Lunes, 06 de septiembre, 2021
Damiano, Daniela

La garantía de asistencia integral, general y efectiva frente al incremento del número de contagios y muertes por la Covid-19 es inexistente en el país y las denuncias de la realidad desencadena un patrón de detenciones arbitrarias


Yessica Vidal como presidenta del Colegio de Enfermeras del Estado Aragua participó en varias protestas reclamando por los bajos salarios de su gremio durante el año 2020. Al inicio de la pandemia y luego del decreto de cuarentena en Venezuela para contener la propagación del virus Covid-19, realizó una serie de pronunciamientos públicos solicitando al gobierno de Aragua y a Corposalud la dotación de insumos, equipos de protección personal, transporte, entre otras exigencias. Era claro que los problemas que ya se presentaban se iban a profundizar rápidamente con la emergencia sanitaria. Estas acciones le dejaron como consecuencia la pérdida de su empleo y un patrón de amenazas y persecución.

Cronología de un castigo por reclamar derechos

En el mes de abril la profesional de enfermería no recibió su sueldo durante la primera quincena y al comunicarse con sus superiores le indicaron que la causa era un problema en el banco. En un escrito un mes después, Vidal solicitó le pagaran su sueldo, pero nunca respondieron. El 1 de junio Corposalud Aragua le envió una notificación de la apertura de un proceso disciplinario de destitución en su contra. Además, le abrieron un expediente.

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El 5 de noviembre se realizó una audiencia para solicitar un amparo constitucional y restitución de sueldos caídos, este recurso legal le fue negado y nunca pudo recuperar su remuneración. El 13 de noviembre recibió un correo con la decisión de la institución de prescindir de sus servicios como enfermera del Hospital Central de Maracay. La notificación tiene fecha 4 de abril 2020.

En el mes de agosto, luego de una entrega de donativos en el hospital donde trabajaba comenzó a recibir llamadas de una supuesta orden “interna” de detención en su contra. En diciembre de 2020 fue sacada de las instalaciones del Colegio de Enfermeras del estado Aragua, junto a tres directivos del mismo. Vidal actualmente es una de las voces del gremio de enfermería, que desde sus propias vivencias señala, que en la actualidad la situación empeora a medida que aumentan los casos del virus; y que, el Estado venezolano hace caso omiso de las denuncias y las exigencias del personal de salud. Quienes protestaron por bajos salarios de su gremio durante el año 2020: Tienen como consecuencia la pérdida de su empleo y un patrón de amenazas y persecución.

Quienes protestaron por bajos salarios de su gremio durante el año 2020:

  • No recibió su sueldo, les sacan de sus trabajos, los despiden injustificadamente.
  • Tienen como consecuencia la pérdida de su empleo y un patrón de amenazas y persecución.
  • Algunos van a prisión. Detenciones arbitrarias.

Mucho por cumplir, muchas vidas que salvar

La situación de los centros de salud y los distintos mandatos pendientes por cumplir por parte de la administración actual profundiza los riesgos de contagios en medio de una emergencia humanitaria.

  El país suramericano está entre los últimos lugares del Índice de Seguridad Sanitaria Global de 2019 (posición 180 de 195 países), ubicándose así entre los lugares menos preparados para mitigar la propagación de una epidemia y aunque fue uno de los últimos de América Latina en reportar un caso de infección por el coronavirus la Organización Panamericana de Salud anunció de inmediato que enviaría misiones de apoyo a los sitios que „conllevan un mayor riesgo“, una lista que también incluía a Venezuela.

Al hablar específicamente del gremio de enfermería, a través de la campaña “Enfermera para cuidarte” se accedió a distintos testimonios que indicaron que las demandas no han sido escuchadas y los problemas sociales, económicos y políticos que se ven en continuo crecimiento han impactado duramente en lo que tiene que ver la atención de la pandemia. Aun siendo petición del gremio de enfermería, la reivindicación económica ha sido desatendida por el Estado venezolano, dejando como consecuencia la renuncia masiva en el sistema de salud, sobre carga de quienes se quedaron y aumento de contagios y muertes. La gravedad se acrecienta ya que esto conlleva a que la mayoría de los hospitales no puedan funcionar o atender a la población en general.

El Poliedro de Caracas como espectáculo ante el caos

El Estado Mayor de Salud el 30 de julio del año 2020 decidió el uso de El Poliedro como uno de los principales centros centinela para tratar a pacientes con coronavirus como parte de las primeras acciones, tras el aumento de los casos de Covid-19 en Caracas. De acuerdo con las declaraciones oficiales, este lugar contaba en ese momento con 1.200 camas, distribuidas en dos áreas principales: una externa (900) y una interna (300). Sin embargo, los medios de comunicación reportaron que, para el 8 de abril de 2021, la parte externa tenía únicamente 382 camas de las que solo 210 se encuentra activas.

Tras declaraciones contradictorias de las propias autoridades el área estaría adecuada para atender solo a pacientes asintomáticos, pero al momento de implementarse la medida no se detalló ni explicó qué tipo de pacientes, cómo sería la atención o el número de profesionales que estaría atendiendo en el lugar, la decisión pasó a la acción y la opacidad también reinó.

Según un testimonio de un familiar de una enfermera fallecida en El Poliedro, lo grave de atender personas de esa forma es que muchos pacientes presentan alta complejidad y no hay donde practicar exámenes de laboratorios, camas de cuidados intensivos, equipos que puedan monitorear porque al ingresar se ve que la estructura es precaria e improvisada. “Yo entré con ella porque vivimos en la misma casa, a mí me hicieron la prueba y aunque salí positivo me mandaron a mi casa. A ella la dejaron porque sabían que era personal de salud y se complicó a los dos días. Cuando nos despedimos me dijo que se iba a morir en El Poliedro porque ahí no había nada que le salvara la vida”, dijo Martha. (Identidad protegida a solicitud de la entrevistada).

  De acuerdo con las declaraciones oficiales, El Poliedro de Caracas contaría con 1.200 camas, distribuidas en dos áreas principales: una externa (900) y una interna (300).

  Medios de comunicación reportaron para el 8 de abril de 2021, que la parte externa contaba únicamente con 382 camas de las que solo 210 se encuentra activas.

Muertes que no se detallan

 Según el monitoreo del medio digital Efecto Cocuyo, abril de 2021 se convirtió en el mes con más muertes del personal de salud en Venezuela a causa de la Covid-19.22 86 trabajadores sanitarios perdieron la vida y la zona con más defunciones fue Distrito Capital con 21 decesos, de los cuales siete eran médicos, siete enfermeras, cuatro médicas, un bioanalista, un obrero y un farmacéutico.

  La organización Médicos Unidos alertó que Venezuela se está quedando sin personal sanitario, tras la muerte de 706 trabajadores de la salud fallecidos desde comienzos de la pandemia. La cifra fue actualizada por la organización no gubernamental el 19 de julio del 2021.

También, expresaron preocupación frente a declaraciones oficiales que anuncian posible levantamiento del esquema 7+7 ante la falta de vacunas en el país. Según el testimonio de un familiar de una profesional de la salud en Cumaná, estado Sucre, las muertes son un “misterio”.

“Mi prima murió por el virus, pero la emergencia que vivimos le cortó la posibilidad de superarlo. Ella estaba en cuidados intensivos y al siguiente día de conectarla a un respirador mecánico se fue la luz por más de 6 horas. Sabemos que en el Hospital de Cumaná no había planta porque estuvimos ahí.

Nos enteramos por un familiar de Caracas que conocía a alguien en el hospital y le avisó de la muerte”, indicó la persona que no quiso identificarse por miedo a represalia, ya que también trabaja en el área de salud en ese estado.

 “La situación de la salud en Venezuela es de emergencia humanitaria. Desde 2014 muchas organizaciones de la sociedad civil venezolana alertaron lo que ocurría. Aunque médicos y enfermeros en todo el mundo viven con miedo a contagiarse, el hecho de que Venezuela transite por una crisis humanitaria hace que la presión en los trabajadores sanitarios sea insostenible”

Marcos Gómez - Director de Amnistía Internacional Venezuela.

Por Gabriela Buada

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