australiano desde 2002— vivía en Estados Unidos, donde era profesor invitado en la Universidad de Columbia.

Yang Hengjun fue detenido por la policía al llegar con su familia en avión a la ciudad de Guangzhou, al sur de China, en enero de 2019. Inicialmente fue puesto bajo “vigilancia domiciliaria en un lugar designado”, una medida que, en determinadas circunstancias, permite a los responsables de una investigación criminal retener a personas hasta seis meses al margen del sistema de detención formal, lo que puede equivaler a detención secreta en régimen de incomunicación. Cuando son recluidas sin acceso a asistencia letrada de su elección, a sus familias o a otras personas, las personas sospechosas sometidas a esta forma de “vigilancia domiciliaria” corren el riesgo de sufrir tortura y otros malos tratos.

Una vez bajo custodia, a Yang Hengjun se le negó durante más de ocho meses el acceso a asistencia consular y no lo dejaron entrevistarse con sus abogados defensores, cosas que sólo le permitieron una vez que fue detenido oficialmente por cargos de espionaje, en agosto de 2020.

Yang Hengjun ha negado todas las acusaciones de espionaje. Según informan los medios de comunicación, Yang dijo a su abogado durante su primera visita el 3 de septiembre que consideraba los cargos una persecución por motivos políticos y que no confesaría delitos que no ha cometido.

Su esposa, Yuan Xiaoliang (residente permanente en Australia) y su hijo fueron autorizados a entrar a China, pero se les ha prohibido salir del país. En julio de 2019, Yuan intentó regresar en avión a Australia, pero un agente de seguridad de fronteras se lo impidió. Pocos días después, las autoridades estatales se la llevaron y la interrogaron durante dos horas. Según una amiga cercana, Yuan cree que la castigarán si habla con los medios de comunicación internacionales.

No es la primera vez que Yang Hengjun está detenido. En 2011 estuvo en paradero desconocido durante una semana tras haber sido seguido por tres hombres, y en todo el mundo se especuló con su detención. Sin embargo, al reaparecer una semana después, dijo a los periodistas que se trataba de un “malentendido” y que había estado enfermo. Después se desdijo de esta declaración.

El Código Penal de China tipifica el espionaje como delito que “pone en peligro la seguridad nacional”. Las personas que son declaradas culpables de espionaje se enfrentan, como mínimo, a tres años de cárcel. Si se considera que han puesto en peligro la seguridad nacional causando “un daño especialmente grave al país y su población”, pueden ser condenadas a muerte. En los juicios por motivos de seguridad nacional, a los acusados se les priva habitualmente de las garantías procesales con que cuenta el resto, como el acceso a asistencia letrada de su elección y a un juicio público. En 2017, Amnistía Internacional calificó de excesivamente vago y amplio el uso por parte de China de los conceptos de “inteligencia nacional” y “seguridad nacional”.

Pueden escribir llamamientos en: Inglés o chino. También pueden escribir en su propio idioma.

Envíen llamamientos lo antes posible y no más tarde del: 6 de noviembre de 2020. Consulten con la oficina de Amnistía Internacional de su país si desean enviar llamamientos después de la fecha indicada.

Nombre y género gramatical preferido: Yang Zhengjun (masculino)

Enlace a la au anterior: https://www.amnesty.org/es/documents/asa17/2549/2020/es/