Miércoles, 01 de noviembre, 2023

“El ejército israelí lanzó proyectiles de artillería que contenían fósforo blanco —un arma incendiaria— en operaciones militares a lo largo de la frontera sur de Líbano entre el 10 y el 16 de octubre de 2023”, ha declarado hoy Amnistía Internacional. “Debe investigarse como crimen de guerra un ataque contra la localidad de Dhayra el 16 de octubre porque fue un ataque indiscriminado que hirió al menos a nueve civiles y causó daños a bienes de carácter civil, y, por tanto, fue ilegítimo”, dijo la organización.

Las hostilidades transfronterizas en el sur de Líbano se han intensificado de forma significativa desde el 7 de octubre. Hasta ahora, el bombardeo de Líbano por Israel ha causado la muerte de al menos cuatro civiles y de 48 miembros de Hezbolá. Hezbolá y otros grupos armados también han lanzado cohetes contra el norte de Israel que, según el ejército israelí, han matado a seis soldados israelíes y a una persona civil. Amnistía Internacional está investigando los ataques de Hezbolá y otros grupos armados contra el norte de Israel para determinar si han violado el derecho internacional humanitario.

“Es más que espantoso que el ejército israelí haya usado indiscriminadamente fósforo blanco en violación del derecho internacional humanitario. El uso ilegítimo de fósforo blanco en Líbano, en la localidad de Dhayra, el 16 de octubre, ha puesto en grave peligro la vida de la población civil: muchas personas tuvieron que ser hospitalizadas y quedaron desplazadas, y sus viviendas y coches se incendiaron”, dijo Aya Majzoub, directora regional adjunta de Amnistía Internacional para Oriente Medio y el Norte de África.

“Mientras aumenta la preocupación por la intensificación de las hostilidades en el sur de Líbano, el ejército israelí debe detener inmediatamente el uso de fósforo blanco, especialmente en zonas pobladas, con arreglo a su olvidado compromiso de 2013 de dejar de usar estas armas. Debe cumplir su compromiso y dejar de poner en peligro la vida de la población civil en Líbano.”

El uso de fósforo blanco está restringido en virtud del derecho internacional humanitario. Aunque puede tener usos legítimos, nunca debe lanzarse cerca de, o contra, una zona civil poblada o infraestructuras civiles debido a la gran probabilidad de que se propague el fuego y el humo que causa. Este tipo de ataques, en los que no se distingue entre civiles y combatientes ni entre bienes civiles y objetivos militares, son indiscriminados y, por tanto, están prohibidos.

El fósforo blanco es una sustancia incendiaria que se utiliza fundamentalmente para crear una densa cortina de humo o marcar objetivos. Arde a temperaturas extremadamente elevadas al contacto con el aire y a menudo provoca incendios en las zonas donde se despliega. Las personas expuestas al fósforo blanco pueden sufrir daños respiratorios, fallo orgánico y otras heridas terribles que cambian la vida, como quemaduras sumamente difíciles de tratar y que no pueden apagarse con agua. A menudo son mortales unas quemaduras que afectan sólo el 10% del cuerpo.

Es más que espantoso que el ejército israelí haya usado indiscriminadamente fósforo blanco en violación del derecho internacional humanitario.

Aya Majzoub, Amnistía Internacional

El conjunto de pruebas que ha analizado Amnistía Internacional indica que Israel ha usado proyectiles de artillería de humo de fósforo blanco durante un ataque contra la localidad de Dhayra, en la frontera sur, una zona civil poblada. El Laboratorio de Pruebas del Programa de Respuesta a las Crisis de Amnistía Internacional ha verificado vídeos y fotos que muestran el uso de proyectiles de artillería de humo de fósforo blanco en Dhayra el 16 de octubre. El equipo de investigación de Amnistía Internacional entrevistó al alcalde de Dhayra, a una persona residente en esta localidad, a un miembro del personal de primera intervención que facilitó el traslado a un hospital próximo de personas civiles heridas y a un médico que trabajaba en el servicio de urgencias del hospital que las recibió.

El equipo también reunió pruebas fehacientes que indican el uso de fósforo blanco en otros tres incidentes entre el 10 y el 16 de octubre, en Dhayra y en las localidades fronterizas de Al Mari y Aita al Chaab, mediante la verificación de vídeos y fotos de estos ataques.

Captura de pantalla de un vídeo publicado en Internet, verificado por el Laboratorio de Pruebas de Amnistía, que muestra proyectiles de fósforo blanco sobre Al Mari.

El uso de municiones de fósforo blanco en Dhayra

El Laboratorio de Pruebas del Programa de Respuesta a las Crisis de Amnistía Internacional verificó un vídeo que mostraba penachos de humo dispersados por la artillería compatibles con municiones de fósforo blanco, el 16 de octubre en Dhayra.

Un proyectil de artillería israelí estalla sobre Dahaira, localidad del sur de Líbano, en la frontera de Líbano con Israel, el lunes 16 de octubre de 2023. El grupo radical libanés Hezbolá afirma que sus combatientes han atacado cinco puestos israelíes a lo largo de la frontera, en el sur del país. (AP Photo/Hussein Malla)

El doctor Haitham Nisr, médico de urgencias en el hospital italo-libanés, dijo a Amnistía Internacional que los días 16 y 17 de octubre, los equipos médicos trataron a nueve personas de las localidades de Dhayra, Yarine y Marwahin que tenían dificultades respiratorias y tos que, según dijo, se debían a la inhalación de fósforo blanco. La mayoría de estas personas fueron dadas de alta del hospital el mismo día, dijo.

El director regional de la Defensa Civil libanesa, Ali Safieddine, que facilitó el traslado de personas civiles heridas al hospital el 16 de octubre y la posterior evacuación de la localidad el 17 de octubre, dijo a Amnistía Internacional que la Defensa Civil recibió llamadas de auxilio de residentes que informaron de “bombas que producen muy mal olor y causan asfixia cuando se inhala […] Cuatro miembros de nuestro personal, así como varias personas residentes en Dhayra, fueron ingresados en un hospital por asfixia en los últimos días.”

“Ni siquiera podíamos vernos las manos debido al denso humo blanco que cubrió la localidad toda la noche y duró hasta esta mañana [17 de octubre]”, dijo a Amnistía Internacional Ali Saffiedine. Esta descripción es compatible con el fósforo blanco, que produce un denso humo blanco y un olor parecido al del ajo.

Según el alcalde de Dhayra, Abdullah al Ghrayyeb, el bombardeo de la zona, en el que se usó fósforo blanco, empezó en torno a las 16.00 hora local del 16 de octubre y continuó por la noche.

“Un olor muy desagradable y una nube gigantesca cubrieron la localidad y no podíamos ver más allá de cinco o seis metros. Esto hizo que la gente huyera desesperadamente de su casa. Y cuando algunas personas regresaron dos días después, sus casas seguían ardiendo. Los coches se incendiaron. También se quemaron terrenos. Seguimos encontrando restos incluso hoy —del tamaño de un puño— que se vuelven a encender al contacto con el aire”, dijo Abdullah al Ghrayyeb a Amnistía Internacional.

El Laboratorio de Pruebas del Programa de Respuesta a las Crisis de Amnistía Internacional analizó un vídeo que mostraba una cuña de fósforo blanco que se había endurecido volviendo a encenderse en el patio de una vivienda al ser tocado con una piedra. Según Al Ghrayyeb, la persona residente grabó el vídeo el 25 de octubre, nueve días después de que Dhayra hubiera sido bombardeada con fósforo blanco. El fósforo blanco puede encenderse de nuevo al entrar en contacto con oxígeno incluso semanas después de ser desplegado.

Según el derecho internacional humanitario, todas las partes en un conflicto deben distinguir en todo momento a los combatientes y los objetivos militares de los civiles y los bienes de carácter civil, y lanzar sus ataques únicamente contra los primeros. Los ataques indiscriminados —aquéllos en los que no se distingue, tal como se exige, entre bienes civiles y objetivos militares— están prohibidos. El lanzamiento de un ataque discriminado que cause muertes o heridas a la población civil, daños a bienes de carácter civil o ambas cosas constituye un crimen de guerra.

Por tanto, el fósforo blanco no debe usarse nunca en zonas pobladas por civiles debido a la gran probabilidad de que se propaguen el fuego y el humo, lo que haría que este tipo de ataques fueran indiscriminados. Este ataque contra Dhayra, que causó heridas a civiles y daños a bienes de carácter civil, fue indiscriminado y, por tanto, ilegítimo. Debe investigarse como crimen de guerra.

Además, Amnistía Internacional verificó un vídeo filmado en Dhayra fechado el 13 de octubre que mostraba penachos de humo dispersados por la artillería compatibles con municiones de fósforo blanco. También analizó imágenes filmadas por un periodista el 10 de octubre en Dhayra que parecen mostrar el lanzamiento de fósforo blanco que se enciende al entrar en contacto con el aire.

El uso de fósforo blanco en Aita al Chaab y Al Mari

El Laboratorio de Pruebas del Programa de Respuesta a las Crisis de Amnistía Internacional verificó también unas imágenes que muestran el bombardeo de la localidad fronteriza de Aita al Chaab y cerca de la localidad de Al Mari, en el sur de Líbano.

Dos vídeos verificados por el Laboratorio de Pruebas del Programa de Respuesta a las Crisis de Amnistía Internacional grabados el 10 de octubre en los alrededores de Al Mari muestran unas cuñas encendidas descendiendo a tierra y provocando incendios generalizados, lo que indica casi con seguridad el uso de fósforo blanco.

Amnistía Internacional también verificó un vídeo y cinco fotos que muestran el bombardeo de Aita al Chaab el 15 de octubre y que muestran muy probablemente el uso de una mezcla de proyectiles de fósforo blanco y proyectiles de artillería estándar de alto poder explosivo.

Proyectiles de fósforo blanco en la frontera entre Israel y Líbano

El Laboratorio de Pruebas del Programa de Respuesta a las Crisis de Amnistía Internacional verificó fotos tomadas por profesionales de la fotografía de AFP el 18 de octubre cerca de la frontera libanesa. Estas fotos muestran unos proyectiles de munición de humo de fósforo blanco de 155 mm alineados para usar junto a obuses M109 del ejército israelí. Estos proyectiles tienen un característico color verde pálido y unas bandas rojas y amarillas, así como la leyenda M825A1 y D528, respectivamente, que es la nomenclatura del proyectil y el código de identificación del Departamento de Defensa estadounidense (DODIC) para las municiones basadas en fósforo banco, como ya documentó Amnistía Internacional cerca de la valla de Gaza. Aunque son códigos y nomenclaturas estadounidenses, Amnistía Internacional no puede confirmar el lugar donde se fabricaron estos proyectiles.

Un soldado israelí ajusta la punta de un proyectil de artillería de 155 mm cerca de un obús autopropulsado desplegado en una posición cerca de la frontera con Líbano, en la región de la Alta Galilea del norte de Israel el 18 de octubre de 2023. Las tropas israelíes mataron a cuatro extremistas que intentaban infiltrarse desde Líbano, dijo el ejército el 17 de octubre, mientras aumentaba la tensión a lo largo de la frontera entre ambos países. (Foto Jalaa MAREY / AFP)

El derecho internacional

El fósforo blanco no se considera un arma química porque actúa principalmente mediante la acción de las llamas y el calor, y no por toxicidad, lo que hace que sea un arma incendiaria. Su uso está regido por el Protocolo III de la Convención sobre Prohibiciones o Restricciones del Empleo de Ciertas Armas Convencionales que puedan considerarse excesivamente Nocivas o de Efectos Indiscriminados, al que Líbano se adhirió en 2017, no así Israel.

El Protocolo III prohíbe el uso de armas incendiarias lanzadas desde el aire en cualquier lugar donde haya una “concentración de personas civiles” y limita el uso legítimo de las armas incendiarias no lanzadas desde el aire —como la artillería que se documenta aquí— en presencia de una concentración de personas civiles. El Protocolo define las armas incendiarias como “toda arma o munición concebida primordialmente” para incendiar objetos o causar quemaduras a las personas y excluye su uso con otros fines, por ejemplo, como cortinas de humo.

Información complementaria

Las hostilidades transfronterizas se han intensificado desde los ataques lanzados en el sur de Israel el 7 de octubre, en los que Hamás y otros grupos armados mataron al menos a 1.400 personas y tomaron más de 200 rehenes —en su mayoría civiles—, según las autoridades israelíes; las fuerzas de Israel han lanzado miles de ataques aéreos y terrestres contra la Franja de Gaza y han matado a más de 8.000 personas, la mayoría civiles, y entre las que se encuentran al menos 2.704 niños y niñas, según el Ministerio de Salud Palestino en Gaza. Más de 17.439 personas han resultado heridas y más de 2.000 cadáveres siguen atrapados bajo los escombros, mientras que el sector de la salud se hunde.

En octubre, Amnistía Internacional ha documentado el uso de proyectiles de artillería de fósforo blanco por el ejército israelí en zonas civiles densamente pobladas de Gaza. Algunos de estos ataques podrían considerarse ataques indiscriminados y, por tanto, ilegítimos. El 14 de octubre, las autoridades israelíes negaron que hubieran usado fósforo blanco en sus operaciones militares en Gaza y Líbano.

Según la Organización Internacional para las Migraciones, a fecha 27 de octubre, casi 20.000 personas residentes del sur de Líbano han quedado desplazadas debido a las hostilidades. Las autoridades de Israel también han anunciado que estaban evacuando 28 localidades del norte de Israel, a lo largo de la frontera con Líbano, lo que afecta a alrededor de 60.000 residentes.