Domingo, 01 de julio, 2018
Buada Blondell , Gabriela

En el país suramericano existe un déficit de suministro de medicamentos antirretrovirales de 90% o 100%; la mitad de los hospitales no están en funcionamiento, y el personal médico de los centros públicos, que proporcionan el 90% de los servicios de salud se ha reducido en 50%


En Venezuela, la comunidad LGBTI con el virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) corre un inminente peligro frente a la inexistencia de antirretrovirales vitales para tratar la enfermedad, ya que la emergencia humanitaria que se vive en ese país se acentúa considerablemente, dejando a su suerte la vida de al menos 77 mil personas seropositivas.

Chrismar Landaez es una de las miles de víctimas de esta tragedia más que anunciada. Más allá de ser una mujer trans que lucha por ser reconocida y respetada en un país donde los derechos de las personas LGBTI no están garantizados, nunca había sentido tanto miedo por su vida como ahora que le es imposible encontrar el medicamento que necesita para controlar el virus.

Desde hace 23 años fue diagnosticada con VIH y, la mayor parte de ese tiempo, vivió con total normalidad porque su tratamiento antirretroviral estaba garantizado. Sin embargo, desde hace más de 6 meses esto cambió y ahora se enfrenta a altos niveles de estrés y desesperanza, porque sabe que puede morir de Sida o a causa de cualquier otra enfermedad oportunista que se desarrolle por la falta de tratamiento oportuno y constante del virus. Ella repite una y otra vez que las personas con VIH de la comunidad LGBTI en Venezuela sienten que el gobierno juega a la ruleta rusa con sus vidas.

El Efavirenz desapareció, también el Viraday. El primer antiretroviral lo tomó por 16 años consecutivos y después le fue recetado el segundo cuando comenzaron a faltar de manera intermitente estos tipos de tratamientos en las farmacias de alto costo del Seguro Social venezolano.

En el país suramericano existe un déficit de suministro de medicamentos antirretrovirales de 90% o 100%; la mitad de los hospitales no están en funcionamiento, y el personal médico de los centros públicos, que proporcionan el 90% de los servicios de salud se ha reducido en 50%. Sin embargo, el gobierno niega la existencia de una crisis en el sector salud y rechaza los ofrecimientos de ayuda y cooperación de la comunidad internacional.

Chrismar, como tantas otras personas en su condición, se enfrenta a una búsqueda desesperada por los centros de salud que termina con el lapidario “no hay” del personal médico que atiende. Las constantes negativas y el no saber qué hacer para mantener su estado de salud en buenas condiciones, la hace experimentar un cúmulo de sentimientos que aturden su estabilidad emocional y baja sus defensas, situación extremadamente peligrosa para las personas con VIH.

Hace 10 años trabajó en un hospital donde atendían a pacientes con VIH y con pesar recuerda que antes no moría tanta gente como ahora. Sus amigos han fallecido por falta de medicamentos y esta situación la tiene abatida, teme que en que cualquier momento pueda llegar su turno.

El gobierno venezolano no ha firmado desde abril de 2017 las órdenes de compra de estos medicamentos. Desde el momento en que se realiza la solicitud, la entrega de los antirretrovirales podría tardar hasta seis meses, lo que implica que estas personas no estarían recibiendo tratamiento continuo hace al menos un año.

Las muertes no dejan de ocurrir y las denuncias de defensores del derecho a la salud, personas con enfermedades crónicas y sus familiares se hacen cada vez más constantes. Hoy estas voces siguen gritando lo mismo, pero la ausencia de respuestas gubernamentales y medidas efectivas las está condenando a la muerte.

Chrismar y gran parte de la población venezolana más vulnerable no tienen la posibilidad de acceder a los tratamientos, alimentación balanceada, ni a oportuna atención médica. Los derechos a la vida, la salud y la no discriminación no están siendo garantizados. Es urgente que las autoridades acepten la cooperación internacional y activen de inmediato un mecanismo común y coordinado para atender la emergencia humanitaria y proveer de medicinas, insumos y garantizar el tratamiento y diagnóstico del VIH/Sida a las personas que lo necesitan en el país.

 

Publicado originalmente en liberation.fr