Jueves, 02 de abril, 2020
Romero, Victoria

A  Seán Binder, de 25 años, y Sarah Mardini, de 24 fueron arrestados cuando ayudaban a detectar barcos de personas refugiadas en peligro. Los dos corren peligro de ser condenados  hasta 25 años de cárcel.

 


Sarah y Seán son refugiados, de hecho ambos se conocieron trabajando como voluntarios cualificados de salvamento en Lesbos, Grecia. Seán es hijo de un refugiado de Vietnan, por lo cual desarrolló una gran sensibilidad a los refugiados, sobre todo con los que están en una alta situación de riesgo en el mar. Por otro lado, Sarah es refugiada de Siria, incluso el viaje que realizó  a Europa fue noticia internacional ya que ella y su hermana salvaron a 18 personas al arrastrar hasta un lugar seguro la embarcación en la que viajaban junto con ellas, que se estaba hundiendo.

Ambos tienen una  labor humanitaria admirable que ha salvados vidas, sin embargo, muchas personas en toda Europa, son criminalizados por ayudar a personas refugiadas a tal punto que Sarah y Seán pueden ser condenados hasta 25 años de cárcel por cargos de “tráfico de personas”. Ya pasaron más de 100 días en prisión antes de quedar en libertad bajo fianza en diciembre de 2018.

“El trabajo humanitario no es delito, ni es heroico. Ayudar a otras personas debería ser normal. Las personas reales que sufren y mueren son las que ya huyen de la persecución.” Seán Binder

Asumir como un delito que el personal de ayuda humanitaria apoye a los refugiados a no morir en el mar es una enorme equivocación, además abandonar a las personas refugiadas dejando que mueran ahogados no impedirá que más personas emprendan la travesía marítima, esto solo causará más muertes.

La solidaridad no es delito. El trabajo humanitario tampoco Pide a las autoridades griegas que:

  • Retiren los cargos contra Sarah Mardini y Seán Binder;
  • Reconozcan públicamente la legitimidad del trabajo humanitario que apoya los derechos de las personas refugiadas y migrantes.