Miércoles, 24 de marzo, 2021

Amnistía Internacional documentó los malos tratos infligidos a dos mujeres que sufrieron acoso sexual y agresiones verbales estando detenidas. A una le obligaron a mirar cómo los agentes de seguridad torturaban a su hijo, y a otra cómo pegaban a su esposo


Las fuerzas de seguridad libanesas han cometido espantosas violaciones de derechos contra personas refugiadas sirias detenidas, en la mayoría de los casos de forma arbitraria, por cargos de terrorismo, y han empleado algunas de las atroces técnicas de tortura que se utilizan en las prisiones más infames de Siria, ha afirmado Amnistía Internacional en un nuevo informe condenatorio publicado hoy.

El informe de Amnistía “I wish I would die”: Syrian refugees detained on terrorism-related charges and tortured in Lebanon, documenta una serie de violaciones cometidas principalmente por el servicio de inteligencia militar libanés contra 26 detenidos y detenidas, que incluyen violaciones del derecho a un juicio justo y torturas, como palizas con barras de metal, cables eléctricos y tuberías de plástico. Las personas afectadas también afirmaron que las habían colgado cabeza abajo o las habían obligado a mantener posturas en tensión durante periodos prolongados.

“Este informe ofrece una panorámica del trato cruel, abusivo y discriminatorio que infligen las autoridades libanesas a refugiadas y refugiados sirios detenidos como sospechosos de cargos terroristas. En muchos casos, personas refugiadas que han huido de la guerra, una represión despiadada y la tortura generalizada se han encontrado detenidas arbitrariamente y recluidas en régimen de incomunicación en Líbano, donde sufren muchos de los mismos horrores que se emplean en las prisiones sirias”, afirmó Marie Forestier, investigadora de Amnistía Internacional sobre derechos de las personas refugiadas y migrantes.

“No hay duda de que los miembros de grupos armados responsables de abusos contra los derechos humanos deben rendir cuentas de sus actos, pero la fragrante violación por las autoridades libanesas del derecho al debido proceso de las personas refugiadas sirias es una burla a la justicia. En cada etapa, desde el arresto hasta el procesamiento en juicios injustos, pasando por el interrogatorio y la detención, las autoridades libanesas ignoran por completo el derecho internacional de los derechos humanos”.

El informe documenta los casos de 26 personas refugiadas sirias, cuatro de ellas menores de edad, recluidas en Líbano por cargos de terrorismo entre 2014 y 2021, y se basa en entrevistas con personas exdetenidas y detenidas, así como con abogados, y en el examen de la documentación judicial.

Desde 2011, cientos de personas refugiadas sirias están detenidas en Líbano, a menudo de forma arbitraria por cargos falsos de terrorismo o, en ocasiones, en relación con su pertenencia a grupos armados.

Tortura y otros malos tratos generalizados

En 25 de los 26 casos documentados por Amnistía Internacional, las personas refugiadas denunciaron haber sido torturadas durante el interrogatorio o la detención. Con mucha frecuencia, esto se produjo en el centro de inteligencia militar de Ablah, la oficina de Seguridad General de Beirut o el Ministerio de la Defensa.

Dos de las personas sobrevivientes de tortura tenían sólo 15 y 16 años, respectivamente, en aquel momento. Al menos cuatro hombres dijeron que les habían propinado una paliza tan brutal que perdieron el conocimiento y dos tenían dientes rotos.

Las personas detenidas dijeron que habían sido sometidas a algunas de las mismas técnicas de tortura empleadas habitualmente en las prisiones sirias, como la “alfombra voladora” (se ata a la persona a un tablero plegable), “shabeh” (se la cuelga de las muñecas y se la golpea) o “balango”, en la que se cuelga a la persona durante horas con las muñecas atadas a la espalda.

Bassel, exdetenido sirio, dijo a Amnistía Internacional que después de ser trasladado a la prisión de Rihaniyyeh, le propinaron unas palizas tan brutales cada día durante tres semanas que sus heridas se ulceraron. “Nos pegaban en la espalda con tubos de plástico del baño. Tenía heridas abiertas en la espalda que empezaron a ponerse realmente mal. Al final, tenía gusanos dentro de las heridas”, dijo.

Ahmed, que contó su terrible experiencia como detenido en el centro de inteligencia militar de Ablah, dijo que le pegaron en los genitales hasta que perdió el conocimiento.

Otro refugiado detenido dijo que un agente de seguridad le golpeó en los genitales con tanto encono que estuvo varios días orinando sangre. Mientras le golpeaba, el agente le dijo “te pego aquí para que no puedas traer más hijos a este mundo que no contaminen esta comunidad”.

Varias personas detenidas dijeron que las fuerzas de seguridad libanesas hicieron referencia a su oposición al presidente Bachar al Asad mientras las pegaban, lo que indicaba la posible motivación política de las agresiones.

Karim, periodista que estuvo detenido ocho días en la oficina de Seguridad General de Beirut, dijo que sus interrogadores le habían preguntado si apoyaba al presidente sirio y que, cuando dijo que no, lo golpearon con más saña.

Las personas detenidas también hablaron de las duras condiciones en las que estuvieron recluidas. “Estuve tres días seguidos, noche y día, de pie en el pasillo, esposado y con los ojos vendados... Teníamos que suplicar para ir al baño y para que nos dieran agua. Nos daban comida una vez al día. Había agentes custodiándonos para que no nos sentáramos ni durmiéramos. Si alguien lo intentaba, lo obligaban a ponerse de pie otra vez”, dijo un hombre.

No ha habido investigaciones sobre ninguna de las denuncias de tortura que ha documentado Amnistía Internacional, ni siquiera en casos en los que las personas afectadas o sus abogados dijeron al juez que las habían torturado. En algunos casos, los agentes de seguridad pidieron el aplazamiento de las vistas judiciales, con lo que desaparecían las cicatrices de las palizas u otras formas de tortura.

Amnistía Internacional documentó los malos tratos infligidos a dos mujeres que sufrieron acoso sexual y agresiones verbales estando detenidas. A una le obligaron a mirar cómo los agentes de seguridad torturaban a su hijo, y a otra cómo pegaban a su esposo.

Líbano promulgó una ley contra la tortura en 2017, pero no se aplica sistemáticamente y las denuncias de tortura rara vez llegan a los tribunales.

“Las autoridades libanesas deben hacer cumplir inmediatamente su propia ley contra la tortura y respetar sus obligaciones contraídas en virtud del derecho internacional de los derechos humanos. Deben garantizar que las denuncias de tortura son investigadas efectivamente y que los responsables de estos espantosos abusos rinden cuentas de sus actos”, añadió Marie Forestier.