Miércoles, 03 de mayo, 2017
petraglia, Enza

La violencia escolar es problablemente uno de los problemas más arraigados en nuestra sociedad. Se trata de un fenómeno que afecta a buena parte de los actores de la comunidad educativa, especialmente los estudiantes, sin embargo hoy por hoy son muchas las organizaciones educativas que siguen  aceptando comportamientos violentos entre pares, asumiendo una cultura de "silencio" que sin duda ayuda a la perpetuación de la violencia escolar como forma relacional "aceptable" cargada de impunidad, discriminacion y trato cruel y denigrante.

Los centros educativos deben convertirse en instituciones promotoras de buen trato, respeto a los DDHH, Inclusión, solidaridad y respeto. Deben ser referencia de buen trato frente a una sociedad venezolana que se enmarca en un contexto de violencia generalizada que afecta a niños, niñas y adolescentes. De alli la enorme responsabilidad de analizar y aplicar formas de interrelación no violenta, de convivencia pacífica e incluyente. 


La violencia escolar que observamos  en las escuelas públicas y privadas de nuestro país Venezuela es quizás uno de los problemas más arraigados que hoy por hoy enfrenta la mayoría de los niños, niñas y adolescentes  y la sociedad en general.

El acoso escolar constituye un verdadero flagelo en el desarrollo de niños, niñas y adolescentes, la realidad nos dice que a pesar del esfuerzo de organizaciones gubernamentales y de la sociedad civil y organizaciones defensoras de los Derechos de niños, niñas y adolescentes, aún hoy se evidencian por parte de las propias organizaciones educativas una especie de normalización de la violencia entre pares, e inclusive los  docentes y personal directivo de las escuelas describen al bullying como una característica inherente a la propia institución.

El bullying es maltrato entre iguales o amenaza y hostigamiento. Para Dan Olweus el acoso escolar es una acción negativa que puede realizarse a través del contacto físico, palabras, comportamientos no verbal (gestos, caras), y por la exclusión intencional de un grupo”

Es un tipo de violencia escolar, que estudia conductas agresivas y dañinas efectuadas repetidamente por un estudiante o un grupo de ellos, contra otro.  Es todo tipo de agresión escolar, la cual es solo una parte que abarca la violencia escolar.

En ocasiones cuando recibimos víctimas de acoso escolar en su berbatum nos encontramos que son los padres, docentes y demás autoridades del colegio que definen estos comportamientos por parte de los perpetradores como bromas o jueguitos entre estudiantes. Son las mismas instituciones que niegan que en las mismas existan casos de bullying , Amnistía internacional considera que es muchas veces el desconocimiento por parte de las instituciones educativas  de los conceptos de hostigamiento e intimidación – trae como consecuencia que se genere en ellas un proceso normal dentro de una cultura del silencio que sin duda ayuda a su perpetuación.

La realidad es que aún se concibe que el acoso escolar sea una forma de comportamiento social que forma parte de una cultura cotidiana, que generalmente se manifiesta como un modo de diversión o entretenimiento entre adolescentes o como un intercambio agresivo de palabras, generalmente despojado del abuso de la fuerza. (Shephad, Ordoñez y Rodriguez 2014). Esta “normalización”por tanto, no requiere ser combatida.

La ausencia de conocimiento de la etiología y factores que gravitan en el abuso escolar explican, en parte, un conjunto de creencias erróneas del profesorado, de autoridades escolares, de la familia, y posibles consecuencias. Creencias como aquellas que niegan este fenómeno al afirmar “que se trata de un asunto de niños o muchachadas que “siempre han ocurrido estas cosas”. En este contexto es todavía frecuente que numerosas familias transfieran algunas de las responsabilidades que le son propias, a la escuela, sobre todo, en cuanto a la formación en valores para sus hijos.

Características del acoso escolar-bullying

El acoso escolar presenta tres características, según Olweus:

  1. Causa daño a través del maltrato físico, emocional, sexual o por exclusión social.
  2. Conducta que se ejecuta en forma repetida a través del tiempo;
  3. Evidencia un desequilibrio de poder

No es un comportamiento puntual ni una respuesta esporádica, sino una secuencia de acciones reiteradas entre los protagonistas, agresores y la víctima, cuya relación persiste en el tiempo y se desarrolla una dinámica en el grupo. Tampoco se trata de un ataque simple, ni de una pelea , sino de un modelo de relación desigual entre quienes deberían establecer una relación equitativa.

En el acoso escolar rige la “ley del silencio”, en la que participa el acosador, la víctima y otros alumnos como espectadores de los episodios agresivos. Este tipo de violencia puede expresarse de manera explícita, directa o encubierta. Dentro de la primera se encuentran formas físicas, como patadas, empujones, tirones de pelo, y formas verbales como insultos, burlas, amenazas. Entre modalidades encubiertas se describen las de carácter físico, que consiste en romper u ocultar elementos, robar materiales, y las de orden verbal que incluyen poner apodos, hacer correr rumores y promover el aislamiento de victimas (Díaz-Aguado Jalón, 2005c, citado por Poggi,2015:109)

El bullying es un fenómeno multicausal y plural, lo que implica que existen varios factores tanto internos como externos: contexto social, medios de comunicación, clima escolar y las relaciones interpersonales predominantes entre estudiantes y entre estos con los profesores y las características individuales de cada miembro de la comunidad escolar.

El acoso escolar se desarrolla en un círculo altamente complejo y mutante, dependiendo del contexto y del papel que desempeña cada actor vinculado sea víctima o victimario de la violencia. Generalmente, el bullying es protegido o encubierto por la institucionalidad escolar: los superiores ocultan actos violentos de miembros de grupos, con la finalidad de mantener el prestigio de la institución. Entre las principales consecuencias para la víctima se encuentran el bajo rendimiento académico, perdida del año, deserción escolar, trastornos psicosomáticos, estrés postraumático, lesiones físicas, que sin duda la experiencia nos dice que son caldo de cultivo para conductas delictivas posteriores e incluso el suicidio. QUIZA LO MÁS GRAVE Y COMPLEJO PARA LA VICTIMA SEA RESPONZABILIZARLA SOBRE LOS ACTOS VIOLENTOS DE LOS QUE FUE OBJETO.

Para los familiares puede ser motivo de profundización de conflictos, pero también de justificación o legitimización de la violencia en el sentido de que con la violencia es posible resolver el problema, conseguir el control sobre otros bajo la consigna de expresiones como “no te dejes, si te pegan, pegale”.

Para el agresor también existen consecuencias como cambio de ambiente escolar, los conflictos familiares, el desarrollo de conductas delictivas, nulidad autocritica, crueldad, problemas con la ley, entre otros.

Esta semana que conmemoramos la semana contra el bullying escolar sabemos que las escuelas deben enfrentar un escenario de alta presión, el acoso escolar es una forma característica y extrema de violencia escolar, por lo que no debe concebirse de manera aislada de la comunidad de la que se es parte, por ello, es fundamental ubicarla en los diversos contextos económicos, sociales y culturales en la que se desarrolla.

El acoso escolar no es un comportamiento puntual, sino es una secuencia de acciones repetidas entre agresores y víctimas, que persiste en el tiempo y que desarrolla una determinada y perversa dinámica en el grupo, por lo que es necesario adoptar políticas escolares que incluyan a todos los actores del acoso escolar.

Es importante asi mismo enfatizar que la violencia escolar se caracteriza, básicamente, por la persistencia y desequilibrio de poder entre la víctima y acosador, a través de múltiples formas de amedrentamiento.

Para niños y jóvenes, provenientes de familias donde se encuentran legitimado el maltrato, la escuela ocupa un lugar importante, una segunda oportunidad para poder ejercer el derecho humano de recibir buen trato, de allí la enorme responsabilidad de analizar y aplicar formas de interacción no violenta, de convivencia pacífica respetuosa, sana, pacifica e incluyente.

 

Enza Petraglia

Subgerente de Educación en Derechos Humanos de Amnistía Internacional Venezuela