Jueves, 14 de noviembre, 2019
Luis Alvarenga

Cada día, las personas en Maracaibo deben salir a las calles a ver qué consiguen y pueden adquirir para alimentarse ese día. Pensar en que un alimento se puede guardar para el día siguiente es imposible: no hay electricidad y el inclemente calor daña todo rápido


Luisa Pozo es una marabina de 64 años que cuenta con profunda preocupación cómo en las noches las condiciones de vida se hacen más difíciles, al recordar que tiene que dormir fuera de su vivienda, que no hay agua potable, no sabe cuándo llegará la electricidad y, para colmo, la inseguridad se desata.

La grave situación por la que pasan las personas que viven en el estado Zulia, Venezuela, empeora cuando la noche se apodera de las ciudades. Debido a los constantes cortes eléctricos, el racionamiento de los servicios básicos, la escasez de alimentos y medicinas, así como la poca actuación de los cuerpos de seguridad en la región y la inseguridad que se apodera de las calles de Maracaibo.

Pozo relató lo qué ocurre en su comunidad cuando llega la noche y no hay servicio eléctrico en uno de los estados más afectados por la inseguridad:

“Anoche escuché más de 20 tiros. Para resguardarnos cuando no hay luz tenemos que encerrarnos, porque suenan muchos tiros desde todos lados, unos más cerca y otros más lejos”.

Amnistía Internacional señala en el informe “Esto no es vida” que para 2017 se estima en 89 por cada 100 mil habitantes la tasa de homicidios en Venezuela. Estas muertes “tienden a focalizarse en las zonas urbanas pobres y de mayor población”, agrega el documento.

“La violencia en Venezuela es responsabilidad del Estado, en vista de la falta de investigación y sanción de los responsables. Ello, además, genera un clima de impunidad que no repara ni a las víctimas ni garantiza la no repetición de este tipo de hechos. Asimismo, la falta de información oficial hace más compleja la posibilidad de que se tomen decisiones en materia de políticas públicas, que se adecúen a la realidad y que puedan incorporar los estándares internacionales en materia de seguridad ciudadana”, señala el informe.

“¿Cuándo? ¡Nunca!”, es la presencia policial que Pozo atestigua durante los casi permanentes cortes eléctricos en el Zulia.

Servicios que no sirven

“El racionamiento eléctrico no tiene nombre. Primera vez en todos mis años de vida que pasa esto ¡Es horrible!, porque aparte no hay agua, no hay luz, hay calor, no hay comida”, indicó Pozo.

La situación en la capital del estado más poblado y con importantes reservas petroleras (casi única fuente de ingresos económicos para un país que permanece en una fuerte crisis económica desde hace varios años), se oscurece al pensar en cómo hacen las personas para sobrevivir.

Con un racionamiento eléctrico de solo 4 o 6 horas diarias de electricidad, de acuerdo a lo anunciado por el gobernador del estado Zulia. Las personas en la región deben correr para poder hacer lo necesario para sobrevivir las otras 20 o 22 horas a oscuras.

Entre ellas, conservar alimentos, lavar la ropa, limpiar y adquirir productos básicos (cuando el servicio telefónico y de internet permite que los puntos de venta funcionen).

“La mayoría de los alimentos se me dañaron, igual que el televisor, la nevera y el aire acondicionado”.

Cada día, las personas en Maracaibo deben salir a las calles a ver qué consiguen y pueden adquirir para alimentarse ese día. Pensar en que un alimento se puede guardar para el día siguiente es imposible: no hay electricidad y el inclemente calor daña todo rápido.

Salud en vilo

“Tenemos muchos meses con la basura afuera y la gusanera nos va a llegar adentro de la casa a nosotros, hay demasiadas moscas y zancudos”, indica Pozo para ejemplificar la desidia en la que se encuentra la entidad en materia de recolección de desechos sólidos.

“Cada semana se registran 45 nuevos casos de VIH en Zulia, 90% de ellos están en etapa de SIDA y el acceso a consulta especializada en VIH es precario”. Codhez. Situación general de los derechos humanos en el Zulia 2018.

Esta desidia tiene consecuencias graves para la salud de las personas, quienes además no pueden recibir tratamiento médico porque los hospitales no tienen insumos, hay una fuerte escasez de medicinas – Amnistía Internacional señala en la web Salida de Emergencia que alcanza el 90%– y la inflación más alta del mundo hace que comprar lo necesario sea un lujo.

“No hay medicamentos, no hay atención porque no hay luz y hay que correr a otro lado a ver dónde hay electricidad.

Hasta la fecha no hay cifras oficiales de cuántas personas han fallecido a causa de problemas causados por los cortes eléctricos, ni existen datos sobre la magnitud de los daños materiales causados.

Por ello, urge que las autoridades se avoquen a solucionar de inmediato la grave situación por la que atraviesan las personas en Venezuela. Es obligación del Estado garantizar el derecho a la vida, al acceso a agua potable y a todos los servicios básicos sin discriminación, así como a la salud y a la vida digna.